Aliados.

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16

― Dian, morirás allá tu sola. ―Intentaba con todas mis fuerzas no contestarle al chico que me seguía desde atrás. ― ¡Dian! Sabes mejor que nadie que me necesitas.

Y eso fue la gota que derramó el vaso.

Giré con fuerza lista para gritar. ― ¿Qué yo te necesit....?

Pero de alguna manera, no pude terminar mi frase porque algo impedía que mis labios se movieran. Y no tardé en darme cuenta qué era eso: sus labios.

Mis manos volaron con fuerza a su pecho golpeándolo para que se alejara de mí mientras sus manos se aferraban a mis brazos.

Fue cuestión de segundos para que se separara de mí.

― ¡NIALL! ¡¿ESTÁS LOCO?! ― El chico sólo me miró con una estúpida sonrisa de lado que hacía mi humillación crecer. ― ¿Por qué demonios hiciste eso? ¿No crees que ya tengo suficiente con tu humillación verbal para que tú te burles así de mí?

― No me he burlado. Te he besado por que quise hacerlo. Me dieron ganas, no sé. ―Se encogió de hombros. Yo tuve que quedarme callada unos segundos para procesar sus palabras.

― Tú... tú quieres volverme loca, ¿no es así? ―El alzó una ceja en señal de confusión. ― ¡Claro! ―Elevé las manos a mi cabeza. ― Tu plan es volverme loca, hacerme perder la cabeza de poco en poco para que así después puedas matarme.

― Okay, si antes no estaba del todo convencido de que las plantas de aquí te drogaban ahora si lo estoy. Deja tu imaginación de niña de kínder y sigamos el camino. ―Estiró su mano para tomar mi brazo y yo me alejé de él.

― No me toques. ―Contesté de manera dura pero en voz baja. Mi cabeza estaba al límite.

Tantas emociones juntas me habían dejado en un estado de shock.

― Como desees, pero camina. ―El comenzó a andar asegurándome de que estuviera a su lado. Yo no pude decir una palabra más.

*

Una vez más, después de una pesadilla de terror, me despertaba agitada y algo alterada.

El cielo era claro y pareciera que el clima fuera algo húmedo.

Me apoyé sobre mis codos y giré mi vista a mi derecha. Un par de ojos celestes estaban fijos en mí.

― Tuve el sueño más raro de todos. ―Dije sonriendo ligeramente y sacudiendo la cabeza.

― ¿Qué soñaste? ― Preguntó Niall.

― Tú me besabas. ―El sustituyó el ceño fruncido por una sonrisa que yo no entendía.

― Eso no fue un sueño. ―Apenas murmuró.

― ¿Qué? ―El se acercó un poco más.

― No lo fue. Pero si quieres lo puedo volver a repetir. ―Entonces recordé toda la escena que había sucedido hace unas horas.

― ¡Aléjate! ―Exclamé mientras me levantaba. ― ¿Qué sucede contigo? ¿Me odias pero me quieres besar?

― No te odio. ―Dijo con una risa reprimida.

― Pero no te agrado.

― Que seas irritante no quiere decir que no seas condenadamente hermosa, y hey, soy un chico. ―Dijo alzando ambos hombros. Sin poder controlarlo mis mejillas se volvieron rosas. ― Y ahí está... el rubor. Claramente, tú también quieres besarme.

― Basta con lo del beso. ―Lo señalé esperando imponer mi voluntad. Él estaba perdiendo la cabeza. ― Estás loco.

― Yo no soy el que imagina cosas.

― ¿Qué? ―Pregunté ahora triplemente cofundida.

― Nada. Alístate que nos hacen falta tres zonas para llegar a la Aldea. Si nos damos prisa, llegaremos mañana por la tarde.

*

Niall y yo comenzamos con el viaje con el habitual silencio de todos los días. Yo no tenía ganas de hablar después de lo que había sucedido en la cueva cuando me desperté.

¿Sería cierto que me había besado o todo lo había soñado y él se aprovechó de eso?

Una cosa era segura, tendría que impedir que volviera a suceder. ¿Cómo alguien podría ser así? Tan... inestable. Él me hacía querer arrancarme los cabellos de la cabeza.

Decidí ignorar por ahora la situación, y Niall sin hablarme facilitaba todo de la mejor manera.

― Dian.

― ¿Qué?

― Estamos por entrar a la zona número 2 de bosques. ―Comentó el rubio deteniéndose un momento.

― ¿Y eso qué tiene? ―Pregunté confundida.

― Es la zona más peligrosa de los bosques. Está infestada de monos Georthios.

― ¿Los osos pequeños que parecen ratas enormes? ―El fantasma de una sonrisa cruzó su rostro.

― Buena descripción. ―Yo sonreí un poco. ― Sí.

― ¿Y cuál es el problema? ―Contesté.

― ¿No lo recuerdas, niña? ―Preguntó con hostilidad. ― Esas cosas son letales y se juntan por manadas de más de 30. Moriremos.

― ¿No puedes sólo matarlos y ya? ―El giró los ojos de manera exasperada.

― Por su puesto que no. Son demasiados y son ágiles. Solo no podré hacerlo.

― Y ¿cuál es tu plan? ―Pregunté de brazos cruzados. ¿No podríamos rodear o tomar otro camino?

― Podremos pasar si alguien me ayuda a atacarlos.

― ¿Y a quién piensas pedirle ayuda? ―Dije como si el chico tuviera alguna laguna mental. ― Estamos en el bosque del planeta Tierra, y el único contacto humano está a kilómetros.

― Tu lo harás. ―Yo lo miré sorprendida.

― ¿Yo?― Niall asintió. ― Creo que olvidas un pequeño detalle: soy una inútil.

― No lo eres. ―Su rostro era relajado, no había rastro de hostilidad, algo raro en él. Y su voz era suave. Por primera vez veía algo de humanidad en él. ― Aprenderás a matarlos. Yo te enseñaré a cazar.

Marked. | fanfic. (libro ahora disponible en amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora