...Destinados.

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Narrador Omnisciente.

El moreno finalmente se plantó en medio de la calle arrodillándose cerca del cuerpo de su castaña tirada sobre aquel auto.

-¡UNA AMBULANCIA POR FAVOR! 

Pidió a gritos mientras sostenía de su cabeza y lloraba a mares.

-Oh mi amor, perdón, no me hagas esto, no me dejes. - susurró acariciando el rostro de ella, el cual tenía diversas manchas de sangre; para luego comenzar a moverla por sus hombros, pero aquello le fue en vano, pues la castaña no reaccionaba, solo lo observaba somnolienta.

-¡MALDITA SEA! - chilló al ver al conductor salir asustado y apenado. -HAZ ALGO POR UN DEMONIO Y LLAMA A UNA AMBULANCIA.

Pidió nuevamente desesperado y cegado por las mil y una emociones instaladas en su interior ante la certera idea de poder perderla, no  pensaba con claridad, tanto así que ni siquiera pensó en su Iphone que tenía en su bolsillo.

Paralelo a eso, una camioneta oscura acababa de llegar a la casa del moreno. Era el castaño quien venía junto a la morena con motivo de irse junto al samoano al aeropuerto. Pero de pronto la tortuosa imagen que se formaba en frente de ellos captó su atención de lleno.

-¿Eso es un accidente? preguntó en voz alta la morena mientras apagaba el motor del vehículo y se quitaba el cinturón para bajar.
Y lo hizo, camino raudamente hasta el lugar, pero de pronto toda esa seguridad se transformó en miedo al lograr ver como a un lado de un destruido auto se encontraba su amigo de rodillas, llorando como un niño mientras sostenía algo que no lograba ver del todo bien. El castaño la alcanzó y al ver a su amigo apuró el paso, pero de la nada se detuvo, al ver lo que jamás en la vida se imaginó ni deseó, mientras que un desgarrador grito por parte de su mujer se hacía presente a su lado.

-¡Ninoska! 

Gritó mientras corría hacía donde ella estaba.

-¡Amiga, por favor resiste! - se arrodilló a la altura del moreno.

-¡Dime ¿qué ha pasado?!

El samoano no fue capaz de responderle nada, estaba demasiado ido en culpa, pena y lágrimas que las palabras no podían salir por su boca, solo meció su cabeza de lado a lado sin querer soltar a su chica.

El castaño guiado por el desespero, intentó junto a Ignacia quitarle el auto de encima, pero eso fue estúpido, ya que, ni siquiera lograron moverlo.

-¡Otra vez! Uno, dos, tres. - gritó Ambrose mientras que la morena asentía agitada.

Pero tampoco pudieron, y de la nada, el moreno pudo notar como la castaña lloraba, con un aspecto de sufrimiento.

-¡Maldita sea! - maldició Dean, mientras el samoano le hacía una seña a Ignacia, quien rápidamente llegó al lado de la castaña.

-Ninoska, descríbeme los síntomas.

La castaña la oyó al pie de la letra y respirando muy agitada mientras derramaba lágrimas, está vez de miedo, le habló.

-Mis piernas... y, m... mi pelvis están a... aplastadas. - tragó espeso y su voz se torno más débil de lo que estaba. - Y no... puedo sentir mi otro brazo, así que no estoy segura de... si sigue aún ahí. 

La morena asentía tristemente, indicándole el hecho de oírla, mientras que Reigns apretaba sus labios producto del dolor de verla así.

-Y siento el pecho, como.... s, si me fuera a explotar, así que lo más probable es que sea un hemotórax... masivo. 

Pídeme Que Te Quiera II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora