¡Lo haremos!

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Ocho meses habían ocurrido desde la reconciliación entre la castaña y el moreno. Ocho meses en donde todo había marchado como viento en popa. Pasaban muchos días juntos, tanto así que parecían convivir. Él la iba a buscar a su trabajo, ella al Performan Center, de martes a jueves que eran los días que él se encontraba en casa. Convivían como una familia, una verdadera familia de tres, y es que la pequeña de nueve años ya se acostumbraba a la idea de tener una linda enfermera como madre, tanto que su orgullo por ella le inspiraba seguir sus pasos.

Un nuevo día iniciaba en el estado de Florida, los rayos de sol emergían desde las colinas siendo visualizado por un trío de tres ojos quienes agotados venían concentrados en la carretera entre sí.

-Insisto, el hecho de manejar por cinco horas, ha sido un martirio para mi. - sermoneaba un gracioso trigueño.

-Mi pequeño Colbyn... ¿acaso recuerdas qué es lo que ocurrirá en.... aproximadamente nueve horas? - era el castaño quien con sus ojos muy enrojecidos producto del desvelo nocturno que lo mantuvo despierto desde su origen en Cleveland  hasta Tampa, observaba su Rolex.

-Por supuesto que sé que día es hoy... y por algo me he mantenido despierto conduciendo por más de cinco horas, una desierta carretera, para dejarte en casa, sano y salvo. - le sonrió al castaño, expresión que acompaño con sus agotadores ojos. De improvisto dos enormes carcajadas inundaron aquella camioneta, por ambos agotadores rostros.

-Creo que tener un evento a más de mil kilómetros de Florida, ha sido lo peor esta vez... ¿cierto, Joe? - una vez más sermoneaba el castaño, llamando la atención del moreno, quien estaba detrás de ellos. Ambrose alzó una ceja, en gesto de confusión, mientras que Rollins desviaba su mirada al espejo del retrovisor,encontrándose con un contento samoano ido en lo que parecían ser pensamientos.

-¡Joe! - lo interrumpió su cordial amigo, mientras que las risas de Seth, sonaban por lo bajo

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-¡Joe! - lo interrumpió su cordial amigo, mientras que las risas de Seth, sonaban por lo bajo.

-Yo... uuum, dime. - sonrió.

-¿Se puede saber en qué estas pensando?

-Mejor dicho en quién, Ambrose. - le corrigió Rollins quien seguía conduciendo. El castaño suspiró sabiondo.

-¿De qué hablaban?

-¿Por qué sonríes tanto?

El moreno aumento en demasía su sonrisa. y es que ¿por qué sonreía sin motivo? ¿No lo tenía? O tal vez sí, mejor dicho, por supuesto que lo tenía. Una grandiosa familia que iluminaba su vida cada vez que llegaba a casa, encontrándose con su increíble hija y su maravillosa novia esperándolo. Claro que  tenía el motivo y eso hacía de sus días increíbles.

-Porque estoy feliz. - declaró mientras que sus amigos sonreían contentos.

 - declaró mientras que sus amigos sonreían contentos

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Pídeme Que Te Quiera II. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora