Capítulo 11

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Tema: Juegos de seducción.  Soda Stereo

Estiró los brazos al otro lado de la cama, abrió los ojos de un solo golpe, se encontró en medio de una amplia cama con sábanas blancas, su cuerpo estaba totalmente desnudo y sintió un poco de dolor en la cabeza. Recordó lo que había pasado hace tan solo unas horas, aquella noche había sido su primera vez…
Cubrió su cuerpo con una sábana y buscó la puerta del baño, frente a la cama había un espejo enorme donde se pudo ver algo escrito con lápiz labial rojo. La muchacha se acercó para visualizar de la mejor manera el mensaje. Las cuatro palabras que componían aquella frase terminaron de aumentar su euforia.
«¿Quieres ser mi novia?»
Lo leyó varias veces sin poder creerlo, pero «¿Dónde estaba él?» No entendía nada de lo que estaba pasando, solo supo que había hecho el amor con el chico más encantador del mundo, el mismo que le pedía ahora que sea su enamorada. «¡Por supuesto que aceptaba!» Si ese es precisamente el momento que esperaba desde hace mucho tiempo. La muchacha celebró la manera tan original de pedírselo, se cubrió el rostro emocionada por lo que estaba viviendo y no dejó de dar saltitos por todos lados.
Carla por fin estaba cumpliendo su sueño de ser la pareja de Fernando y, aunque no recordaba algunos sucesos de la noche anterior por causa del alcohol, su alegría estaba intacta.

La noche del sábado en la fiesta
Santiago ayudó a bajar del auto a su hermana quien llevaba una blusa roja muy a la moda, Carla por su parte se había esmerado por arreglarse aunque en opinión de su amiga había exagerado un poco con el maquillaje. Por su parte, Santiago iba vestido de manera sencilla, no se animaba a dar mucho la cara, desde que usaba anteojos se sentía algo extraño y eso que era apenas menos de un día que lleva con ellos, al cuello lleva una chalina muy original amaba ponerse esas prendas encima, aunque Maggie le criticaba algunas veces, hoy era ella quien aceptaba que su hermano está muy guapo, con ese aire de intelectual que le brindaban sus anteojos.
Maggie tomó a Santiago del brazo antes de entrar en la casa donde la fiesta se comenzaba a sentir. Dentro, había muchos jóvenes que la miraban sorprendidos por la belleza que desprendía al moverse, Carla sintió algo de celos «¿Por qué siempre ella?» Desde que tenía uso de razón, los chicos hacían más caso a Maggie que a ella, pero es que ella no está nada mal ¿o sí? Admitía que Maggie era más guapa que ella, pero no le gustaba que le quiten crédito por eso.
Miguel advirtió de la presencia de los recién llegados y se apresuró en recibirlos.
—Maggie, estás espectacular esta noche —elogió a la muchacha mientras ella sonreía nerviosa y agachaba la mirada para no encontrarse con los ojos de Miguel.
—¿Es una fiesta retro? —preguntó Santiago al escuchar que la canción que ahora suena a todo volumen es «Juegos de seducción» de «Soda Stereo».
—Algo así —respondió Miguel haciendo su saludo habitual con su amigo —Y tú, ahora sí que pareces un nerd con ese atuendo.
—Lo mismo opino —intervino Carla que hasta ese instante había permanecido callada.
—¡Eh, paren ya los dos!, ¿se han puesto de acuerdo para fastidiarme? —comentó Santiago algo ofendido.
La enorme casa cada vez se empezaba a llenar, casi no había espacio en el lugar donde estaban.
—Vengan —invitó Miguel, —para ustedes hay un espacio especial en el jardín trasero junto a la piscina, ahí estarán más cómodos.
Los tres avanzaron por donde el muchacho los guiaba, ninguno de ellos parecía muy contento, Santiago no tenía muchos ánimos de estar ahí, mientras que Maggie estaba muy nerviosa por haberse encontrado con Miguel tan pronto «¿Es que acaso me he enamorado de él?» se preguntaba a cada instante «Es un chico lindo, pero de ahí a enamorarme…» tenía una idea distinta del chico de sus sueños pero tenía claro que en el amor no se podía mandar. En el caso de Carla, su malestar era porque no veía por ningún lado a Fernando, con las ganas que tenía de pasar la fiesta con él, se vio tentada en preguntar dónde estaba, pero desistió de su intento, no quería parecer tan desesperada. Prefirió seguirles el paso a sus amigos, aunque buscaba con la mirada a ver si lo sorprendía paseando por algún lado, uno que otro chico le hacían unas señales poco agradables, Carla levantaba el dedo corazón cada vez que algún desubicado le lanzaba un piropo atrevido ¿y se quejaba que solo a Maggie le hacían caso? Pero la respuesta la sabía muy bien, a Maggie la miraban, pero de otra manera, con respeto y eso es precisamente lo que no soportaba de su mejor amiga, a pesar que comprendía que debía reprimir esos impulsos, pues no quería sentir celos eso perjudicaría su amistad y no quería separarse de ella.
—Pónganse cómodos —ofreció Miguel cuando llegaron al patio trasero, como lo dijo, era un ambiente más tranquilo aunque la música llegaba casi intacta hasta el lugar. Esta vez es el turno de «Boys Don´t Cry» de la banda «The Cure», no cabía duda que era una fiesta retro, esto mejoraba los ánimos de Santiago —¿Les ofrezco algo de tomar?
—Un poco de cerveza no estaría mal —propuso Santiago.
Miguel fue por las bebidas que había pedido su amigo, mientras que Santiago vio a lo lejos a una compañera de clases. Se trataba de Rosana, nunca se había fijado de esa manera en ella, era una chica muy guapa y el atuendo que llevaba aquella noche le favorecía mucho.
—Pero que os has hecho que se te ve muy bien —dijo la muchacha dirigiéndose a Santiago en un claro acento español.
—¿Será porque ahora uso anteojos? —bromeó señalando los lentes que llevaba puestos. Maggie lo miró extrañada, nunca había escuchado a su hermano hablar de esa manera «¿Será que aquella joven le gustaba?» No le agradaba para nada la idea de tenerla como cuñada, pero se resignaba al saber que su hermano era mayor de edad y que seguramente sabía elegir muy bien a sus «Amiguitas» además, se alegraba de verlo con tan buen humor.
—Venga ya Santiago, si siempre has sido muy guapo hombre —dijo Rosana coqueteando con él, pero a Santiago no parecía molestarle aquella actitud, por lo contrario se sintió aludido —Que ¿Os quedareis parado ahí? ¿O te animáis a bailar?
Durante el tiempo que había llegado a su lado Maggie no le quitaba los ojos de encima, cada vez le agradaba menos aquella muchacha, pero parecía que Santiago estaba encantado con ella.
—Pues entonces, bailemos —Rosana condujo al muchacho a la pista de baile. A un costado donde había un grupo de jóvenes que se movían muy animados al ritmo del rock ochentoso.
—Que chinche es esa tipa —comentó Carla acercándose a Maggie. Ésta la observó un poco divertida, pues su amiga estaba mirando directamente a donde los jóvenes se encontraban bailando, tenía algo raro en la mirada «No sería que Carla se había puesto…»
—¿Celosa? —preguntó Maggie tratando de reprimir el impulso a reír.
—Qué hablas oye —se defendió Carla, —me importa un cuerno lo que el nerd ese haga —volvió a posar la mirada en la pareja y si, por dentro estaba sintiendo algo extraño, un coraje que no comprendía —Aunque hay que admitir que la española esa no está nada mal, no entiendo que le ve a tu hermano.
—Pues ya lo dijo, mi hermanito es muy guapo y a ti también te gusta.
—Estás loca ¿verdad?
—Ya Carla es tan obvio —no pudo aguantar más y soltó una carcajada al ver la expresión de sorpresa de su amiga.
—Sí serás… —Carla interrumpió la frase al sentir que alguien la estaba tomando por la cintura —¡Suéltame hijo de…! —otra vez guardó silencio, pues al voltear se encontró con la mirada de Fernando, comprendió que es él quien le había abrazado, se sintió avergonzada, nerviosa, no sabía que decir.
—Sorpresa —dijo el joven sin parar de sonreír, le había caído en gracia el rostro avergonzado de Carla, aunque segundos antes estuvo a punto de golpearlo.
—Que susto me has dado.
Fernando saludó a las dos muchachas con un beso luego tomó de la mano a Carla.
—¿Quieren que les invite algo?
—No… —respondió Maggie, pero fue interrumpida por su amiga.
—Una Coca-Cola está bien —intervino Carla codeando a su amiga para que asienta y la acompañe a la barra que se encontraba frente a la piscina.
Maggie miraba hacia atrás sin perder de vista a su hermano, no se fiaba mucho de aquella tipa, pero que más daba a Santiago se le veía feliz, hace mucho que no lo veía tan contento. Cuando llegaron a la barra, Miguel se encontraba detrás de esta, estaba jugando el papel de barman que al decir verdad no le venía nada bien, cuando vio a sus amigos llegar, se despidió con una palmada en el hombro a un chico que se esmeraba por atender a todos los pedidos de los invitados de Miguel.
—¿Cómo lo están pasando? —preguntó dirigiendo la mirada hacia Maggie.
—Pues… bien —respondió ladeando la cabeza, siempre lo hacía cuando no encontraba algo concreto que decir.
—Pues parece que alguien lo está pasando fenomenal —Miguel señaló a la pareja que reía y bailaba al compás de la canción.
—Al decir verdad, me da algo de envidia que se haya ligado a la españolita, con lo buena que está —comentó Fernando antes de recibir un codazo en el estómago por parte de Carla —Perdón —se disculpó al ver el rostro malhumorado de la joven. Miguel miró la escena divertido y abrazó a Maggie, quien se estremeció al sentir los brazos del joven rodeándola por los hombros.
—Hay que dejarlos solos —le dijo en el oído observando como Fernando intentaba besar a Carla, esta se dejaba hacer sin ningún pavor, es claro que son tal para cual y se gustaban entre sí. —¿Te apetece algo de beber, o prefieres bailar?
—Pues… me apetece mucho bailar —decidió Maggie aún muy nerviosa.
—No se diga más.
Tomó de la mano a la muchacha y la condujo a la pista de baile.
En ese momento sonaba a todo volumen «Foot Loose» de «Keny Loggins» canción que animó a los bailarines y volvió histéricos a muchos otros. A pesar que la fiesta estaba saliendo como Miguel se lo esperaba, había un grupo que protestaba por el tipo de música que estaba sonando.
Maggie poco a poco iba perdiendo la timidez y se dejaba llevar por el sonido pegajoso de la canción.
—¿Te gusta esta música? —interrogó Miguel acercándose para que la joven pueda escucharlo.
—Me fascina —confesó sin dejar de moverse —Carla y yo somos fanáticas del rock ochentero.
—Lo sabía, por eso preparé esta fiesta especialmente para ti.
Lo que acababa de escuchar dejó perpleja a la muchacha, «¿He escuchado bien?» «Seguro está bromeando» decía para sus adentros
—Pues… gracias.
—Es que, me gustas mucho y solo quería complacerte.
La chica le sonrió con timidez «Así que era eso» pensó con algo de decepción en el rostro.
—No me mal interpretes —se apresuró a aclarar ante la mirada de decepción de su acompañante —A mí también me gusta mucho esta música —Cuando la canción terminó, Miguel acompañó a la muchacha a un costado de la pista de baile, necesitaba un lugar más tranquilo para confesarle lo que tenía que decirle.

Se vende un corazón - Trilogía (SVC Libro 1) #BLAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora