Capítulo 20

205 32 4
                                    

Dedicado a MarianaAlvarez627

Cambiaba los canales de televisión sin prestarle atención a ninguno de ellos. Mamá seguía descansando, eran aproximadamente las ocho de la noche. Entró en la cocina, encendió las luces y buscó algo que comer, abrió el refrigerador, pero estaba vació, resopló enfurecida. En ese instante escuchó los tacones de mamá bajando las escaleras a toda prisa.
—Olvidé ir al súper mercado y llenar el refrigerador, lo siento —se disculpó la mujer buscando algo en su cartera, extendió un par de billetes de veinte soles, los cuales Aurora recibió con indiferencia—. Come algo fuera de casa o cómpralo para preparar.
—Y tú ¿saldrás de nuevo? —interrogó sabiendo con anterioridad la respuesta.
—Quedé en cenar con Francisco.
—Como todas las noches.
Afuera, sonó el claxon de algún automóvil, un sonido algo ensordecedor.
—Me tengo que ir —se despidió la mujer—. Me está esperando.
—Dile a tu noviecito que tenga más educación y por lo menos se digne a tocar la puerta, o que no toque el claxon de esa manera.
La mujer observó a su hija con una mirada algo discriminante.
—Óyeme jovencita, te recuerdo que tú no eres mi mamá y no tienes derecho a hablarme de esa manera.
Aurora levantó los hombros desinteresada, limpió sus lentes con el dorso de su camiseta y se los volvió a colocar, para entonces mamá ya estaba abriendo la puerta.
—No me esperes despierta.
Aurora asintió e hizo un gesto con la mano, mamá movió la cabeza sin comprender el mensaje que su hija le estaba dando, cerró la puerta con fuerza y en segundos el automóvil arranca a toda velocidad.
—¡Que te vaya bien mamá! —gritó Aurora, aunque sabía que ella ya no la escucharía—. ¡A veces te necesito, sabes! Te necesito mucho.
Las lágrimas corrieron por sus mejillas, ¿por qué siempre tenía que ser igual? Tenía que resignarse a vivir prácticamente sola en esa casa. Limpió sus lágrimas con determinación, se sonrió a ella misma fingiendo estar bien; no tenía opción, otra vez cenaría sola. Marcó el número de pedidos y ordenó comida china, le apetecía en verdad la comida china en ese instante. Volvió a la sala para ver la televisión y al desviar los ojos, estos toparon con un libro, el libro que Santiago, su amigo escritor le había dado «Bajo la misma estrella» solo el título le llamó la atención, entonces como por arte de magia una sonrisa se dibujó en su rostro, no una fingida sino más bien real, llena de esperanza y satisfacción. Instantáneamente pensó en él ¿Cómo y cuándo se volverán a ver? Solo era un día desde que él la atropelló, la llevó en brazos hasta la clínica y le brindó toda clase de atenciones, las mismas que ni siquiera estaba acostumbrada a recibir y, hace tan solo unas horas que lo volvió a ver, se volvieron a sonreír y otra vez aquella sensación de bienestar se coló en su pecho, acurrucó el libro aspirando su aroma, olía a él, a su perfume, recordó cuando estaba en sus brazos camino a la clínica y suspiró. Abrió el libro y comenzó a ojearlo antes de sumergirse en la lectura.
Han pasado ya más de tres horas desde que Aurora empezó a leer «Bajo la misma estrella» la historia le había enganchado tanto, que solo hizo una pequeña pausa para cenar y luego volvió a navegar en las páginas del libro. No podía dejar de soñar y emocionarse con la historia de los personajes. Cuando llegó al capítulo diecinueve, detectó algo extraño, algo que seguramente no tenía nada que ver con la edición del libro. A un costado de una de las páginas hay una frase seguida de un número telefónico, en aquella frase se podía leer:
«Dije que hay que dejar que el destino haga su trabajo, pero de vez en cuando hay que ayudar un poco. Llama a este número solo cuando hayas terminado de leer el libro. Hasta entonces, seguiré esperando»
La frase estaba escrita a lo largo de los bordes de la página. Aurora sonrió. En realidad soltó una carcajada al descubrir lo que Santiago había hecho, no se lo esperaba, pero a la vez, le parecía algo hermoso, como de película. Asintió como aceptando el reto de terminar de leer el libro impuesto por el muchacho, además, la historia le estaba gustando sobremanera y no podía detenerse hasta llegar al final. Así que volvió a sumergirse en el libro.

Se vende un corazón - Trilogía (SVC Libro 1) #BLAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora