Nerviosa.

28.5K 2.2K 497
                                    

11

― Hey, mira lo que encontré. ― Lancé un puño de frutos rojos a hacia él. ― Son fresas. ¡En el fuerte habían dicho que estaban extintas!

Niall tomó los frutos en sus manos y los examinó cuidadosamente. ― ¿Estás segura que no son las venenosas? Los Yakatis las mutaron hace varios siglos haciéndolas letales.

― Las que son venenosas tienen puntos dentro de ellas de color púrpura. Pártela. ― Niall tomó un cuchillo de su lado y partió una fresa a la mitad.

― ¿Sabes reconocer fruta venenosa? ― Preguntó anonadado.

― Es mejor decir que sé reconocer la fruta no venenosa. Ya que el 95% de la flora aquí lo es. ―El esbozó una media sonrisa.

― En toda mi estancia aquí, me eh limitado a comer sólo raíces y pescado porque no sabía cual fruta era venenosa y cual no. Y en dos días y medio que eh estado aquí, tú has traído más de cuatro especies de frutos distintos. ― Algo dentro de mí se alegró. Mi orgullo estaba recuperándose y estaba listo para saltar y decirle en la cara "¡No soy una inútil!".

― De nada. ― Dije sonriendo con orgullo y él rodó los ojos.

― Creo que mi pierna ya está lista. Observa. ―Me acerqué y el desenrolló las hojas. Su piel parecía estar recobrando su color en su totalidad y sin duda la herida estaba cerrando.

― ¿Crees que ya puedas caminar? ― Él asintió. ―Te ayudo.

Lo tomé de los brazos y lo ayudé a ponerse de pie lentamente. Primero puso todo su peso en su pierna sana y con cuidado se apoyó en la otra.

― ¿Duele? ― Pregunté. El negó. Comenzó a mover ambas piernas y lentamente dio pequeños pasos. Hasta poder caminar a paso normal.

― Ya está. ―Suspiró con alivio. Recogió sus armas del suelo y se la colocó en la espalda y salió por la cueva. Yo me quedé parada unos segundos.

― ¡Hey espera! ― grité detrás de él. ― ¿A dónde vas?

― A tomar una ducha. Hace dos días que no lo hago. Te recomiendo que lo hagas también, ya que tú tienes seis días sin hacerlo y apestas. ―Dijo en un tono burlesco.

Me quedé callada sin poder creer lo rudo que era. Decidí seguirlo. ¿Dónde más podría tomar una ducha que en la aldea?

― ¿Un lago? ¿Enserio vas a ducharte en el lago? ― El rio pesadamente y me miró divertido.

― Claro. No hay regaderas en el bosque, princesita. ―Yo miré alrededor nerviosa. ― Además no hay nadie aquí. No entiendo el problema. ―Estiró su brazo a su costado y bajó el cierre de su uniforme. Y sin pena alguna comenzó a bajarlo.

― Wow, wow, wow. ¡Avisa antes de hacerlo! ―Grité tapándome los ojos. Sólo escuché su risa de nuevo. Y el sonido del agua fue mi señal para quitarme las manos de la cara. No había nada en el lago pero segundos después su rostro salió a la superficie. Escupió agua por la boca y sacudió su cabello mojado de un lado a otro.

― ¿No vas a ducharte? ― Preguntó sonriendo hacia mí. Era la primera vez que lo veía sonreír.

― No si tú estás aquí. ― Contesté de inmediato.

― Pues yo me iré en cuanto termine. Es tu decisión. ― Volvió a sumergirse en el agua y yo mordí mi labio en desesperación.

Él sabía que yo quería quedarme con él porque si no moriría. Y por eso hacía esto. Era cierto que apestaba y hasta yo me sentía sucia. Pero no quería tener que nadar con él, ahí, desnuda.

― Sumérgete hasta que me escuches entrar al agua. ―Le grité cuando salió a la superficie.

― ¿Qué? ¿Acaso yo te pedí eso? ― Lo miré con odio. No había manera en que lo dejara verme desnuda.

― Sólo hazlo Niall.

― Bien. ―Rodó los ojos y se sumergió en el agua.

Por alguna razón no confiaba en el así que bajé mi cierre y me deshice del traje lo más rápido que pude. Sentí la brisa fría erizando mi piel y salté al agua. Estaba algo tibia. Pero no era incómoda. Salí a la superficie y tallé mis ojos con mis manos. Sólo que cuando los abrí no encontré rastro de Niall.

― ¿Niall? ¿¡Niall!? ― Maldita sea. Fue una trampa para irse lejos en cuanto yo saltara.

― Hey― Sentí su voz cerca de mi oído y grité, girando mi cuerpo rápidamente.

― ¡Con un demonio! ¿Qué está mal contigo? Casi me da un infarto. ―El rió sumamente divertido.

― Tranquila Dian. Estás algo tensa. ―Su voz calmada me causó nauseas. Di gracias por que el agua me llegaba justo a las clavículas. De otra manera me sentiría muy apenada.

― ¿Cómo no estarlo? Estás desnudo. Y ¡yo estoy desnuda! Y estamos nadando en el mismo lago.

― No veo cual es el problema aquí. ―Lo miré confusa y comenzó a acercarse a mí. ―O tal vez, yo te pongo nerviosa. ―Su mano alcanzó la mía y yo la aparté de inmediato alejándome de él.

― Basta. ¡Basta! ¡Me sacas de quicio! Tú nadarás p-por allá y y-yo por allá. ―Señalé el otro extremo del pequeño laguito. Me alejé de él nadando parcialmente hasta donde había señalado.

Estando allá no me inmuté en ver a Niall. Estaba irritada por su actitud. ¿Él ponerme nerviosa? ¿Y qué se creía? Quité la banda elástica de mi cabello y me concentré en mojarlo bien para quitar cualquier rastro de tierra, hojas y suciedad.

Después de algunos minutos dejando el agua limpiarme y relajarme completamente, comencé a nada de vuelta a la orilla.

― ¿Está la princesita más relajada? ― Volteé a ver a Niall a mi derecha y rodeé los ojos. ―Es hora de irnos. ― Se acercó a la orilla y se impulsó con ambos brazos a salir. Yo agaché la mirada rápidamente. ― ¿Saldrás o no?

Levanté la vista y lo vi ahora terminando de meter su brazo a su manga derecha. Me encontré en un lío. No habría forma de salir sin que él me viera.

― Toma mi traje y llévalo detrás de ese árbol. ―Señale con la barbilla un gran tronco. Él me miro confuso. ― Hazlo. ―Supliqué. Él suspiró e hizo lo que le dije. ― Tienes que taparte los ojos. Hasta que yo te diga.

― ¿Qué? No hay manera en la que yo...

― ¡Niall! ¡Juro que si no lo haces romperé tu cuello de alguna manera u otra! ― El rió ante mi amenaza vacía, pues ambos sabíamos que probablemente yo terminaría con el cuello roto si incluso lo intentara. Cerró los ojos esperando y me tardé un poco en reaccionar. Me impulsé con mis brazos y salí del agua corriendo hacia el árbol. Ocultándome de la vista de él.

― ¿Ya? ― Preguntó cuando yo ya había metido ambas piernas.

― Sí. ―Respondí y me apresuré en meter mis brazos y subir el cierre. Salí del árbol y lo encontré limpiando sus armas en la orilla. ― Y ahora ¿qué haremos?

― No sé qué harás tú. No seguiré contigo. No sé cómo hacerte entender que no te quiero cerca de mí y que no te llevaré a la aldea. ― Yo miré mis manos.

― Pero no puedes dejarme sólo así. Estoy desarmada y soy algo torpe para matar. ―Él se incorporó y se puso delante de mí.

― ¿Algo? ― Yo lo miré con enfado. ―Escucha. Sólo puedo llevarte a la cueva por tus armas, porque yo te las quité. Pero no hay manera de que te lleve a la aldea. No quiero estar cerca de ese lugar.

― ¿Por qué demonios? ― Exclamé enojada. ―No podrás sobrevivir aquí tu solo. Deja de creer que eres alguna clase de ser que todo lo puede.

― Escucha niña. No necesito a esos farsantes para sobrevivir, ―me miró algo enojado también―, lo hecho durante seis años sin ellos. Y seguiré así.

No pude hacer nada más que contener el aliento. Era él. Él era Niall Horan.

Marked. | fanfic. (libro ahora disponible en amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora