«59»

2.1K 418 111
                                    

Hay unas cosas que quiero mencionar antes de continuar con el capítulo. Lo primero tiene que ver con los capítulos restantes para el final. Sé que dije que alargaría el fanfic y cambié varias cosas para que no acabara con 62 capítulos, pero realmente no hay mucho que alargar, así que desde ya puedo decir que sí quedan pocos capítulos. Dudo que sean más de 65, la verdad.

PEEERO eso no es todo. El motivo por el que no estoy llorando ni cayendo en la depresión post-fanfic es porque este sí estará a discusión de tener una segunda parte, ya que siento que el final abrirá demasiadas puertas como para dejarlas sin explorar, pero eso dependerá de cómo reciban el final.

Gracias por leer la nota. Te amo. Puedes continuar la lectura :•]

Unos golpes se escucharon desde la primera planta y Dean solo pudo pensar en una persona. No dudó en abrir la puerta cuando se plantó frente a esta, pero terminó llevándose una rara mezcla de decepción y asombro cuando no se encontró con Castiel del otro lado, sino de una visitante nada regular en su casa.

—¡Dean! Ha pasado un tiempo, ¿no es así?

El mencionado asintió sutilmente hacia Lilith, apoyándose en el marco de la puerta.

—Sabes que jamás sería grosero con una dama como tú, pero ¿qué haces aquí?

La sonrisa de la chica se amplió. Introdujo una de sus manos en su bolso y de el sacó dos sobres blancos con nombres escritos.

—Lucifer me dijo que ahora tienes novio. ¡Felicidades! Traelo a mi fiesta este sábado. Lucifer también me dijo que estabas más feliz cuando él andaba a tu alrededor.

Dean aceptó los sobres con la confusión aún plasmada en su rostro. Lilith hizo caso omiso a su reacción y se despidió con un guiño. Antes de entrar en el auto aparcado junto a la acera, ella le gritó:

—¡No falten!

Luego, su figura desapareció en el interior del auto. Dean se volvió sobre sus pasos y cerró la puerta a sus espaldas sin dejar de mirar los sobres que sostenía en su mano. Se preguntó si ambos contendrían lo mismo, así que revisó el contenido de cada uno sin culpa alguna. Efectivamente, Lilith solo había hecho la diferencia a la hora de escribir los nombres.

Los Dulces 18 de Lilith

Fecha: Sábado 11

Hora: No antes de las 22:00

• No es necesario traer regalo.
• No traigas amigos.
• Solo son permitidas las personas con invitación.

¡No faltes!

Dean se echó a reír de forma escandalosa con tan solo pensar en la reacción que tendría Castiel al leer la invitación. Se sintió tan ansioso por verlo que tomó las llaves de su casa y salió con destino a la casa del pelinegro.

Pero ni siquiera fue necesario dar un paso fuera de su propia casa, ya que Castiel estaba frente a la puerta en silencio. Dean lo atrajo agarrando el cuello de su gabardina y lo envolvió entre sus brazos.

—Cas, no vas a creer lo que acaba de pasar.

Al ver la mirada eufórica en el rostro de Dean, Castiel sonrió y lo acompañó silenciosamente hasta el sofá de la sala. Recibió el sobre que Dean le tendió y no tardó en leer la tarjeta en su interior. Tal cual como era de esperarse, Castiel estalló en carcajadas.

—¡No puedo creer que ni siquiera haya escrito su dirección!

—¿Y te sorprende? Lilith sabe que es lo suficientemente popular para que todos conozcan su dirección. Es la reencarnación en carne del egocentrismo.

—Bueno, espero que conozcas la dirección.

Ahora fue Dean quien se mostró perplejo ante las palabras del otro.

—Creí que rechazarías la invitación con solo leer que se trataba de una fiesta.

—Y lo haría, si no necesitara distraerme tanto.

Dean reparó un pequeño asomo de inseguridad en las palabras de Castiel. Se arrastró por el sofá hasta que su cuerpo estuvo en contacto con el del pelinegro y tomó una de sus manos para acariciarla suavemente con el pulgar.

—Cas, ¿por qué necesitarías distraerte?

Un largo suspiro abandonó los labios de Castiel, como si las palabras realmente requirieran de un gran esfuerzo para ser expulsadas.

—Porque mi padre habló conmigo hoy. Conoció a una mujer en uno de sus viajes y ahora están comprometidos.

Fue inevitable para Dean no sonreír, pese a que el padre de Castiel no fuese su persona favorita en el mundo.

—¡Eso es genial! Tu padre viaja mucho y ahora podrá estar más acompañado, ¿no es así?

—Eso es cierto, pero hay algo más.

Dean volvió a adoptar una expresión preocupada.

—Él no será el único que estará acompañado.

—¿De qué estás hablando?

Con una sonrisa torcida, pero poco sincera, Castiel añadió:

—Ellos van a mudarse a nuestra casa. Ahora no solo tendré un padre, sino una madrastra y un hermanastro.

Dean estaba a poco de asegurar que los escalofríos podían respirarse en el aire. Castiel no se sentía con la capacidad de siquiera emitir un sonido. Para alguien como Castiel, recibir gente nueva en su casa era equivalente a una perturbación enorme en su vida. Para alguien como Dean, ver a su novio tan intranquilo era equivalente a sentirse intranquilo consigo mismo.

Volvieron a ponerse en movimiento cuando Mary les pidió ir a realizar algunas compras. Sin embargo, ninguno volvió a hablar sobre el tema durante el resto del día.

Fue en verano cuando la familia de Castiel comenzó a ampliarse.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora