«Capítulo 5»

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Milk

La mano de Vegeta sujeta con rudeza mi muñeca derecha evitando que siga mi camino. 

—No puedes hacer esto —Dice.

—Tú no me dices qué hacer y qué no hacer.

—¿Acaso no te preocupan estas personas?

—Puede que no sean tan malos como parecen, hasta ahora no han hecho nada agresivo hacia nosotros —Lo hago fruncir el ceño, adoro llevarle la contraria.

—¡Tú viste lo que le hicieron a Bulma!

Genial, de nuevo menciona a Bulma.

—Ahora mismo puedo hacerte una lista de personas que darían lo que fuera por hacerle lo mismo en este momento.

Me incluyo. 

Se enoja más de lo que ya está, libero mi mano de su agarre y camino de nuevo hacia los saiyans.

Bulma no es la única que puede ser buena anfitriona. Piccolo nunca se mantiene lo suficientemente lejos del castillo, la isla de Kame-House está a unos cuantos kilómetros, no veo qué podría salir mal.

Podríamos controlarlos en cualquier caso y es mucho más seguro a que deambulen por la Tierra causando desastres. Aunque no lo negaré, en parte hago esto con el propósito de enfurecer a Vegeta, quizá no le interese de la manera en la que a mí me interesa, no me ve como algo más que una amiga, pero si le importo aunque sea un poco, le será inevitable encelarse.

—¿Por qué habríamos de ir a donde vives? —Pregunta Kakarotto, su carácter es casi el doble de agresivo que el de Vegeta por lo que veo.

No lo vimos pelear por alguna razón, no conocemos sus capacidades, ni la de nosotros si intentáramos algo contra él.

—Es un castillo amplio, os juro que no serán molestados y la servidumbre se encargará de su comodidad.

Parecen impresionados ante el hecho de ofrecerles un castillo. No los juzgo, si fuera ellos también lo estaría.

Acceden después de un tiempo. Ningún guerrero dice nada. El señor Piccolo toma mi brazo.

—Espero que sepas lo que estás haciendo —Dice con su característica voz imponente. Escucho a Kaio-sama decirme lo mismo en mi mente.

Sé lo que hago. Siempre lo sé.

***

Llamo a toda la servidumbre y les indico que le den una habitación a cada uno de los saiyajines. Explico que tengan precaución y que no los molesten a menos que ellos pidan algo. Les dan una alcoba a cada uno, las más alejadas.

No tengo idea de lo que harán a partir de ahora. Ahora que lo pienso, no sé en qué demonios me metí. Espero a mi padre en la entrada, conociéndolo le dará un infarto si no le doy explicaciones sobre estos sujetos.

Lo veo llegar, me aproximo hacia él y lo recibo emocionada. Le explico todo acerca de los nuevos invitados, explico precauciones y demás cosas, tal y como lo hice con los empleados.

Sería diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora