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Últimamente no pasaba mucho tiempo con sus amigos, por esa misma razón tenerlos en su casa era agradable. Benny se veía tan tranquilo como siempre, pero el caso no era igual con Lucifer. Su cumpleaños era dentro de unos días y su espíritu fiestero comenzaba a mostrarse.

—Invitaremos a toda la escuela, habrá mucho alcohol y chicas lindas. ¡Será toda una fiesta al estilo de Proyecto X!

Dean y Benny intercambiaron miradas discretas cargadas de diversión. El primero se dirigió a Lucifer.

—Suerte quemando tu casa.

Benny le secundó:

—Y quemando tu vecindario.

Lucifer les mostró una mirada fulminante a ambos, pero terminó encogiéndose de hombros. Sus amigos lo ayudarían de todas formas, especialmente Dean.

—Vas a prestarme tu casa, ¿verdad, Dean?

Una mezcla de jadeo y risa abandonó los labios de Dean.

—Amigo, si quieres quemar una casa que sea la tuya.

—Debiste haber visto la pataleta de Raphael cuando se enteró de que su habitación funcionó como habitación de motel. Desde ese día papá no me deja hacer nada.

Dean rodó los ojos, aún sin convencerse del todo. Había organizado fiestas en su casa más veces de las que podría contar, pero últimamente su vida estaba transcurriendo con tal armonía que no quería arruinar aquello.

Estaba por darle una respuesta a aquella mirada suplicante de Lucifer, pero las palabras murieron en sus labios cuando Castiel cruzó por ahí. Curvó sus labios en una sonrisa a Dean y Benny. Lucifer se levantó rápidamente.

—¡Dejemos que el Rarito decida!

Castiel se cruzó de brazos, riendo.

—No puedo creer que hayan pasado tres años y sigan sin pensar en algo mejor.

Lucifer hizo caso omiso a su comentario para acercarse a él y señalar a Dean.

—Sé que ahora eres el noviecito de Dean, así que si le dices que me preste su casa por una noche te invitaré a mi cumpleaños.

El ojiazul siguió riendo bajo la expectante mirada de Dean y Benny desde el sofá.

—Lucifer, ¿qué te hace creer que tu fiesta me importa en lo más mínimo?

—Si aceptas juro que ya no te llamaré Rarito.

Dean y Castiel compartieron una mirada cómplice. Dean no parecía tener problema en compartir su casa y a él no le importaba la fiesta de Lucifer, eso sin mencionar que dejarían de molestarlo en la escuela. No sonaba mal.

Una figura se plantó frente a Castiel. Dean se veía intrigado.

—¿Qué dices, Cas?

El nombrado rodó los ojos una última vez.

—Si va a dejar de llamarme Rarito, entonces te diría que sí le prestaras tu casa para su tonto cumpleaños.

Lucifer sonrió victorioso. Abrazó a Castiel de forma breve antes de correr en busca de su teléfono para comenzar a enviar mensajes a sus conocidos. Dean redujo la distancia con Castiel para susurrarle:

—Vas a venir, ¿verdad?

—No tengo nada que hacer en esa fiesta.

—¿Y qué hay de mí?

Se dejó hipnotizar unos segundos por esa patética cara de cachorro de Dean. Terminó por reír, negando con la cabeza.

—Ni pienses que estaré metido entre esa masa de gente hormonada.

—Trato hecho.

Si alguien le hubiese advertido lo que pasaría en esa fiesta días después, Castiel habría aceptado sin siquiera pensarlo.

Fue en verano cuando Castiel aceptó asistir a la fiesta de Lucifer... y lo que sería otro gran momento de su vida.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora