Capítulo 5: Conozco a mi nueva compañera de grupo

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Narra Violett:

Podía sentir como dormía tranquilamente. Era realmente agradable, me sentía bien. No recordaba cuando me había dormido, ni siquiera recordaba haberlo hecho.

Abrí los ojos lentamente y cuando lo hice, vi que no estaba en mi cuarto. Ahora me sentía tremendamente cansada. Mire a mi alrededor, era la habitación de un hospital. Tenía los brazos llenos de cables y uno de ellos me entraba por la nariz. ¿Que demonios me había pasado?

-Hola Violett.- Dijo una chica entrando en mi cuarto.

-¿Como sabe mi nombre? ¿Que ha pasado?- Pregunté nerviosa.

-Tranquila.-

-¿Como quiere que esté tranquila si ni siquiera se donde estoy ni quien es usted?-

-Estas en el hospital de California y yo soy Amanda, tu enfermera.-

-¿En el hospital? ¿Que me ha pasado?-

-¿No lo recuerdas?- Negué con la cabeza.- Tranquila, es normal. Te desmayaste en el instituto.-

-¿Por que? Eso no es normal.-

-¿No te has dado cuenta?-

-¿De que?-

-Violett, eres anoréxica. Anorexia nerviosa.-

¿Que? ¿¡Anorexia!?

-No.-

-¿Como que no?-

-No, no, no. Tiene que haber un error. Yo estoy perfectamente.-

-No Violett, no lo estás.- No dije nada.- Mira voy... voy ha dejarte sola un momento, para que asimiles todo esto y descanses un poco ¿Vale?-

No conteste. Amanda se marchó y me dejó sola. ¿Anorexia nerviosa? ¿Como podía ser eso posible? Puede que supiera la razón, pero no. Yo no estaba anoréxica.

Al cabo de un rato, tocaron la puerta, esperaba que fueran mis padres para poder decirme que todo esto era una broma de muy mal gusto, pero no eran ellos, era un chico, un adolescente.

-Hola.- Dijo entrando.

-¿Quien demonios eres?-

-Soy Sam Johnson. ¿Tu eres Violett Belrose, verdad?-

-¿Como sabes mi nombre?-

-Me lo dijo Amanda, y además... lo pone en tu pulsera.-

Mire mi muñeca y vi que tenía una pulsera. En ella ponía mi nombre y que tenía anorexia nerviosa. Genial.

-Todos tenemos una.- Dijo Sam mostrándome la suya.-¿Puedo llamarte Vivi?-

-No.-

-Tiempo al tiempo.- Sonrió levantando la ceja.

-¿A ti que te pasa?- Dije ocultando mi pulsera.

-Tengo glóbulos esferoides granulares.-

-¿Eh?-

-Es broma.- Se rió.- Me gusta decir eso y que la gente no me entienda.-

-¿Me estás vacilando, verdad?-

-Si.- Sonrió.- Tengo leucemia.-

-Parece que te lo tomas a broma.-

-No, pero, estar enfermo no me impide ser feliz.-

-Deberías.-

-¿Por que?- Pregunto levantado la ceja y sentándose a mi lado.

-Estamos ingresados en un hospital. Enfermos, con pocas posibilidades de salir.-

-Vaya... eres muy pesimista.-

-No soy pesimista, yo soy así. Ahora, hazme un favor, y vete a ser feliz a otra parte.-

-No vas a librarte tan fácilmente de mi ¿Sabes?-

-¿A no?- Negó con la cabeza.

-Estamos en el mismo grupo de apoyo.-

-¿Pero que mierdas es eso?-

-Martes y jueves por la mañana. Nos vemos.- Dijo marchándose.

Sam se marcho dejándome sola. No quería estar sola, pero no quería estar con Sam. No me había caído del todo bien, demasiada alegría para estar enfermo, aunque bueno, supongo que tendré que acostumbrarme a mi nueva vida.

Siempre a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora