Capítulo 20: Me responden preguntas que nadie responde

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Narra Sam:

Los lunes suelen ser aburridos. No tengo clases, ya que me canso enseguida y no soy capaz de concentrarme durante mucho más de un cuarto de hora en algo.

Amanda ya me había quitado los cables para cuando me desperté, y me habían dejado el desayuno a un lado, lo que significaba que me había quedado dormido. Me tomé la pastilla, bebí el zumo de naranja y me comí las tostadas. No tenía más hambre, así que no me bebí la leche con cacao.

Cuando una enfermera vino a llevarse lo que había dejado del desayuno, me dijo que había dormido un montón, pero que estaba tan mono durmiendo que no quiso despertarme. Me lo tomé como un cumplido, por que en cierto modo, había dicho que era mono, ¿No?

Mire hacia un lado y vi el libro que me trajo ayer mi padre, lo cogí y comencé a leerlo. Me hacía gracia las cosas que escribía. En ese momento, tocaron la puerta y yo recordé con una sonrisa quien era.

-Adelante.- Dije emocionado.

Entonces, Thalia entro, con una una camiseta de flores blanca y negra y unos pantalones negros.

-Hola Sam.- Se sentó a mi lado.

-Hola.- Sonreí.

-¿Como ves el mundo?-

-Mejor ahora que estás aquí.- Nos reímos.

-Muy gracioso. ¿Que lees?-

-Oh, es un libro que comencé a escribir cuando era pequeño.-

-¿Escribes?-

-Me gusta inventarme historias.-

-Como mola. ¿Que clase de libro escribiste?-

-Un libro sobre mi.-

-No será un libro lacrimógeno ¿No?

-Que va.- Me reí.- Tengo apuntadas, por ejemplo, preguntas que nadie contesta.-

-¿Que clase de preguntas?-

-Preguntas que nadie contesta N° 1: ¿Como sabes que te has muerto?- Pregunté.

El tema de la muerte no suele gustarme mucho, pero me produce tanta curiosidad que no puedo resistirme a saber cosas sobre el tema.

-Mmmm...- Pensó.- Lo sabes cuándo la gente de tu alrededor llora recordándote y no puedes hacer nada para animarles.-

-Es una buena respuesta. Puede que tu puedas contestar estas pregunta.- Me reí.

-Puede ser.- Rió.- ¿Que es eso?-

-Es mi álbum de fotos.-

-¿Tienes un álbum aquí?-

-Así veo a mi familia sin necesidad de que estén aquí.-

-Que bonito. ¿Puedo verlo?-

-¿Seguro que quieres? Hay fotos mías de bebé en la bañera.- Dije levantando la ceja y ella se rió.

-En ese caso esperaré un poco. Aunque ya te digo que algún día las veré.-

-Yo te las enseñaré.-

-Además, todo el mundo tiene fotos de bebé en la bañera.-

-¿Tu también?-

-Si, pero no pienso enseñártelas.-

-Alguna día lo harás.- Sonreí.

-Ya te gustaría.-

-Pues claro, acabo de decírtelo.- Me reí.

-Ya veremos...-

-Bueno, al menos no es un "no"-

-¿Te han dicho alguna vez que eres un poco cotilla?-

-Todo el tiempo.-

Estuvimos un rato más hablando y riendo. Con Thalia me siento tremendamente agusto, es como si con ella no pasaran las horas. Además, me es imposible dejar de mirarla. Incluso cuando se marchó, seguí sonriendo como si siguiera conmigo.

Siempre a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora