Capítulo 51

142 20 2
                                    

Tema: Drive
Artista: The Cars

«Siento que la vida se me va, no puedo estar ni un segundo más sin ti. Pero papá me restringió la línea de mi teléfono, me suspendió el internet y me ha prohibido buscar cualquier acceso con el exterior. No sé qué voy a hacer sin ti tanto tiempo, ni siquiera puedo sospechar cuando nos volveremos a ver, o si podré saber cómo estás, solo sé que te amo como jamás imaginé hacerlo algún día, papá dice que es solo una ilusión de una colegiala tonta que no sabe que es lo que quiere en su vida. Quizás al leer esta carta te parezcan también las reflexiones de una tonta colegiala, pero esta chiquilla se enamoró de ti y de todo lo que eres, de todo lo que hay en ti. Sólo le pido a Dios que me ayude a soportar esta agonía y pronto poder perderme de nuevo en el mar de tu mirada.

Tuya siempre: Maggie.

Hasta pronto vida mía.

Pdta. Trata de ayudar a mi hermano, está verdaderamente desesperado

Alex maldijo al terminar de leer la carta, caminaba de lado a lado en toda su habitación sin poder comprender aún del todo lo que estaba plasmado en ese papel, lo volvió a leer por lo menos unas tres veces, necesitaba verla, besarla, acariciarla, simplemente necesitaba escuchar su voz para sentirse completo, ahora más que nunca, ahora que estaba a punto de iniciar algo que jamás pensó hacer, pero todo lo hacía por ayudar a Santiago, a pesar que lo conocía muy poco, sentía mucho afecto por él, su sencillez fue quizá el motor que le impulsó a confiar por completo en él. Además de que de toda la familia de Maggie era el único que estaba dispuesto en apoyar la relación con su hermana, eso era muy valioso para él.

Tomó la fotografía de su hermano y la besó, recordó su rostro sonriente, al igual que se mostraba en el retrato, ahora más que nunca comprendía su forma de actuar, se lamentó por no haberlo hecho antes, en el momento en que tantas veces Carlos le había pedido consejos, pero de nada valía ahora lamentarse, sabía que la mejor forma de recordarlo era valorar lo que él era en vida, y jamás olvidar la causa por la cual perdió la vida de aquella manera tan injusta para un chico de su edad. Tomó entre sus manos la chaqueta rojinegra de la pandilla y se la colocó con orgullo, por primera vez con orgullo, sabía que no solo era la prenda sino el sentimiento que de ella emanaba, el compromiso con el barrio y el recuerdo de la vida de su hermano, tomó consigo también la fotografía de Carlos y se la guardó en su billetera.
La hora se acercaba, necesitaba ver a su hermano un instante antes de que todo de inicio.

Salió de su habitación, en la cocina se encontraba su madre, absorta en sus pensamientos como siempre, desalineada y con aspecto taciturno.

—Odio esa chaqueta que llevas —protestó al ver a Alex con la cazadora puesta.

—Lo siento madre, usted sabe…

—No, no lo sé, no puedo comprender como está sucediendo esto —sollozó—. Dios mío que estaré pagando —exclamó mirando hacia arriba—. Primero tu padre, luego tu hermano y ahora…

—No pasará nada, yo siempre estaré aquí para usted —dijo Alex para tranquilizarla, aunque quizá muy dentro de él sabía que esto era una mentira, pues no sabía a ciencia cierta qué es lo que podría pasar en unas horas.

Se acercó a ella y posó un beso en su mejilla.

—Quédese tranquila, mamá, solo saldré un momento, necesito estar en el cementerio junto a Carlitos por unas horas, solo él y yo.

La mujer asintió sin decir ni una sola palabra más, sabía que por más que intentara detenerlo éste jamás la obedecería, y no contaba con los ánimos para iniciar una discusión.

Se vende un corazón - Trilogía (SVC Libro 1) #BLAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora