«63»

2K 379 54
                                    

Cuando el hombre en la entrada verifica sus invitaciones y les permitie avanzar hacia el interior de la casa, Castiel recuerda por qué las fiestas no son de su agrado. Lo único que lo mantiene cuerdo en medio del alboroto de personas, luces y música es la firmeza con la que Dean agarra su mano para no perderlo entre la multitud. Por si fuera poco, algunas personas a su alrededor no tardan en reconocer a Dean y a acercarse a él para hablar. Dean no suelta su mano en ningún momento, pero en cierto punto de la conversación, Castiel quiere echarse a correr lejos de ahí cuando el chico junto a ellos pregunta:

—¿Él es tu amigo, Dean?

—¿Amigos? Lo fuimos hace un tiempo, pero ahora es mi novio.

La noticia del nuevo novio de Dean corre como la pólvora entre sus compañeros de escuela, no por el hecho de que Dean Winchester esté acompañado de un chico, sino por el chico que lo acompaña esta vez.

Cuando Dean y él se encuentran con Benny y Lucifer en el otro extremo de la sala, Dean se va para traer bebidas, no sin antes pedirles a sus amigos que cuiden de Castiel en su ausencia. Poco después de quedar únicamente en compañía de los amigos de Dean, dos chicas que Castiel reconoce de su escuela se acercan excesivamente a él.

—Disculpa, ¿tú eres el novio de Dean Winchester?

—Uh... sí.

Las chicas se lanzan miradas desbordantes de emoción.

—¡Te dije que era él!

—¡No creí que fuese a ser tan atractivo como lo describen todos!

Castiel se aparta discretamente de las chicas, pero una de ellas se lanza hacia su brazo.

—¿Eres de la escuela? No puedo creer que no te haya visto antes.

—Y no querrá verte si sigues sujetándolo como si quisieras arrancar su brazo, April. ¿Por qué no dejas al pobre chico en paz y te vas a otro lugar?

Castiel se vuelve rápidamente hacia el dueño de la voz y se sorprende al encontrarse con Lucifer cruzado de brazos. Las chicas lo miran fulminantemente antes de alejarse y desaparecer de su vista.

—Nunca creí que fuese a decir esto, por eso espero que sea la primera y última vez que lo hago: Gracias, Lucifer.

—¡No me hagas sonrojar, Rarito! Debemos cuidarnos las espaldas ahora que ambos pertenecemos al círculo de Dean, ¿verdad?

—Pensé que dejarías de llamarme así luego de convencer a Dean de usar su casa para celebrar tu fiesta de cumpleaños.

—Oh, cállate. Siempre serás el Rarito para mí.

Al reparar en el atisbo de diversión que se asomaba en las palabras de Lucifer, los labios de Castiel se tuercen en una sonrisa discreta.

—¿Sabías que ahora eres una celebridad? Todos están hablando sobre Dean y tú.

—Dudo que eso sea cierto.

Lucifer lanza una sonora carcajada que hace decaer aún más el ánimo de Castiel.

—Solo mira a tu alrededor, estrellita.

Castiel sigue las instrucciones de Lucifer de mala gana, pero se arrepiente casi al instante cuando ve que, efectivamente, muchas miradas están posadas sobre él. Algunas personas no solo lo miran, sino que se mantienen hablando con otras sin discreción alguna. Si antes Castiel quería salir corriendo, ahora quiere desplomarse y perder el conocimiento con tal de no seguir soportando ese lugar.

Y lo hace, al menos acudiendo al primer impulso. Sale disparado hacia un pasillo y revisa cada habitación hasta dar con un baño en el cual se encierra apenas tiene la oportunidad. Cuando Castiel se percata de los acelerados latidos de su corazón, el dolor en su pecho y su irregular respiración, cae en la cuenta de que está teniendo un ataque de pánico del que no podrá reponerse en un lugar como ese, al menos no sin compañía. Introduce una de sus manos al bolsillo de su gabardina y saca su teléfono para llamar a Dean y pedirle de su ayuda, pero algo en la pantalla de su mismo teléfono llama poderosamente su atención.

Mary Winchester
9 llamadas perdidas

Castiel no tiene tiempo de devolver la llamada cuando una décima aparece en la pantalla. Con las manos temblorosas, contesta la llamada y se lleva el teléfono hasta el oído.

—¿M-Mary? ¿Ocurre algo?

—¡Castiel! Llevo un largo rato llamando a Dean, pero él no contesta ninguna de mis llamadas.

—Oh, estoy seguro de que no las escuchó.

—Tienes que buscarlo, Castiel. Ambos tienen que venir aquí ahora mismo.

—¿Qué es lo que...?

Nuevamente, Mary no le da tiempo de reaccionar. Las palabras fluyen de la boca de la mujer como un río. Ella no se da ni un respiro, pero Castiel comienza a necesitarlo. A medida que la mujer habla, los ojos de Castiel se nublan en lágrimas y leves jadeos salen desde lo más profundo de su garganta. Las palabras de Mary lo hacen sentir más ansioso que nunca.

No sabe en qué momento finaliza la llamada ni quién de los dos lo hace, solo sabe que no puede permanecer más tiempo en ese baño. Se levanta del suelo y abandona el baño sin siquiera molestarse en enjuagar sus lágrimas. La única tarea que está en su mente es encontrar a Dean lo antes posible...

Porque luego de esa llamada, Castiel realmente siente que está punto de desplomarse.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora