Narra Sam:
A la mañana siguiente me desperté con la sensación de haber tenido el sueño más raro de mi vida. Os lo cuento:
Estaba en una especie de campamento de verano. Lleva unos pantalones cortos, una camiseta amarilla y una gorra. Conmigo estaban los chicos del grupo de apoyo. Estábamos haciendo... mirar, no se lo que estábamos haciendo. Estábamos sentados en círculos y Félix estaba a mi lado. Ya no estaba en silla de ruedas y tenía pelo, una mata de pelo marrón y algo rizado. Jamás les había visto a todos tan contentos, se les veía bien. Pero de repente el suelo comenzó a temblar y todos salimos corriendo. No se como acabé sin camiseta, descalzo y sin la gorra en el fondo del mar. Lo veía todo azul, pero sin fondo ni superficie, lo raro era que podía respirar. Bueno y luego me desperté. ¿Gracioso, no?
Al despertarme, vi a Amanda quitándome lo cables como cada día.
-Buenos días.- Saludé.
-Hola, Sam.-
-¿Que buen día no?- Dije mirando a la ventana.
-Si, muy bueno.- Sonrió.- Esto ya está, Super Sam.-
Amanda también me llamaba así por la camiseta.
-Gracias.-
Me levanté de la cama y me acerque a la ventana, hoy era sábado así que Thalia no vendría hoy. Pero bueno, la vería casi todos los días, así que esperaré ansiosamente al lunes.
Me apoye en la ventana y comencé a leer "El corredor del laberinto". Me lo regaló mi padre y me gusta mucho.
Me pase leyendo casi toda la mañana, y cuando Félix vino a por mi para bajar a comer, dejé el libro encima de la mesilla y salí con él.
Bajamos en ascensor y cuando llegamos a la planta principal, vimos el pasillo largo y vacío. Ambos compartimos una mirada de complicidad y después comencé a andar más deprisa, cogimos carrerilla y cuando alcanzamos velocidad me subí a la silla de Félix. Nos gustaba hacer eso, pero lo hacíamos pocas veces ya que no nos dejaban, así que cuando llegamos a la cafetería paramos en seco.
Ese día teníamos puré de verduras para comer. La comida del hospital estaba deliciosa, y la de hoy no era menos. Cuando terminamos de comer, salimos a la planta principal y nos sentamos en unas sillas que había en el pasillo para que las familias esperarán. Entonces apareció apareció Vivi.
-Hola chicos.- Dijo sentándose ella también.
-Hola Vivi.- Dije yo.
-¿No has bajado a comer?- Pregunto Félix.
Vivi dudo que contestar, pero yo ya sabía la respuesta antes de que la dijera.
-No tengo hambre.-
-Nunca tienes hambre.- Dije yo.- Al final lo de la anorexia va a ser cierto.-
-No sé ni para que bajo.- Dijo cruzándose de brazos.
-Nos quieres demasiado.- Dije sonriendo y Félix se rió.
Estuvimos hablando un poco más, cuando de repente, vimos pasar una camilla con mucha prisa hacia la sala de operaciones. Me levanté de la silla y asome la cabeza por el pasillo para ver hacia donde iban.
-¿Que piensa?- Me pregunto Félix.
-Creo que no es una adulta.-
-¿Te ha dado tiempo ha verlo?- Pregunto Vivi sorprendida.
-No mucho, pero tengo el oído bastante desarrollado. Creo que han dicho "Mujer", "18 años" y "accidente de moto".-
-Técnicamente es adulta.- Dijo Vivi.
-Tu también y estás en la planta infantil.- Dijo Félix.
-Venga, vamos a ver.- Dije yo.
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Siempre a tu lado
RomanceDesde que tenia 13 años, Sam ha estado viviendo en el hospital. ¿La causa? La leucemia. Sam es leucemico desde casi los 11 años, que fue la edad a la que se lo diagnosticaron. Ahora Sam tiene 16 años y se pasa el día en su habitación del hospital, a...