¡Tu no puedes decir eso!

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Narrador omnisciente.

Ya habían pasado unos cuantos minutos desde lo sucedido y una destrozada morena iba conduciendo desesperada hasta algún lugar lejano, el cual la ayudará a despejarse de aquellas dolorosas palabras por parte del que siempre a sido su persona favorita.
Iba sin destino claro, solo quería huir y dejar toda esa mierda atrás, terca y envuelta en lágrimas no se dio cuenta cuando comenzó a apretar al acelerador más de la cuenta, superando la velocidad máxima permitida. Iba casi volando, sin embargo nada de eso sabía puesto a que iba fundida en diversos pensamientos, siendo la palabra que más repercutía su mente "eres una cualquiera".

Lloraba desesperadamente nublando de cierta forma su vista, y es que esas palabras la mataron por completo, Dean nunca la había tratado de esa forma, es más lo único fuerte que le había dicho era terca, sin embargo y pese a estar borracho, le dijo algo que lo más probable sentía.
Mientras revivía una y otra vez la maravillosa historia que día tuvieron y se lamentaba mentalmente el haberse separado de él, comenzó a sentir como una blanca luz se le acercaba mientras que a lo lejos el sonido de una bocina le tocaba constantemente como si estuviera advirtiéndole de algo.
De inmediato reaccionó, abriendo sus ojos de sobremanera al ver como un gran camión iba rumbo hacia ella, intentó por todos sus medios girar el vehículo, alejarlo de aquel camión y a la vez frenar para detener su velocidad, sin embargo miles de recuerdos de su hijo pasaron por su mente, al ya ver que era tarde y que su auto ya se estaba revolcando sobre sí mismo al ser impactado por aquel gran camion.
Asustada intentó cubrirse para no obtener algún golpe mayor, sin embargo basto que cayera sobre una quebrada su camioneta para golpear su cabeza desangrandose al instante... La morena ya estaba inconsciente.

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-He sido un idiota. - hablaba un arrepentido castaño a las afueras de aquel gran edifico en el que estaba hace un poco.
-Ten, Catalina me ha entregado esto para que pases más rápido la borrachera. - era Rollins quien aún seguía molesto por la conducta de su amigo, algo que el moreno no se hacia para atrás.
-Idiota es poco Ambrose, la has llamado prostituta con otras palabras ¿a quién? A la madre de tu hijo idiota.
-Y lo sé Joe, solo... - algo sus manos. Solo estaba borracho.

En eso observó a la castaña quien hablaba con Catalina.
-¿Qué ha pasado entre ustedes?
-¡Jaaa! - espetó irónico Rollins. Ahora intenta arreglar nuestros problemas.
-No seas apático Colbyn, solo pregunto.

-Pues con Catalina pasamos por una crisis, no lo sé muchachos nos amamos como locos pero... He sido un imbécil.

Joseph por su parte miraba atentamente a su amigo, el cual arrojaba destellos de amargura, mientras que Dean se sentaba a su lado.

-No era su responsabilidad decirme, ni la de la castaña. - observó a Joe.
Ellas son sus amigas antes que mías, como ustedes son los míos antes que de Ignacia. - sonrió dulcemente, haciendo sonreír a sus amigos quienes acababan de comprender que Dean ya había entendido la situación.

-Nadie dijo que enamorarse de tres mejores amigas, sería fácil. - espetó sonriente Rollins mientras que la cara de el moreno no expresaba emoción alguna.

-Y a tí... ¿Qué te pasa? - llamó su atención un preocupado castaño.

-Nada. - espetó a secas.

-Claro que nada campeón... - ironizó Seth mientras que ambos se situaban a su lado.

-Vamos, dinos que sucede.

-Ella está con Nicolás... - arrojó un débil y triste susurro el moreno.

-¡¿Qué?! Gritaron al unísono ambos chicos quienes no creían lo que él decía.
-¿Has bebido verdad?

Pídeme Que Te Quiera II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora