Capítulo 31: Confío en ti.

948 91 2
                                    

Alex había llegado a casa como se suponía que habíamos quedado, ella había traído algunas películas de romance. Ya habíamos visto Un lugar en secreto y ya estaba por terminar Crueles intenciones. Ambas estábamos tumbadas en el suelo de mi recamara con mi laptop enfrente de nosotros.

Cuando finalmente la película termino, las dos comenzamos a hablar sobre algunas cosas de la universidad hasta que dieron las nueve de la noche, ya estaba agotada y quería dormirme y Alex también tenía esa intención.

—¿Puedo quedarme aquí? —pregunta la pelinegra al ponerse de pie.

También me pongo de pie y estiro mis brazos.

—No creo que a Dylan le importe —me encojo de hombros y le dedico una sonrisa—. Si, puedes quedarte.

Alex asiente con la cabeza al mismo tiempo en el que camina en dirección a mi guardarropa.

—¿Cómo se siente vivir con él? Quiero decir, ¿no es incómodo? —Alex sacude la cabeza—. Casi no sabes nada de Dylan Day.

—Solo se lo necesario sobre él como para darme cuenta que es un hombre excelente —«hablaste de más. ¡Hablaste de más...! » —. Bueno, quizá sea algo incómodo las primeras semanas, pero supongo que ya me acostumbre.

Alex entrecierra sus ojos grises y termina asintiendo con la cabeza. Pude ver como ella se quita el uniforme del instituto y solamente toma una de mis playeras holgadas y se la pone por encima. Yo poco después, la imito, pero yo si me pongo unos bóxers para dormir.

—Pues tu madre tiene suerte de tenerlo, ¡solo míralo!

—¿Eh?

—Ay, vamos, Charlotte, tenemos que admitir que él está para chuparse los dedos.

Desvió la mirada de ella, ya que para estas alturas quizá este sonrojada. No quería admitir en voz alta que Dylan estaba demasiado bueno, eso debía de admitirlo. El hombre era perfecto en todas las formas posibles; termino poniendo los ojos en blanco y haciendo un movimiento con la mano para restarle importancia.

—Si, como sea.

Alex se rio.

—Seguramente has tenido un sueño húmedo con él, porque déjame decirte que yo si los he tenido.

Abro mi boca.

—¡Alex!

—No es culpa mía, es del chulo de tu padrastro.

Me cubrí el rostro con las manos, ya estaba roja como un jitomate, mi mejor amiga se comenzó a reír y se subió a mi cama hasta acostarse y cubrirse el cuerpo. Nuestras risas fueron interrumpidas ya que tocaron la puerta y luego esta se abrió. Era Dylan.

—¿Necesitan algo, chicas?

Intercambio miradas picaronas con Alex y nos reímos.

—No, no, señor Day. Espero que no le importe que me quedé a dormir aquí hoy.

—No hay problema, ¿tus padres ya lo saben? —Alex asintió—. Pues creo que no hay ningún problema.

—Buenas noches, señor Day.

Alex pestañeó, quise lanzarle una almohada porque se está pasando, sé que lo hace en broma, pero por alguna manera me está provocando celos...

—Buenas noches, chicas.

Dylan me sonrió y luego salió de la habitación. Indignada, volteo a ver a Alex y suelto un resoplido.

—¡Deja de acosar a Dylan!

El Libro Negro De Charlotte| EDITANDO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora