Epílogo

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Seis meses después...


El auditorio estaba lleno, Santiago aún no podía creer todo lo que le estaba pasando, se creía en un sueño, en algo tan bello que no deseaba despertar jamás.

Asomó su cabeza por una rendija que separaba las cortinas, todas aquellas personas habían comenzado a ocupar sus lugares, algunos de ellos aún estaban entretenidos mirando los ejemplares del libro en las estanterías, eso le llenó de tanta alegría. Miró la mesa de honor, en la que en minutos se sentaría junto a demás personalidades y no pudo evitar sentir nervios.

-Santiago ¿Qué haces ahí?

El muchacho escuchó una voz de mujer, se dio vuelta y se topó con el rostro serio de su editora Paola Arellana, vestía un traje oscuro que hacía resaltar sus grandes ojos, llevaba una pañoleta amarrada al cuello. Santiago sonrió al verla, la mujer se acercó a él y acomodó el cuello del saco del muchacho.

-Necesito que estés impecable, en cinco minutos te presento al mundo -dijo emocionada-. En cinco minutos el mundo conocerá a Santiago Guillén.

-Ya no continúes ¿Acaso quieres que muera antes de salir?

-Llegó el momento -confirmó luego de ver su reloj de pulsera-. Prepárate.

Luego de esto salió al auditorio y Santiago escuchó como todos comenzaron a aplaudir. El chico estuvo a punto de llorar de emoción.
Entonces, escuchó como Paola lo llamaba para que formara parte de la mesa de honor. Aún con muchos nervios, Santiago abrió las cortinas lentamente, se acomodó los anteojos y confirmó lo que hace unos momentos pudo ver, el auditorio estaba lleno de gente de todas las edades, en especial muchos jóvenes, algunas jovencitas que alzaban carteles donde se podía leer frases como «Gracias por escribir esta historia» o «Te seguimos desde que comenzaste a publicar en Se vende un corazón» algunas más osadas levantaban carteles donde decía «Te amamos». Santiago agradeció tantas muestras de cariño.

La editora comenzó presentando el libro, el contenido de la historia, lo hacía de tal manera que no rebelaba casi nada de él y todo lo contrario lograba hacer que entre el público crezca el interés por querer adquirirlo y leerlo inmediatamente.
Luego, Paola cedió la palabra a Santiago, quien sentado desde su lugar aún tenía el corazón en la boca, no sabía que decir, todas las cosas que había ensayado se le olvidaron por completo.


-Solo me queda agradecer a todos por su presencia, jamás pensé que algo escrito por mi tuviera tantos seguidores -comenzó diciendo y todos comenzaron a reír sin creer del todo sus palabras, mientras que le cegaban los flashes de las cámaras, pues los periodistas luchaban por tener la mejor imagen del joven escritor-. Es más jamás pensé que podría publicar ni que llegaría a ser escritor.

Mientras seguía hablando trató de identificar los rostros que se encontraban en el auditorio, deseó desde lo más profundo de su corazón que sus padres estuvieran allí pero sin Santiago Guillén no apoyaba su carrera como escritor y su madre no pudo asistir por problemas de salud.
Se sintió triste pues ni siquiera Maggie pudo estar presente en algo tan importante para él. Miró hasta el final del auditorio y volvió a sonreír.
Aurora se encontraba de pie detrás de las últimas sillas, estaba radiante como siempre, le sonrió desde lejos y esto hizo que Santiago tome fuerzas para terminar con su discurso.

Al finalizar, todos los que adquirieron un ejemplar de «Veinte días para enamorarte, toda una vida para olvidarte» formaron una fila para que el autor pueda firmarles el libro.
Santiago miró sorprendido la interminable fila. Al cabo de unos minutos deseó que esta llegue a su fin, pero parecía que dicho deseo estaba lejos de cumplírsele.

-¿Con qué nombre firmo tu libro? -preguntó tomando consigo un nuevo ejemplar y sin levantar la mirada.

-No lo sé, ¿con que nombre prefieres firmármelo? -Santiago reconoció aquella voz, sonrió e hizo una pausa para mirarle el rostro.

Se vende un corazón - Trilogía (SVC Libro 1) #BLAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora