O Tal Vez Sí... Pero Con Un Poquito De Ingenio

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Narrador omnisciente.

Ya había pasado un día desde aquel encuentro entre Dean e Ignacia, algo que el castaño no quitaba de su mente y es que ante cada acción que realizaba, su mente por detrás le repetía miles de veces en el mismo tono burlón que lo hizo ella.

"Debes de cuidar tu trasero Deano".

Al escuchar decir aquello, Dean sonría cada vez más ampliamente, y es que una vez más los recuerdos del pasado retumbaban sobre su mente, queriendo volver atrás todo el tiempo, cuando paso increíbles momentos junto a ella, él nunca quiso que se fuera y se lamentaba al tal vez no haber aprovechado de mejor forma aquellos increíbles momentos que tenían juntos. Ella era la única chica con la cual se sentía cómodo, a pesar de tener diversos tapujos, diversos problemas familiares y una personalidad excéntrica que le hacía olvidarse de tu triste infancia, ella le hacía olvidar todo, le hacía experimentar los sentimientos más puros que había podido sentir... Era su chica y la extrañaba.

Mientras esto ocurría con Dean en su casa, Ignacia en tanto estaba en la suya, jugando con su pequeño hijo junto a Sebastián.
Se encontraban los tres en el gran jardín de su casa, sin embargo el timbre interrumpió tal acción, saliendo la morena de inmediato a ver quien era, sin embargo a nadie logró ver solo hasta bajar su mirada encontrándose con un gran ramo de rosas rojas cuya tarjeta de presentación decía.
"¿Aceptarás mi cita?"

Ella en tanto no dijo nada, solo sonrió como una boba enamorada mientras que sus ojos comenzaban a humedecerse producto de la emoción.
Lo había confirmado, ella seguía enamorada de su burlón castaño.

Tomó las flores rápidamente y las puso en agua, mintiendole a Sebastián sobre su origen, quien las observó confusamente.

Más tarde fue a casa de Catalina, encontrándose con la castaña allí, era la ocasión perfecta para hablar con sus mejores amigas.

-¿Puedo preguntarte algo? - cambio el tema Catalina, la morena por su parte asintió presintiendo desde ya a que venía la pregunta.
No hemos hablado mucho del tema pero ¿Tu y Dean?

La morena respiró hondamente y dirigió su mirada a Catalina.
-No debí acercarme a él...

-¿Por qué? - se entrometio la castaña.
¿Aún sientes algo por él?

La morena en tanto bufó, ante tal pregunta.
-Es complicado sabes...
La castaña la observó confusa.
-Pero ¿Por qué?
Ignacia, eres hermosa, divertida, madura, la más coherente de las tres, eres la mujer que es capaz de calmar a cualquier persona solo con mirarla a los ojos y decirle que estarás allí... Eso es lo que fascina a Ambrose, quien sigue enamorado de ti.

-No entiendes... - respondió tercamente la morena y es que no quería ver la realidad.

-Si lo hago, si lo hacemos. - observó a Catalina.
Tienes miedo, de que te lastimen otra vez y es que no ves la hermosa oportunidad que sería formar una familia. - suspiro. Vamos Ignacia... Solo es cuestión de observar como se ilumina literalmente su rostro al verte.

La morena en tanto bajo débilmente su mirada hacia su pequeño que tenía entre sus brazos.
-Chicas... Yo, yo no quiero lastimarme, ni lastimarlo,  no he vuelto por esto.

-Una cita... Tal vez no te haga daño salir con una persona a la que le interesas. - afirmaba Catalina mientras la observaba burlona.

-¿Están tratando de que cambie de opinión?

-Oh vamos Ignacia... Ambrose está hecho un bombón, cualquier mujer estaría detrás de él, y es que hubieras visto como las chicas del salón de estética o del gimnasio suspiran al solo verlo, sin embargo. - observó a su amiga con certeza. Él sigue solo, baboso por ti, además es un buen tipo, el padre de tu hijo, que no se te olvide.

Pídeme Que Te Quiera II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora