Quizá

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  Y no sé, quizá necesitamos a alguien que nos haga saber que no salimos tan mal en las fotografías y que el invierno no es tan triste como parece, pero al final es con el invierno con quien más nos identificamos, porque es agua acumulada en nubes; como nosotros acumulamos lágrimas por dentro y caen cuando ya no soportamos el peso. Y quizá nos hemos acostumbrado a pensar que todo irá de mal en peor y que la última llave no nos llevará a ningún lado. Y que muchas veces tenemos esa necesidad de querer que alguien entre a nuestra vida accidentalmente y cure nuestras heridas que por mucho tiempo han estado abiertas, que amortigüe la caída cuando decidimos saltar de nuestros miedos y que sane nuestras inseguridades con cada mimo. Es que lo inesperado es lo mejor que nos puede suceder, porque sucede lo mejor. Y lo mejor no es una cosa, sino una persona que nos dibuje una sonrisa en ese cielo gris, que por años enteros ha estado lloviendo sin parar y ha inundado nuestros pensamientos. Tenemos la esperanza de que en cualquier momento aparecerá: con una sonrisa tan blanca como la leche y tan brillante como la luz del sol en verano. Y cuando menos lo esperemos, cuando todas las posibilidades se agoten para encontrar a la persona que tanto deseamos que llegue, cuando ya no creamos en la magia del amor, entrará a nuestra vida de la forma menos imaginada para hacer que volvamos a creer en alguien.   

Benjamin Griss (El chico del ayer)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora