Diálogo: Alicia y Bruno

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—¿Sabes qué voy a hacer?—¿Qué?—Voy a limpiarme estas lágrimas, voy a fingir que todo es perfecto, porque al final del día eso es lo que la gente quiere ver, nadie se enamoraría de alguien que está tan roto por dentro y aún así lo muestre físicamente.—¿Pero eso te dolerá, no?—Puede ser, pero no duele tanto si lo comparo con todas las veces en que he fingido que no me importa alguien, sólo por el hecho de que cuando se acerca a mí, entro en modo de precaución. Porque en un tiempo, en otras circunstancias y con otras personas, hubo algo que hizo que tuviera miedo de volver a confiar en alguien, miedo de que alguien se acerque a mí y salga herido. O muerto. Si quieres salir vivo de mí, aléjate lo más lejos posible. No quiero hacerte daño.—Ya entiendo. Desde entonces comenzaste a tener cuidado en quién confías, porque confiar hizo que tuvieras miedo, pero el miedo tarde o temprano termina por matarte, y lo sabes.—No hay peor muerte que la que tiene aquel que nunca se ha arriesgado y ha salido, por lo menos, con una cicatriz.—Toda persona con cicatrices es signo de ser humano, a ser verdad: también he pensado que incluso los seres que no pertenecen a la Tierra tienen cicatrices. Es algo loco de pensar, pero si aquí existe el dolor, lo más lógico es que en otros lugares fuera de nuestra galaxia o dentro, también exista.—Por favor, escúchame: Aléjate de mí, no quiero que sangres por mi culpa. No quiero ser aquella cicatriz que al tocarla sangra de nuevo. No es un consejo, es una advertencia.Entonces Bruno besó a Alicia. Algo brilló en aquella noche, y no precisamente fueron las estrellas.

Benjamin Griss (El chico del ayer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora