Capítulo 42: Vale, si huye de los problemas, parte dos.

899 81 15
                                    

La comida que Marlon había preparado para mí, me ayudo solo un poco para que no me sintiera vacía por dentro al igual que el té que me había regalo Sharon, tuvo demasiada razón al decirme que me ayudarían a tranquilizarme y relajarme, porque lo hicieron. Le ayude a lavar los trastos sucios e incluso hicimos algo de limpieza a la cocina antes de salir al patio de atrás, en donde está la piscina. Gracias al té, no tengo absolutamente nada de sueño, de hecho, me siento muy ansiosa. Marlon, por la otra parte, ha dicho que no se iba a irse a dormir hasta que yo también lo haga, así podrá vigilarme para que no haga nada estúpido, de lo que quizá después pueda arrepentirme.

Estuvimos hablando por al menos media hora hasta que comenzó a llover, ambos nos metimos corriendo a la casa, de alguna manera ya estaba más entera que anteriormente, aunque la cabeza me estaba comenzando a pesar, no quería irme a dormir porque sé que me pondré a chillar como si no existiera un mañana. Los dos mojamos la entrada, ya que la lluvia había iniciado con fuerza, presiento que mañana traeré una gripe de lo peor. Cuando subimos al segundo piso, para que cada quien se vaya a su habitación, Marlon se detuvo y me miró fijamente.

—Es ahora cuando me doy cuenta de algo, Charlotte.

Me detengo también y lo analizo con el ceño fruncido.

—¿Eh?

—¿Por qué discutiste con Dylan? él no me contó porque discutió en primer lugar con Angela ni tampoco porque se fue de su propia casa, ¿acaso sabes qué fue lo que ocurrió?

Todo iba tan bien en esta noche, pero tuve que mencionármelo. No quería hablar sobre el tema, porque además de que no estoy de humor, ya me canse de llorar por él. No vale la pena, ya se acabó.

—No quiero hablar sobre eso, Marlon.

—Pero yo sí, ¿por qué te urgía tanto hablar con él?

Doy un paso hacia atrás y localizo inmediatamente la perilla de mi puerta. Vale, debería entrar de una buena vez y olvidar que por solo una noche, me cayó bien Marlon.

—Buenas noches, Marlon.




No lo deje hablar, ya que entre a la habitación y la cerré con seguro. Todo mi cuerpo tembló cuando camine en dirección al baño. Grité de horror al verme frente a un espejo, tenía los ojos rojos e hinchados, rojos debido al alcohol e hinchados por haber estado llorando todo el día. Mi cabello es un fracaso total, está demasiado enredado que ni siquiera me molesto en tocarlo. Las ojeras debajo de mis ojos se iban tornando de un color morado con rojizo y me veía pálida de la cara, en resumen, me veo de la mierda.

Me cepille los dientes y le lave la cara, luego me fui directamente a la cama y me acosté.

Diez minutos, cinco minutos, veinte minutos, una hora y nada. No consigo dormirme, simplemente cierro los ojos y cambio de postura ya que todas me incomodan. Me incomoda estar durmiendo en esta misma cama en donde Dylan durmió conmigo, de tan solo pensarlo me dan nauseas. Me siento en cama y enciendo la lámpara de noche, miro ansiosa hacia el reloj y son exactamente las seis de la mañana. Sé que ya no tarda en llegar Angela o quizá llegue hasta más tarde, ya que en ocasiones llega hasta la tarde. Me incorporo, tomo dos almohadas y un cobertor, no pensaba dormir aquí.

Me dolía la cabeza mientras subía por las escaleras hasta el tercer piso, no tenía planeado dormir en la habitación para invitados, ya que también Dylan había dormido en esa cama y todo, todo me recordaba a él. Me plante afuera de la habitación de Marlon y sin pensarlo dos veces, acomode las almohadas en el suelo y me acosté en el duro suelo.

Cerré los ojos en busca de sueño, pero nada. No podía dormir y eso estaba frustrándome. Probablemente sea por el té, quizá me quitó el sueño en vez de dármelo. Miré el techo, conté hasta cien y quise volverme a dormir, pero nada. Escucho que se abre una puerta y mis ojos se abren con sorpresa. Marlon apareció afuera de su recamara con los ojos entrecerrados y el cabello revuelto. Cuando me vio acostada en el suelo, frunció las cejas y se río.

El Libro Negro De Charlotte| EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora