La llamé "la chica de los mil demonios", tenía una locura parecida a la de los poetas, no se dejaba engañar fácilmente, era ingenua cuando le convenía, pero de tonta no tenía un pelo. Una noche me enseñó todos los monstruos que guardaba dentro, y los demonios comenzaban a rodearnos mientras las estrellas nos miraban, ninguna decidió ser fugaz, quizás porque no querían que pidiésemos un deseo diferente cada uno, no queríamos sonar ni parecer insistentes al respecto, entonces nos acostamos en el césped, ella puso su cabeza en mi pecho, y comenzamos contar las estrellas como quien cuenta todos los tropiezos que ha tenido a lo largo de su vida. Que estaba un poco cansada, me decía, cansada de las malas rachas que le jugaba la vida, caían sus lágrimas y no podía hacer nada al respecto, excepto abrazarla como si abrazase a alguien que está demasiado roto como para recomponer sus cristales rotos. Decía ser débil, pero un día comprobé que era parecida a un diamante, que era un equilibro de un cristal y de una piedra, de lo frágil y de lo duro. Preciosa, vaya. Ser fuerte era su tipo de belleza. Caía no sé cuántas veces para luego emprender el vuelo. Se alborotaba el pelo en verano y quería ser como un pájaro paseándose por el mar, yendo y viniendo de un atardecer, dormir en su nido. Sentirse libre, esa era su misión, no sentirse atada por nudos en la garganta. Bailaba, como puede hacerlo un ángel herido. Su misión era seguir siendo ella, que ni las circunstancias ni el dolor la cambiaran, pero un día todo se revocó y sus planes ya no eran los mismos, el dolor la hizo fría y cortante, pero sería injusto acreditarle eso a ella, fue la vida quien la cambió. Antes de irse me dio un beso y me dijo que fue un gusto haber coincidido en este desastre de vida. Y yo le dije que dos tormentas encajan a la perfección. Y se fue, no la volví a ver jamás. Mi chica de los mil demonios, ahora en qué infierno andarás.
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Benjamin Griss (El chico del ayer)
RandomEs un libro con la recopilación de escritos de Benjamin Griss, un joven talentoso de Guatemala. Quién escribió cuando algo comenzó a dolerle, es decir , desde que tiene uso de memoria. Hoy se lo conoce cómo un soñador, cómo quién no se guardo su...