Capítulo 7: Te voy a besar.

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Cuando desperté, supe que todo estaría bien. Que este día iba a mejorar mucho más que el día anterior. No tenía idea del porque había amanecido de tan buen humor, pero no quería que nadie me arrebatará eso. Desde que llegamos a Nueva Orleans, no sentía esta alegría, y no sé, es extraño. Posiblemente ayer amanecí con el pie izquierdo, pero al menos terminó con el pie derecho. Dylan y yo terminamos de ver las dos primeras películas hasta que Angela llegó a casa.

Salí de la ducha y decidí que debería mandarle un mensaje a Alex, anoche lo olvidé totalmente y debo de ponerla al día de todo lo que ha ocurrido.


Lamento haberme olvidado de ti, ayer pasaron muchas cosas...llámame cuando leas esto. Xoxo.


Una vez vestida, tome la estúpida corbata que es imposible de atar y salí de mi habitación para reunirme con mi supuesta familia. Angela hoy estaría en casa, anoche me comentó que es probable que si le den el trabajo de enfermera. Anoche ella se veía tan ilusionada por eso, mamá siempre ha amado su profesión y después de la muerte de mi padre ella dejó de trabajar de enfermera. Pero ahora, tiene la oportunidad de iniciar un bueno ciclo y eso es bueno para ella, que se distraiga en lo que más ama. Cuando entré a la cocina, me encontré solamente con Dylan, él estaba sentado en el comedor, leyendo el periódico; tragué saliva al verlo, ¿cómo es posible que mi madre se haya conseguido un novio tan bueno como Dylan Day? Quiero decir, Dylan es muy guapo y atractivo.

Una vez leí en una página que él es uno de los empresarios más guapo del mundo, y vaya que la página tenía razón. Con sólo mirar esos grises, te pierdes totalmente. Dylan llevaba puesto un trague totalmente negro, desde los zapatos hasta la corbata, su pelo no estaba tan peinado como lo he visto veces anteriores hasta creo que le está creciendo y se le ve de maravilla. Él bajó su periódico al ver recargada en el marco de la puerta, él sonrió y se puso de pie rápidamente.

- ¿Dónde está Angela? – fue lo único que logre preguntar.

- Durmiendo, anoche estaba muy cansada.

Me imagino, llegó alrededor de las doce de la noche.

- ¿Y Melanie? Necesito que me ayude a ponerme la corbata, es de lo peor.

Sostuve la corbata entre mis manos, hasta que Dylan me la quitó y la coloco alrededor del cuello de la camisa. Él estaba demasiado cerca de mí, sólo un par de centímetros lejos de mi rostro.

Las pupilas de sus ojos estaban dilatadas y sus ojos grises me estaban consumiendo totalmente. ¿Qué diablos me ocurre? Por Dios, Charlotte. Deja de pensar eso de tu padrastro, porque es eso para ti, tu padrastro. El novio de tu madre, nada más. Cuando Dylan terminó de hacerme el nudo, sonrió.

- Tienes que aprender a hacer un nudo – su voz estaba gruesa y ronca, como la de anoche. De sólo imaginar lo bien que estuvimos anoche sólo él y yo, siento un cosquilleo en mi vientre – ¿Quieres café?

El nudo se había instalado en mi garganta y de pronto, sólo quería estar cerca de él. No de nadie más, sólo de él. Asentí con la cabeza y me obligue a sentarme en la silla que estaba justo enfrente que en la que él estaba sentado. Dylan colocó una taza color azul enfrente de mí.

- Gracias – tome la taza y le di un largo trago, sólo de esa manera podré quitar la sensación seca de mi boca.

- ¿Irás a la fiesta?

¿Fiesta? ¿Cuál fiesta?

- Cada año hay marchas en la ciudad, todo el mundo hay – Dylan dijo, como si me hubiera leído la mente – Habrá juegos artificiales, comida, bebidas. Melanie y yo siempre vamos. Será una buena idea que tu madre y tú nos acompañen.

El Libro Negro De Charlotte| EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora