Hotline?

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  Cuando llego a casa Steffan y Sidney se encuentran en la sala viendo televisión.

— ¿Ustedes no saben hacer otra cosa que ver MTV?

— Tenemos dieciséis años, no hacemos más que ver MTV, ser miserables por nuestros pocos problemas y enamorarnos de cualquier cosa que viva, respire y piense un poco.— Sidney despega su mirada de la pantalla y me sonríe.

— Mamá hizo lasaña, te dejamos unos centímetros de ella.— Steffan me sonríe grande y siguen viendo la tv.

   Me voy a la cocina y tomo el pequeño trozo de lasaña que mis bestias dejaron. Realmente era pequeño, así es que subo las escaleras y me doy una ducha para cambiar mi ropa e irme a casa de Brid, pero antes de irme enciendo la computadora y entro al sitio web de Hotline, leo los programas que hay y encuentro uno que creo poder pagar, quince llamas de dos horas y medias con el telefonista que quiera. Hago clic en comprar y sonrío.

   Me voy a casa de Bridget pensando en que posiblemente ella tenga algo para comer.

— Voy a pasar la tarde a casa de Bridget, no hagan explotar ésta casa. Es la única que podré heredar.

   La casa de Brid no está lejos, casi diez cuadras de la mía así es que no tardo mucho en llegar. Me grita desde dentro que está abierto y entro.

— ¿Tienes todas las cosas listas? Yo no he traído nada.

— Sep tengo todo aquí.

   Termino de respoderle el mensaje a Ethan y levanto mis ojos hacia Bridget, lleva el short de deporte corto y un sujetador deportivo, detrás de ella Jenna viene en braga y sujetador.

— ¿Por qué están en ropa interior y yo no? — pregunto poniendo mis manos en mi cadera.

— Porque hemos follado.— mis ojos se abren y me pongo a reír.— ¿Qué, crees que sólo tú y Bridget se pueden divertir?

   Jenna se pone a reír y sube las escaleras. Junto a Bridget vamos a la sala y ella se acomoda en el sofá más grande.

— No a querido ir a su casa, así es que luego de la practica vino acá.— Jenna fue la única de las tres que siguió en el equipo.— Lamento si querías pasar a tiempo a solas conmigo.

— Pasé tiempo contigo en el trabajo, boba.

— Fui interrumpida por un intento de chico Disney.

   Me limito sonreír y voy por la bolsa que está sobre la mesa, dejo las cosas en la mesita de centro y la miro.

— Debes quitarte éso.

— ¡Pensé que no volvería a escucharte decir éso!

   Se sienta sobre el sofá y se quita el sujetador dejando libre pechos, vuelve a recostarse y pone sus manos detrás de su cabeza.

» Ya puedes tocarlas, Stella.

— ¡Bridget, usaré tus sales de baño. No sean ruidosas chicas!

   Le respondemos y vuelvo a lo mío, romo un algodón, lo mojo con suero y lo paso por sobre uno de sus pezones. Bridget suelta el aire al sentir el algodón.

— Debes estarte quieta o quedarán desnivelados.

— Disculpa, pero la sensación es… extraña.

   Cuando lo desinfecto bien, tomo la aguja y la limpio también. Una vez que está listo, tomo su pecho en mi mano y lo presiono un poco, Bridget cierra los ojos y muerde su labio.

— ¿Tocar tetas se siente como el cielo, no Stella?