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Estaba plantado frente a la ruidosa casa de Benny y no fue hasta ese entonces cuando los nervios se volvieron reales y pesados. Dean, su Dean, estaba ahí dentro haciendo cosas que no disfrutaría presenciar. Había sido advertido y aún así estaba dispuesto a meterse en la boca del lobo con tal de no perder a su enamorado.

¿Perder? Dios, puede que ni siquiera acceda a hablarme.

Unos tortuoso y eternos minutos pasaron antes de que se armara de valor —muy apenas— y se atreviera a dar los primeros pasos hacia el interior. El chico fue recibido por un desagradable ambiente fiestero en el que podía tardar siglos en encontrar a su objetivo, sin embargo, tuvo la fortuna cósmica de visualizar a Benny junto a la mesa donde se hallaba el alcohol. Castiel fue hacia él sin vacilar.

—Benny, ¿dónde está Dean?

Pero a diferencia de él, Benny sí parecía vacilar. Hace unas horas atrás Dean le había pedido claramente que no mencionara a Castiel durante el resto del día, en ese momento Benny supo que algo iba mal entre ellos dos. Ya no era necesario que Dean se lo dijera, solo bastaba con ver la mirada desesperada del pelinegro para confirmarlo.

—Castiel, Dean me pidió que no hablara contigo sobre él. Lo siento.

La mirada de Castiel se tornó aún más suplicante. En ese momento no le importaba pisotear su propio orgullo con tal de conseguir un poco de información.

—Benny, por favor, no quiero perder a Dean. Jamás he querido a alguien de la forma en que lo quiero a él y-y sé que lo arruiné, ¿si? Pero quizá puedo remediarlo, quizá...

Y como si no tuviese suficientes desgracias por esa noche, una desagradable voz hizo eco a sus espaldas.

—Aww, ¿no es el niño más adorable del mundo?

Tal y como se lo temía, Alastair también estaba en esa fiesta. No. Él no iba a desviarse por un idiota, en cambio, siguió mirando a Benny con su mejor mirada de cachorrito mientras hacía oídos sordos a las palabras de Alastair.

—Benny, por favor...

Pero Alastair no era alguien que disfrutaba ser ignorado. Hizo el ademán de agarrar el hombro de Castiel para iniciar un segundo encuentro violento entre ellos, pero una figura se interpuso a tiempo.

—Déjalo en paz.

Castiel se volteó, no por los insultos de Alastair, sino por aquella voz que tanto ansiaba oír otra vez. Dean estaba ahí y no lo dejaría escapar otra vez.

Por otro lado, aunque Dean no estaba tan contento con Castiel ahí, tomó su muñeca y lo sacó de ahí tan rápido como pudo. Se dirigió hasta una habitación en la que afortunadamente no había nadie y Castiel le agradeció silenciosamente por la privacidad.

—¿Qué haces aquí?

Pero Dean no estaba tan feliz como Castiel por su presencia, en cambio, se mostraba molesto.

—Tenemos que hablar.

—Qué lástima, yo no quiero hablar.

—Lamento lo que dije ayer.

—¿En serio? Porque ayer no parecías arrepentido por lo que dijiste.

Dean no parecía dispuesto a escucharlo, en realidad, estaba convencido de que ya no existía perdón para Castiel por herir su orgullo... y romper su corazón, pero Castiel no iba a ceder, no ahora. No tras haber aclarado sus sentimientos por Dean.

—Mi padre y el tuyo asistieron a la misma escuela. Ellos nunca se llevaron bien. Tu padre pasó años burlándose del mío por su orientación sexual y desde entonces mi padre cree que el resto de los Winchester son como él. Nunca quise decepcionarlo, Dean, él solo intentaba protegerme, pero yo no te protegí a ti y... en serio lo siento.

Sus mejillas se habían empapado en lágrimas y Dean sintió un escalofrío al verlo... vulnerable. Lo realmente increíble sucedió cuando Castiel se refugió en sus brazos, llorando desconsoladamente y rogando por perdón. El orgullo de Dean no tardó en desaparecer también y terminó acunando a Castiel entre sus brazos, aún procesando sus palabras.

—Dean, lo siento tanto...

—Shhh. Ya no hables, lo entiendo. Yo también tengo que disculparme contigo.

—No, tú no hiciste nada... oh.

Por desgracia, Dean sí tenía razón. Castiel se apartó suavemente de su cuerpo para mirarlo de la misma forma en que había mirado a Benny hace unos momentos. Dean suspiró.

—Sé que hablaste con Benny y sé que te dijo que hice cosas que a ti no te iban a gustar, pero fui yo quien le pidió que te dijera eso. Nada pasó en la fiesta, lo juro. Ni siquiera estoy borracho.

Castiel sonrió y volvió a fundirse en los brazos del rubio, ignorando la voz en su cabeza que le pedía a gritos que dejara de ser cursi. Dean acarició su cabeza con suavidad, sonriendo como un tonto enamorado.

—No te preocupes por tu padre y su visión sobre los Winchester, él no puede evitar que te ame.

El pelinegro estaba tan extasiado que ni siquiera se esforzó en comprobar si aquello fue una broma de mal gusto o una declaración seria, pero de todas formas no le importaba.

—Tú tampoco debes preocuparte por el rencor de mi padre hacia el tuyo, porque él tampoco puede evitar que yo te ame.

Porque de cualquier forma, Castiel ya se había adentrado en terreno desconocido hace mucho. Amaba a Dean Winchester como nunca había amado a alguien.

Y si el amor era para tontos, entonces estaba más que orgulloso de ser uno de ellos.

Fue en verano cuando Dean y Castiel se declararon su amor.

It was on summer ❴DESTIEL❵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora