Capítulo 16

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—¡Es increíble que no tenga ni un solo segundo de paz en un domingo por la mañana! —reclamó el hombre al borde del descontrol.
—Pues nadie te manda que te alteres, tu solo haces rabietas —respondió ella igual de eufórica, pero guardando un poco más la compostura.
—Quiero el divorcio —sus palabras lastimaron el corazón de ella «¿Divorcio?» Se preguntó ahogando un grito, no creía que fuera para tanto. —Y lo quiero ahora.
—Piensa en nuestros hijos.
—Santiago es mayor, tu único deber es cuidar de Maggie, cosa que nunca hiciste muy bien. Solo te pido que no se entere de la verdad.
—La verdad, es todo lo que te interesa ¿no? —reclamó Sofía sentándose en un sillón.
Los sirvientes, escuchaban a escondidas en el comedor principal de la casa, no podían creer que sus patrones estén tomando aquella fatídica decisión.
—No lo hago por mí, imagínate cómo sufriría Maggie al enterarse de todo.
—¿Enterarme de qué? —en ese instante la puerta se abrió, tras ella, un muchacho alto, vistiendo un saco sport color negro, sobre el hombro derecho llevaba una mochila que dejó caer en cuanto vio a sus padres, acomodó sus anteojos y abrazó a la muchacha de cabellos ondulados que se encontraba a su costado. —De que no debo enterarme, contesten —Maggie se encontraba desconcertada, el silencio en la sala principal se hizo eterno, ¿de qué hablarán? Santiago, su hermano, se acercó despacio para hablarle al oído.
—Ten cuidado con lo que dirás —susurró para no ser escuchado por nadie más, —es mejor que lo dejes como está, luego habrá tiempo de conversar con ellos.
Maggie alejó a su hermano con amabilidad y se dirigió a ellos, centró su mirada en su padre, quien estaba muy nervioso.
—¿Qué me ocultan?
—No, nada.
—Papá, escuché claramente que decían que no debo enterarme de la verdad ¿Cuál es la verdad?
—Escuchaste mal, ¿contenta? Ve a tu habitación, sabes que está prohibido salir para ti.
—¡No soy una niña! —los gritos de la muchacha sorprendieron a todos, principalmente a su hermano, quien abrió mucho los ojos sorprendido, nunca antes la había escuchado tan alterada —¡Tengo derecho a salir, no soy una prisionera!
—¡Mientras yo viva en esta casa y sea tu padre, no tienes ese derecho!
Maggie bajó la mirada, tan solo un momento para concentrar toda la furia que llevaba dentro.
—Porque, ¿tiene que ver con la verdad que me están ocultando?
—No tiene nada que ver contigo —intervino Sofía —es solo que…
—Los escuché, no soy estúpida.
—Lo sé, cariño, es que —Sofía no sabía qué hacer. Deberá actuar tan pronto como puede, conocía de sobra como era Maggie y no quería que esta discusión se prolongue. —Tu padre y yo nos vamos a separar —soltó de repente ante la sorpresa de su marido. Santiago, su hijo es quien interviene en el instante.
—¿Están de broma verdad? ¿Más de veinte años juntos mandados al carajo?
—Te he dicho que no hables así muchachito —reclamó su madre limpiándose una lágrima. —Vayan a sus habitaciones, su padre y yo tenemos que conversar, aclarar algunas cosas y ustedes no deben estar aquí.
Santiago asintió, entendiendo el mensaje de su la mujer, tomó a Maggie por los hombros y la condujo a las escaleras que los llevaba a sus respectivas habitaciones. La muchacha no podía articular ni una sola palabra, ni siquiera opuso resistencia. Se encontraba vagando en sus propios pensamientos, de verdad la noticia le había afectado demasiado.
—¿Por qué se los dijiste? —reclamó Santiago a su esposa.
—No tenía otra opción ¿querías que le cuente la verdad?
—Esa verdad nunca saldrá de nosotros ¿de acuerdo?
—Está bien —asintió Sofía mientras que él se alejaba sin despedirse —Solo te pido que lo pienses, quizá podamos retomarlo.
El hombre se detuvo, sin dar vuelta, solo miró a su mujer a través del hombro derecho.
—No hay vuelta atrás, es inevitable.
Dicho esto, se marchó sin pronunciar ni una sola palabra más.
Sofía se cubrió la cara con las manos. Llorando. Derrotada. Incrédula sin saber qué hacer.

               ***********

—Como estuvo tu fiesta —más que una pregunta, parecía más bien un reclamo la manera en que la formuló.
Carlos guardó silencio, se tocó la cabeza tratando de soportar un fuerte dolor.
—Bien —respondió sin muchos ánimos.
—¿Solo bien?
—Solo bien —confirmó el hermano menor algo disgustado.
—No me gustó para nada ese sujeto ¿es el jefe de la banda?
—¿Hablas de El Lince?
—Nunca he escuchado de él y no me interesa saber quién es, pero…
—Se siente algo extraño al estar frente a él, lo sé.
Alex asintió, su hermano le había quitado las palabras de la boca, nunca sintió una sensación tan extraña como cuando aquel sujeto se presentó. En ese instante, la computadora anunció un nuevo mensaje. Lo abrió con emoción, «¿Será ella?» se dijo a sí mismo. Lo es, ¡es ella! No esperaba que respondiera tan pronto, sonrió antes de abrir el mensaje.
—Gracias por lo de misteriosa. Sabes, tengo un problema familiar, uno bien grande que no sé cómo resolver. Vaya ni siquiera sé porque te lo dije.
Alex leyó dos veces el mensaje, sabía que estaba conectada en ese instante, habían diseñado la página a tal grado que hasta podían comprobar cuantas personas estaban conectadas en tiempo real. Dudó un poco antes de responder, no tenía nada de malo iniciar una amistad con aquella persona ¿verdad? Era lo más natural.
—Cuéntame, bueno si es que confías en mí.
—¿Por qué habría de?
Carlos se acercó para observar lo que su hermano estaba haciendo.
—Vaya, veo que has logrado hacer tu blog.
—Sí —confirmó Alex, —la idea fue tuya, así que los créditos también son para ti.
—No me interesa, te lo dije por decir, nunca pensé que me harías caso. Ahora si me disculpas iré a descansar, no me siento nada bien.
—No despiertes a mamá —suplicó Alex. —Tomó sedantes anoche y pues, hoy apenas se despertó un instante y nuevamente se volvió a dormir.
—Está bien.
El muchacho no dejaba de tomarse la cabeza con las manos, tenía muy mal aspecto. El hermano mayor trataba de buscar una forma de hacer que se aleje de aquella pandilla, pero le era imposible pensar en algo en ese momento, el miedo que sentía por «El Lince» era superior a cualquier otro sentimiento.
—¿Estas allí?
La pantalla se iluminó, esa era la señal de que su conversación con «M» aún estaba vigente.
—Lo siento, tuve que hacer algo. Oye ¿Por qué solo M? —preguntó deseoso de obtener una respuesta, pero dudaba de que ésta llegue.
—Me gusta.
—Está bien, no insistiré más —respondió Alex colocando un ícono que mostraba una carita sonriente.
—Si no me equivoco, tu eres el creador o administrador de este sitio ¿no es así? —preguntó «M».
—Mis amigos y yo lo creamos.
—¿Está bien que él creador hable con los usuarios?
—Y porque no.
—Es poco usual.
—Tienes razón, pero es lo que hace más interesante a Se vende un corazón.
—Me gusta el nombre ¿se te ocurrió a ti?
—Sí.
—¿Eres romántico acaso? ¿Por qué ese nombre?
Alex sonrió, le agradaba aquella jovencita, más de lo normal.
—Son muchas preguntas, ¿eres periodista o algo así?
—Algo así —respondió enviando el mensaje acompañado de una carita guiñando un ojo. —Hay un juego —escribió sin parar, —donde dos personas que desean conocerse hacen preguntas, una por turno, pero el truco está en que se debe responder con la verdad. ¿Te animas?
—Sí, porque no. ¿Empiezas tú?
Alex esperó una respuesta, pero esta no llegó de inmediato. Un nuevo ícono mostraba que otra persona de sus contactos estaba conectada. Se trataba de Sandra, la otra administradora del blog.
—¿Te has fijado en cuanta gente nos ha agregado? —preguntó Sandra entusiasmada.
—Pues alrededor de veinte.
—Muy pocos.
—Paciencia, estamos iniciando, espera a que pasen los días y que iniciemos la campaña.
—Vale, esperaremos —respondió Sandra antes de desconectarse.
Alex volvió a ver si hay alguna pregunta de «M», pero esta demoró unos cuantos segundos más en llegar.
—De acuerdo —escribió finalmente. —Pero ¿podemos postergarlo?, tengo algo que hacer.
—Es cierto, dijiste que tenías problemas en casa.
—Sí, hablamos luego.
—Está bien.
—Está bien —respondió «M» desconectándose de inmediato.
El muchacho le sonrió a la pantalla. Aquella jovencita era directa, más de lo normal, le gustaba en cierto modo que sea así. Pero necesitaba saber cuál es su verdadero nombre, quizá en el dichoso juego de preguntas y respuestas pueda descubrirlo.
Los próximos días serán definitivos para que Alex y «M» puedan conocerse con más profundidad. Ambos tenían temores, los mismos, pero de diferente manera. Solo encontrarán la manera correcta de expresarlos en se vende un corazón.

Se vende un corazón - Trilogía (SVC Libro 1) #BLAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora