Déjame decirte que lo más cerca que he estado de la perfección, fue aquella noche en que la vi a ella sonriendo con una sonrisa asesina y con la luz pálida de una luna llena. La tomé de la mano, se asustó y le dije: esta será tu mejor experiencia que has tenido jamás. Caminamos por la orilla del mar, descalzos sobre la arena, desnudando nuestras almas y nuestros cuerpos. Las pupilas de sus ojos eran el universo entero, ¿y yo?, yo sólo era un simple hombre que le dedicaba poesía por las noches y cantaba su alegría cerca de su oído izquierdo. Su forma de caminar me volvía loco, incluso más de lo que estaba por ella. Era la única que soportaba mi pasado, y es que el amor es eso: cuando alguien, aun conociendo tus cicatrices, se queda para besarlas. Sujeté fuerte su mano, se puso de puntillas y me beso, fue esa clase de beso que te hace sentir que todo ira mejor, quizá no toda la vida, pero sí en ese momento, porque en ese instante sólo era ella y yo. Lo triste de todo esto fue que tuve que despertar de un sueño que hubiese querido que durara una vida entera. Y es que es de la única manera en que puedo tenerla: soñando.
ESTÁS LEYENDO
Benjamin Griss (El chico del ayer)
SonstigesEs un libro con la recopilación de escritos de Benjamin Griss, un joven talentoso de Guatemala. Quién escribió cuando algo comenzó a dolerle, es decir , desde que tiene uso de memoria. Hoy se lo conoce cómo un soñador, cómo quién no se guardo su...