Cuando salí de casa, supe que algo no andaba bien. Pase a la casa de Sharon antes para hablar con ella. Ambas nos habíamos vuelto cómplices en esto, éramos las únicas que sabíamos lo que había pasado con Marlon y Dylan, éramos las únicas que sabíamos que lo que decían de Marlon era cierto. Cuando se lo conté, ella no dejaba de abrir y cerrar la boca. Pensé por un momento en no decírselo, pero fue ella quien me abrió los ojos, ¡¿cómo pude ser tan estúpida?! Probablemente ahora mismo Marlon acaba de salir de la casa con sus maletas para huir del país, sinceramente no pensaba en detenerlo, pero sí sé que Dylan también es culpable, con todo el dolor de mi corazón tendré que hacer algo. Esto no se podría quedar así; le conté a Sharon que saldría de la ciudad, no le dije que pensaba ir en busca de Dylan, todavía no he llegado a la parte en donde le explico que tengo sentimientos —no normales— hacia mi supuesto padrastro. Ella me prestaría algo de dinero, solo por si lo necesitaba, le debía demasiado a ella, no pensé que Sharon querría ayudarme en primer lugar, pero lo hizo.
—Regresare antes del lunes, solamente tengo que resolver algunas dudas —le explico mientras meto algunas prendas de ropa en mi maleta, tome la ropa antes de salir corriendo de casa y de haber tomado el auto de Marlon—. Te pagaré todo el dinero en cuanto pueda, ¿sí?
Sharon hace un movimiento con la mano para restarle importancia.
—No te angusties, créeme que mis padres hacen esa cifra en menos de dos horas, Charlotte —Sharon me sacude de los brazos y se ríe—. Me gusta esto, de estar misteriosas y andar de chismosas.
Pongo los ojos en blanco y me rio. Siempre he creído que las personas que son metiches son de lo peor, pero ahora mismo me siento una heroína por lo que estoy tratando de averiguar. O puedo salir muy lastimada o puedo salir lastimada, pero menos estúpida.
—No le digas a nadie que salí de la ciudad, por favor —me cuelgo la mochila en los hombros y frunzo el ceño—. Mucho menos a Alex, a ella le trataré de explicar luego.
Ella asiente con la cabeza.
—Te ves demasiado agotada, Charlotte.
Eso no pensaba negárselo. Me sentía demasiado fastidiada con todo lo que estaba pasando. No dormía bien y con decir que ahora no como nada por cada vez que trato de hacerlo siento asco y nauseas. Simplemente quiero que todo esto acabe de una buena vez para seguir con mi vida.
—Dormiré al encontrar un hotel.
Sharon frunce los labios y luego, su rostro se ilumina.
—¿Te conté que mi mamá va a prácticas de yoga?
—¿Por qué metes eso en nuestra conversación? —me rio.
—Le venden un té que es para estar menos tensa y créeme que a ti no te va a caer para nada mal que intentes relajarte un poco —ni siquiera me dio tiempo de contestar ya que se fue corriendo a la cocina—. ¡Te va a caer bien!
Si ella cree eso, pues me tomo lo que sea, solo para intentar relajarme. Tampoco me caerá mal pasarme a una farmacia para unas pastillas para dormir o algo para que me quite la maldita migraña que tengo desde hace días. Cuando Sharon regresa al vestíbulo, trae consigo una caja de tés que su mamá consume, ella saca unos cinco sobres y me los da en la mano.
—Tómatelos con agua caliente, también ayuda a quitar migraña.
Rodeo a Sharon entre mis brazos.
—Gracias por todo, te debo demasiado.
Ella se ríe y niega con la cabeza.
—No me debes nada, me basta con saber que somos amigas, Charlotte.
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El Libro Negro De Charlotte| EDITANDO.
RomanceCharlotte Montgomery sufrió muchas cosas cuando era solo una niña, desde el divorcio de sus padres hasta la muerte de uno de ellos. Luego de siete años, su madre decide seguir con su vida, tomando una decisión para ambas. Angela Montgomery se compro...