«9»

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Ese día había decidido cambiar la rutina. No se encontraba comiendo su desayuno en la cocina, donde usualmente veía en la TV el mismo programa de siempre y luego entraba Castiel de un humor sorpresa, pues a veces le daba por ser un mínimo de simpático o bien un idiota con un corazón de iceberg. A Dean le gustaba su humor número uno, porque nadie podía ganarle al número dos.

Y así, recostado sobre su cama con un plato de sandwiches descansando sobre su torso desnudo un vaso de jugo sobre la mesita a su lado, Dean sostenía un libro entre sus manos. Pudo mirar de reojo como Castiel cruzaba el pasillo y se devolvía sobre sus pasos para ver el interior de la habitación con sorpresa. Recordó instantáneamente una de sus raras conversaciones.

—¿Necesitas una toalla?

Castiel se cruzó de brazos, apoyándose sobre el umbral.

—Nunca imaginé que leías —dijo, sin ocultar su impresión e ignorando su comentario.

—Es toda una experiencia que vale la pena vivir —cerró el libro para dejarlo sobre la cama y a la vez sentarse sobre esta —. ¿A ti te gusta?

—Más de lo que podría describir.

Ambos sonrieron a medias, después de todo tenían un pasatiempo en común y ninguno tenía la esperanza de que eso fuese a pasar.

—¿Estar sin camiseta es parte de la emocionante experiencia de leer?

Dean cayó en cuenta de que la parte superior de su cuerpo estaba al desnudo, eso debido a las altas temperaturas que habían decidido irritarlos esa mañana.

—Es la emocionante experiencia del maldito calor que hace. Yoho.

—Estoy seguro que sería una experiencia asombrosa para las chicas.

—¿Leer?

—Mirarte —el ojiazul se apresuró en aclarar su comentario, pues Dean ya le estaba dando una de sus miradas arrogantes —. No te ilusiones por mí, todos saben que cuando te paseabas por los pasillos de la escuela las chicas dejaban un camino de baba.

Era una declaración obvia; Dean era perfectamente consciente de su reputación en la escuela y su relación con aquellas chicas, pero no iba a pararse a analizar eso teniendo a Castiel, por primera vez, nervioso frente a él.

Se puso de pie y avanzó unos pocos pasos hasta Castiel, dejando una corta distancia entre ellos. La respiración del mismo se aceleró, pues no solía tener a las personas a tal cercanía.

—¿Qué hay de ti?

—¿De mí?

—¿No babeas por mí?

—No babeo por nadie.

—Pues no se nota.

Castiel apartó la mirada rápidamente, manteniendo siempre un semblante duro y distante. Dean no hizo más que sonreír.

—Estás nervioso.

—Eso no es cierto.

—¿Entonces por qué no me miras cuando te hablo? ¿El gran y orgulloso Castiel está perdiendo su gracia?

—No es como si fueses la gran visión. Sencillamente no quiero mirarte.

Su mirada estaba clavada en el suelo. Era la primera vez que no lo miraba a los ojos al hablar. Definitivamente estaba nervioso, y eso hizo sentir bien a Dean.

—Bueno...

El fingido tono de decepción de Dean fue lo suficientemente interesante para que el ojiazul se dignara a mirarlo.

—¿Bueno qué?

—Es una pena que pienses así de mi.

Se inclinó hasta quedar a la par de su oído. Entonces, hizo lo posible para que su tono pareciera seductor.

—Porque yo creo que eres todo un bombón.

Y con una sonrisa de oreja a oreja, le guiñó un ojo y cerró la puerta, dejando a Castiel con una extraña sensación en el pecho.

¿Por qué su corazón estaba tan acelerado? ¿Sería que Dean habría logrado ponerlo... Nervioso?

Dejó salir todo el aire que había acumulado en sus pulmones durante ese rato y se alejó lo más rápido que pudo de aquella puerta.

Fue en verano cuando Dean puso nervioso a Castiel por primera vez.


          

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora