«Capítulo 14»

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Milk

Mi corazón palpita desbocado, no sé si es por el susto de que Vegeta me encuentre en esta situación con Kakarotto o por que simplemente se trata de él.

—¿Podemos hablar, Milk? —Me petrifico ante sus palabras.

Siempre sí vino a hablar conmigo, creí que no lo haría para solucionar las cosas. Me alegra pero...¿No podía esperar otro momento? Asiento.

—Primero sal —Le ordeno. Cierra la puerta sin objetar y me hago un lado las sábanas.

Kakarotto toma sus ropas del suelo y comienza a vestirse, hago lo mismo. Ninguno dice nada, ¿por qué me sorprende que no diga nada con respecto a lo de Vegeta? Simplemente no menciona nada, no le respondió de forma cortante, no me convenció de repetir lo de hace rato.

Terminamos de alistarnos y él abre la puerta, Vegeta está del otro lado, se miran a la cara, uno mira hacia arriba y el otro baja la mirada. Ahora que lo veo de esta forma son tan diferentes pero iguales a la vez. Al final Kakarotto se aleja sin agregar nada, suspiro, no tengo por qué sentirme afectada, de cualquier forma esto sólo es parte de nuestro juego.

Vegeta entra y cierra la puerta tras de sí. Recojo mi cabello y comienzo a cepillarlo.

—¿Qué quieres, Vegeta? ¿Bulma no te quiso dar hoy? —Digo en broma. Se cruza de brazos.

—Percibo celos en tu tono, princesa —La sonrisa se borra de mis labios.

—Pues te equivocas, como siempre.

Se acerca, yo retrocedo.

—Milk... —Me llama— ¿Recuerdas nuestra promesa de niños?

Me quedo quieta, con las piernas temblando por su cercanía y con los ojos cerrados por las lágrimas que intentan salir debido a la nostalgia.

—No recuerdo nada —Digo firme.

—Supuse que sí, por eso fuiste ese día al torneo.

Aprieto los puños y los ojos con fuerza. ¿Se está burlando de mi? ¿Bulma le dijo todo eso? No me trago sus palabras.

—¿Y eso qué? Sólo es algo que prometiste porque querías la esfera, tus palabras no valían en ese momento y siguen sin valer. Tardé en darme cuenta pero lo sé ahora. —Me siento estúpida mientras digo esto— Repito, ¿qué quieres?

Sujeta mi brazo y me acerca a él.
Juro que estoy a punto de llorar de rabia, de impotencia.
Lo empujo.

—¿Por qué me haces esto? —Pregunta a qué me refiero— Siempre has jugado conmigo y mis sentimientos, en la Tierra a pesar de que sabía que no cumplirías tu promesa aún tenía esperanza porque todas las noches ibas a mi habitación. Creí que aún podía conquistarte cuando a mis espaldas te acostabas con Bulma y yo sólo era un amiga. Sobre todo esa vez que me besaste...Sólo jugabas.

Vuelve a tomar mi brazo y me apega a su pecho. Con una de sus manos me abraza por la espalda y con la otra acerca mi cabeza a su corazón. Lo escucho latir lentamente, justo como lo hacía tiempo atrás con el de Kakarotto, pero el de él se oye distinto, me relajaba.

¿Qué estoy haciendo?
En estos momentos me doy cuenta de lo lejos que estoy de mi casa, de mi padre, de mi vida ahí. Quizá no era tan mala y yo era la que lo veía así. Comienzo a llorar.

—Milk, siempre sentí algo por ti, eras más que mi amiga, eres mucho más fuerte y determinada, por eso iba a tu castillo, pero jamás te lo dije —Susurra. Cierro los ojos.

—¿Y por qué si me querías a mí, te metiste con Bulma?

Me hace abrir los ojos y mirarlo a él. Sujeta mi mentón y se aproxima.

—Por la misma razón que tú lo hiciste con Kakarotto —Se sienta en la cama y me hace hacer lo mismo.

No puedo decir nada. Realmente es extraño verlo actuar así, seguramente jamás dirá palabra de lo que sucedió aquí. Pero para mí es suficiente. Aún así ni siquiera yo sé la razón por la que me dejé llevar así con Kakarotto, algo fue diferente pues como princesa jamás me hubiese dejado.
Quizá sí lo sé.

—Te amo, Milk —Suelta así sin más. Siempre quise oírlo decir eso, pero esta ocasión se escucha tan irreal.

Sigo aferrada a su cuerpo, me transmite su calor. Y sigo pensando que él y Kakarotto son distintos, Vegeta es pequeño a comparación. Recuerdo su cola, la cola que agarré con fuerza aquel día que mi castillo ardía en llamas y que lo hizo perder toda su fuerza. Todas las veces que enterábamos y teníamos relaciones le sostenía la cola al saiyajin. Suave. La misma con la que me acercaba a él.

Mi cabello se libera pues no lo amarré bien. Vegeta lo toma entre sus dedos, al hacerlo su mano hace contacto con mi cuello, arde terriblemente al chocar con la tela de mi ropa. Sin embargo, nunca me canso de que me muerda ahí. Gimo un poco ante el dolor, Vegeta se tensa ante mi sonido, curvo una sonrisa, supongo que dejé de tener esa inocencia.

Kakarotto

Salgo de la recámara de Milk y Vegeta entra. Cierra la puerta y me quedo un tiempo ahí de pie.  Escucho murmullos del otro lado.

A fin de cuentas aceptó la propuesta que le hice el otro día. Meto las manos en los bolsillos del pantalón y camino hacia mi habitación.

Me tumbo en la cama y me quedo pensando.
He entrenado todo el tiempo sin descanso, incluso coger con la mujer cuenta como entrenamiento, más aún así me siento débil, como si no fuera yo.

Y supongo que es cierto.

Decido dormir.
El príncipe hechará polvazo con la mujer toda la noche y no pretendo quedarme de espectador.

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Gomen nasaii~


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