Volar.

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18

Después de numerosos intentos, en una ocasión pude disparar en el centro del círculo negro. Me puse tan feliz que comencé a dar vueltas de carro por todo el lugar mientras reía. Cosa con la que Niall no estaba muy contento. No paraba de gritar "¡Dian, me vas a dar una patada!". Y eso sólo me hacía todo más divertido.

Con Niall, después de tanta frustración y coraje encontrado, por fin pude encontrar una manera de que su forma seca y hostil de ser no me afectara. Había llegado a la conclusión de que él en realidad no era así. Porque yo podía ver en sus ojos celestes el rastro de un hombre hecho de carne y hueso. Y aunque él no quisiera aceptarlo ni hablar sobre ello, yo sabía que algo había pasado en él para que su actitud fuera así. Porque estoy segura que antes de eso, él pudo haber sido el chico más lindo y sensible que jamás haya conocido.

Así que después de dos horas y media de dispararle a distintos árboles, cuando nos sentamos a descansar y tomar agua, decidí sacarlo al tema.

― ¿Niall? ― Intenté usar el tono más suave y amable que podía. Esto era delicado.

― ¿Sí? ―Contestó distraído.

― Quisiera preguntarte algunas cosas, pero no quiero que seas grosero conmigo si no quieres contestarlas. ―El volteó hacia mí con expresión confusa.

― ¿A qué viene esto? ― Yo alcé los hombros.

― Pura curiosidad. ―Sonreí tímidamente. ―Sólo prométeme que si no quieres responder no serás rudo conmigo.

Su entrecejo se frunció y segundos después suspiró.

― Bien, lo prometo. ―Yo sonreí más segura.

― Lo que te preguntaré tal vez sea algo delicado, o tal vez no. Sólo estoy tomando precauciones pues mi impresión sobre ti es que eres un chico poco abierto hacia los demás.

― ¿Hacia los demás? Niña, ¿te das cuenta que eres el único contacto humano que he tenido desde hace seis años?

― Bueno, tal vez ésa sea la razón.

― ¿La razón de qué?

― Mi pregunta... Yo... quería saber si algo había ocurrido para que tu actitud fuera tan tosca, tan hostil. ―Miré con temor su expresión rezando en silencio por que no reaccionara mal. El sólo relajó sus hombros y sus facciones faciales también. ― No quiero que me malinterpretes. No quiero meterme en asuntos que no son de mi incumbencia. Pero desde que te conozco has sido cruel conmigo, ―miré el suelo tratando de no enfrentar su mirada― pero en verdad, yo no te he hecho nada... Y yo, he visto en tus ojos y en algunas acciones algo de amabilidad y de bondad. Simplemente el que me hayas salvado es un acto de humanidad. Tú no eres malo ni peligroso. Eso es una máscara. Dentro de ti... Eres otro.

Niall dibujaba algo en la tierra con una rama. Esperé por su respuesta pero el permanecía en silencio. Sin embargo, me parecía ver su boca moverse. Como si quisiera decir algo pero no pudiera.

― Hay una razón por la que no les agrado a ellos, Dian. ―Dijo después de minutos. ―No deberías estar conmigo. Soy peligroso. ―Asumí que por ellos se refería a los integrantes de la aldea.

Él entonces levantó la mirada y vi algo en sus ojos que jamás creí poder presenciar: dolor.

― Es que tu no... ¿Tú no me escuchaste? ―Susurré calmadamente. ―Sé que no eres así. Eres una máscara.

El negó con la cabeza, respiró hondo y volvió a mirarme con el ceño fruncido.

― Deja de decir eso. Es una mentira. ―Se levantó del suelo rápidamente y yo hice lo mismo. No quería terminar la plática cuando apenas me había dado un mínimo trozo de la verdad.

― Pero tú...

― Basta. No me hagas romper la promesa. No quiero hablar más. ―Yo miré al suelo apenada. ―Sigamos. Es hora de que caces algo que se mueva.

*

No estaba conforme con su respuesta, pero aún así decidí unir lo que tenía.

Él prácticamente me gritaba por su mirada lo herido que está por algo que yo desconozco. Pero cuando quise acercarme ahí, él sólo se tragó el dolor y fingió más hostilidad.

Algo había en él y esta plática sólo hizo que mis sospechas crecieran.

Ni siquiera sé porqué esto me interesaba tanto. Sólo tenía unas ganas enormes de saber qué fue lo que lo lastimó para que él hiciera una barrera de negatividad y mala actitud tan grande y dura de traspasar.

― Basta.

― ¿Qué? ―Volteé a ver hacia el rubio.

― Deja de procesar lo que escuchaste. Deja el tema por la paz. ―Yo no dejé que su dura mirada me inhibiera.

― Oh no. Puedo ceder en muchísimas cosas que tú me impones Niall, pero en esto no daré mi brazo a torcer. En verdad me importa conocer el verdadero tú. ―El rascó su nuca exasperado.

―Cómo quieras. No lo lograrás. ―Estaba a punto de responder pero él me interrumpió. ― Matarás aves.

― ¿Aves? Yo no sé si pueda... ―Dije moviendo mis manos nerviosa.

― Pudiste dar en el centro. Podrás hacer esto. ―Yo asentí algo insegura. ―Toma tu arco y ven conmigo.

Niall me dijo que para cazar algo que deseamos obtener como alimento, lo más seguro era esconderse de la víctima. Así que nos escondimos detrás de un arbusto algo amplio.

Él dijo también que las aves son algo difíciles de cazar debido a la velocidad en la que viajan. Pero que si uno está alerta y calcula el tiempo y la distancia adecuados, debería ser pan comido.

― Escucha el batir de sus alas o los sonidos que hacen y eso te dirá a qué distancia están de ti. Concéntrate en sólo eso, escuchar. Y el resto lo hará tu instinto de caza. ―Yo asentí y él me indicó con su dedo índice que no hiciera ruido.

Preparé el arco y la flecha y todo quedó en silencio. Intenté escuchar cualquier sonido, cualquier mínima resonancia que hiciera despertar mis sentidos.

Antes de poder reaccionar se escuchó el graznido de un ave pasando justo enfrente de nosotros.

― ¡Demonios! ―Exclamé. La había perdido.

― Cállate. ―Me dijo el rubio. ―Perdiste esa, pero eso sólo significa que hay más cerca. Intenta otra vez, concéntrate.

Tragué saliva duramente y volví a preparar la flecha y el arco. Esta vez quería hacerlo bien, así que cerré los ojos.

Respiré hondo y enfoqué cada neurona de mi cerebro en escuchar algo.

Uno, dos. Uno, dos. Era el sonido de mi respiración y la de Niall. Uno, dos. Uno, dos. Uno, dos... un, dos, tres.

Antes de siquiera procesarlo mis piernas me pusieron de pie y mi brazo realizó la acción tan fugazmente que no lo sentí.

Abrí ambos ojos y observé el arco en mi mano vacío.

Las dos aves estaban en el suelo a unos metros míos sin poder moverse.

Y yo estaba en estado de shock. Había escuchado la respiración sincronizada de dos aves volando.

Marked. | fanfic. (libro ahora disponible en amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora