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-Lo siento.

Una voz lastimera que conocía muy bien llamó su atención. Dean estaba de pie junto a él, con la mirada clavada en el suelo, notoriamente avergonzado.

-Me pasé de la raya, soy un idiota a veces.

-Muy idiota.

El chico de pie rió en voz baja y se dignó a mirar a Castiel a la cara.

-Muy muy idiota.

Castiel sonrió de lado sin apartar la vista de la televisión.

-Mega idiota.

-Re contra mega idiota.

-Re contra mega ultra idiota.

-Infinitamente idiota.

-Oye, no eres tan idiota.

Dean se sentó junto a él en la isla de la cocina. Pasaban Ridicoulesness por la televisión y para su sorpresa Castiel lucía muy entretenido viendo el programa que supuestamente no le gustaba. Dejó de lado el decirle que se había quejado del programa, conociéndolo, le daría una de sus variadas respuestas humillantes y sarcásticas.

-Bueno, no tan idiota como ese tipo.

Del otro lado de la pantalla, un sujeto salía disparado hacia atrás por meter un tenedor a una tostadora enchufada. Castiel le dirigió una mirada divertida.

-Yo también soy idiota a veces.

-Creo que todos somos idiotas de vez en cuando.

Un silencio incómodo se formó entre ambos. El que estuvieran teniendo una conversación "normal" ya era un hecho impresionante para ambos, y por esa misma razón se les hacía complicado mantenerla.

Era extraño hablar con Dean sin sus quejas, así como era extraño hablar con Castiel sin que usara su sarcasmo.

Castiel se acomodó sobre el asiento para apoyar ambos codos sobre la isla.

-Está bien ser idiota a veces, siempre y cuando aprendas de tus idioteces.

Ambos se miraron al mismo tiempo, no con incomodidad, no con burla, ni ira. Se miraron como cuando dos personas comparten un mismo sentimiento.

En ese pequeño lapso de tiempo en que sus miradas se mantuvieron en contacto, Dean y Castiel fueron uno, porque ambos se sentían así.

-¿Aprendes de tus idioteces, Castiel?

-Si, y sería bueno que tú también lo hicieras.

Se puso de pie llevando la taza que hace poco había albergado un delicioso y cargado café. Dean lo siguió con la mirada, frunciendo el ceño.

-¿De qué hablas?

Castiel se volvió hacia él, apoyándose en el lavaplatos.

-Sigues cometiendo los mismos errores y no te das cuenta, o tal vez lo haces, pero te niegas a resolverlos porque eres feliz con ellos, al menos por ahora.

Desde la isla, Dean lo observaba de manera fulminante, pero atento. Su corazón estaba latiendo con fuerza, no por miedo, sino porque nadie le tiraba cosas así en cara, aún menos personas que no conocía de casi nada.

Aún menos Castiel.

-Solo recuerda que esos mismos errores son los que pueden destruirte.

Castiel volvió a darle la espalda para lavar los servicios en el lavaplatos, sin esperar una respuesta por parte de Dean. El otro, sin embargo, salió disparado de la cocina rumbo a su habitación. Llamaría a Alastair y se quitaría esa extraña sensación del cuerpo. No planeaba volver a conversar con Castiel ese día.

Fue en verano cuando un simple conocido tocó el corazón de Dean, y no en sentido romántico.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora