Salvada.

31.4K 2.2K 327
                                    

7

Después de acabar el desayuno, todos pasamos a la sala de preparación donde nos duchamos y pusimos nuestro traje y lo equipamos con lo necesario. Tomé la botella de agua y me aseguré de que quedara bien sujeta al traje y recogí mi cabello en una coleta alta.

― Dian, hay algo más que debes saber antes de salir allá. ―Me comentó Faith cuando estábamos en el pasillo para salir de la cueva.

― ¿Qué es? ― Pregunté realmente extrañada de que no me lo hayan dicho antes.

― Aquí no es como parece. Aquí entre menos personas mejor. ―Dijo susurrando y mirando a todos lados para asegurarse de que no escuchara nadie. ―Por eso nadie te lo ha dicho. No te alejes mucho de la Aldea, o no podrás regresar para el anochecer y tus inconvenientes en... supervivencia harán que mueras. Regresa antes del anochecer.

― ¿Y cómo hago eso? No conozco aquí. Seguro me pederé...

― No, sólo llega al río del norte y dirígete al este, y cuando llegues al roble tu...

― ¡Faithy! ― Leah la rodeó con su brazo derecho. ―Hoy vamos a matar algunos monos. Con tu habilidad para cazar y la mía para trepar, hacemos un gran equipo. ¿No crees?

― Yo... sí, claro. ―Leah canturreó y se llevo a Faith de mi lado.

Salimos de la cueva y todos se retiraron sin voltearme a ver siquiera. Suspiré pesadamente. Sería un largo día.

*

Aproximadamente llevaba 5 horas caminando. Y aún nada malo pasaba. Excepto por la vez en la que caminé a lado de un arroyo para tomar mi agua y vi un gran, gran oso mutado con seis patas. Sólo corrí de él, trepando en un árbol como pude y cuando pasó por debajo de mí salté sobre él y con un trozo de tronco lo noqueé. Corrí como loca para no tener que estar presente cuando se levantara nada contento.

Después de eso seguí caminando, buscando alimentos pero todos los que encontraba hasta ahora eran venenosos o no los identificaba, y no quería arriesgarme. Así que recordé lo que un día nos dijeron en nuestro curso de supervivencia. "Los frutos más naturales y no mutados, se encontrarán siempre cerca de algún río o arroyo. Algún lugar donde haya agua". Pero resulta que había dejado el arroyo donde me topé el oso hace más de 2 horas y no quería ir ahí y encontrarme con la bestia. Por lo que tenía que buscar alguna otra fuente de agua.

Caminé sin rumbo estando alerta al cien por ciento de lo que me rodeaba. Y el cansancio y el hambre comenzaban a surtir efecto después de algunos minutos de andar caminando. Me detuve debajo de una gran palma que proporcionaba sombra. Y me recosté, solo tratando de descansar.

Pensaba en lo mucho que extrañaba a mi familia, y a mis amigos y a mi hermana. Nunca fui una persona muy sociable pero cuando se trataba de mis seres queridos, ellos eran todo para mí. Mamá siempre me cuidó con amor incondicional desde que era pequeña. Mi padre también. Éramos my felices juntos hasta que se llevaron a mi hermana mayor a los 17. Ahí es cuando todo se desmoronó. Mi padre enfermó y mi madre, aunque trataba de verse fuerte por mí, también estaba rota.

¿Cómo alguien puede hacer eso? Sólo separarte de tu familia, dejándola rota y dejando todo en sufrimiento. Era algo inhumano. Pero no era algo que pudiéramos evitar de cualquier manera. Lágrimas silenciosas salieron de mis ojos. No quería ser débil. Sabía que algún día podría salir de aquí y regresar a casa. Aun que mis probabilidades de sobrevivir aquí fueran de una en un millón.

Recargué mi cabeza en el tronco y cerré los ojos. Pero escuché el crujido de una rama, y enseguida me levanté a la defensiva. A mi derecha un Firaki tres veces más grande que el animal virtual que nos ponían en el fuerte estaba parado a mi lado. Por su posición podría decir que estaba listo para atacar. Y cuando abrió sus fauces exageradamente supe que era cierto. Sin pensarlo dos veces corrí pero el animal siguió mi paso. Tratando de no bloquearme recordé mi última clase y comencé con una redondilla esquivando el primer colmillo, aterrizando en un tronco caído el cual utilicé como impulso para saltar sobre el segundo colmillo lanzado. Cuando me estabilicé, noté que había perdido de vista al animal, pero por lógica sabía que él seguía aquí, solo necesitaba escuchar...

Cerré los ojos y escuché un pequeño silbido. Ése que sólo se produce cuando un objeto está viajando a gran velocidad por el aire. Sin pensarlo dos veces hice una backflip. El colmillo pasó sobre mí al momento en que mi espalda hizo el arco. Y pasó entre mis piernas al momento de levantarlas. En cuando sentí los pies en el suelo corrí. E incliné mi cuerpo a la derecha, viendo pasar a lado mío el quinto colmillo. Miré hacia atrás y visualicé al animal tras de mí. Alcancé las armas en mi espalda y oprimí un botón. La espada se volvió un arco y una flecha. Giré en seco lanzando la flecha al animal. Pero gracias a mi poca habilidad y mala suerte, la flecha se encajó en el costado superior del animal. Haciéndolo retorcerse del dolor, pero no lo suficiente como para dejarlo indefenso. El animal gruñó ferozmente y se lanzó sobre mí, caí pesadamente sobre la tierra húmeda y comencé a luchar por quitármelo de encima. Con una mano tomé la flecha encajada sobre su piel y comencé a revolverla esperando herirlo más. Pero eso sólo sirvió para que el animal enfureciera. Gruñó una vez más y luego rugió abriendo sus fauces, dándome a ver lo que heló mi sangre en un segundo. El sexto colmillo, apuntando directo a mi cara, listo para matarme. Sólo cerré los ojos, preparándome para lo que venía.

Pero no sentí nada. No escuché nada, tampoco. Abrí los ojos lentamente y visualicé a la bestia todavía encima de mí, pero sin luchar y sin... vida. Completamente aterrada me lo saqué de encima con mucho esfuerzo y me senté en el césped viendo a la criatura a mi lado. Ahora tenía dos flechas: una en el costado, la que yo tiré, y otra justo en el pecho.

Giré a mi derecha y vi a un chico arriba de un árbol. Mirando en mi dirección. Su mirada, azul como el cielo, era fría y sus facciones eran tranquilas. En su mano sostenía un arco. Él le había disparado al Firaki.

Marked. | fanfic. (libro ahora disponible en amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora