«Capítulo 21»

978 114 31
                                    

Bulma

Odio a Milk.
Mejor dicho la envidio desde que tengo memoria.

Siempre encantadora, sabe pelear y es astuta. De no ser porque normalmente usa ropas cerradas sé que llamaría la atención, mucho más que yo.
Qué digo, ya lo hace incluso siendo como es.

Krillin, Ten-shin-han, incluso el hijo de Piccolo Daimaõ. Hasta Vegeta.
Por eso la envidio. He dado mejor de mí, me visto atractiva y compito con mi inteligencia. Pero estoy segura que ni a los talones le llego.

Cuando conocí a Vegeta no esperaba más que una amistad de su parte. Pero con el paso del tiempo, viendo la forma en la que ha sido conmigo y su actitud creo que me he enamorado, de su carácter prepotente y de su orgullo, aunque no sea más que una máscara.
Sé que aunque yo le daba un lugar donde vivir, comida hasta hartarse y lo compraba con un lugar para entrenar, visitaba en secreto a Milk.
Por las noches se iba a su castillo. No suponía que hicieran algo pues era su deber como princesa. Sin embargo ella estaba enamorada de él desde que lo conoció. Aún lo está creo, y Vegeta también.

No soy igual a ella. Desde que era joven dañé mi imagen y la forma en cómo me ve la gente, usando mis atributos como forma para conseguir lo que quería. Como aquella vez en la que que me levanté el vestido a cambio de la esfera del dragón que tenía el maestro Roshi. Por kamisama que está en su torre, ese día no llevaba ropa interior y me vieron completa, después me di cuenta el por qué Vegeta que me acompañaba se puso rojo como un tomate. Mi búsqueda de el chico perfecto y mi debilidad ante los guapos sólo empeoraron eso, decidí que si mi reputación estaba dañada no se podía corregir y mucho menos intentar cambiar lo que soy actuando diferente.

Estoy enamorada de Vegeta, mi peor segundo error después de Yamcha, pero no sé lo que él siente por mí.

Yo le quité su virginidad esa noche, estaba devastada por las traiciones de Yamcha y cuando llegó buscándome únicamente me dejé llevar por sus instintos. Yo sabía pero él era inexperto, daba ternura el ver cómo me desvestía torpemente, sus manos queriendo tocar más allá de lo que podía, siendo brusco y desesperado, siguiendo sólo lo que la luna quería. Eso me lo dijo al día siguiente.

Lo acariciaba, lo besaba, me sentí una mujer dichosa a su lado. Repetimos nuestro acto varias veces aunque los celos me carcomían debido a su amistad con Milk. Por eso el día que llegó diciendo que iría al espacio junto con ella y Kakarotto, no lo pensé dos veces y me uní. No podía dejarla sola con dos saiyajines impulsivos. No quería que me quitara a Vegeta.

Intenté llamar la atención de Kakarotto en cuanto noté el cuello rojo de Milk. Vegeta me mordió esa noche en esa zona, aún no se quita la marca, y supuse que sino era con él, ella ya se había metido con Kakarotto.

Kakarotto me rechazó, no se fijó ni un poco en mí. O yo estoy perdiendo el encanto o está fijado en Milk. Y es cierto, durante el viaje en la nave se encerraban en la cámara de entrenamiento, en sus pequeñas habitaciones que diseñé. Me sentí por un momento aliviada, ya tenía alguien, no tenía por qué seguir compitiendo. Sin embargo la distancia entre Vegeta y yo se notaba cada vez más. Estaba ardiendo en los celos, y yo también.

Lloré como niña traicionada cuando no encontré a Vegeta en ningún lado de la nave. Me fui a dormir en cuanto comprendí que estaba con Milk.

La odié.

Dos días antes de descender a Vejīta, Vegeta entró a la mesa de control donde me encontraba, sudaba frío, no dijo nada, pero aún sin palabras supe que lo que pedía. Lo hicimos en el suelo de la cabina de control. Me mordí la lengua con rabia para no preguntarle si antes había estado con Milk, temía por la respuesta que daría. Notaba preocupación en su rostro, jamás lo admitiría pero estaba asustado y furioso, corríamos la posibilidad todos de no salir con vida de ese planeta.

Sin embargo, ver a Milk caer, con una herida que su pelea con el soldado le causó, mientras me manchaba las manos de su sangre me hizo verla de otra forma.
Quizá la odio porque en realidad, la admiro.

Le he dicho cosas, la he tachado de neurótica y bipolar por su carácter. La envidio sin razón.

Es fuerte y por eso ha sobresalido, no necesitó de nadie más este tiempo, dependía de ella y su fuerza, acudió al torneo y obtuvo un buen puesto. Me cargó con sus brazos para llegar hasta aquí, con el jefe de Namek.
Y ahora misml está dentro con el gran Namekiano en su lecho de muerte, le transmite cierta energía pero que según él, ella no conservará.

Me encuentro fuera de la pequeña casa con el guardián, un Namek de nombre Nail. Hace poco dijo que pertenece a una familia de guerreros.

No sé por qué todo este tiempo he tenido algo en contra de Milk. Ahora que lo veo, sí, ambas somos muy diferentes, pero ambas somos mujeres, ¿no?
Y como mujeres somos débiles cuando se trata de sentimientos, y sobre todo de saiyajines.

Quizá pudimos ser amigas de verdad. No lo sé quizá he logrado hasta que ella me odie.
En cualquier caso, si Vegeta llega a escogerla a ella en lugar de mí, y ella lo acepta...

Por mí está bien.

La escucho salir mientras observa sus manos, a su lado, está Dende. Aún usamos ambas el trapo en el cuello y las armaduras de los saiyajines.

-¿Que sucedió, Milk? ¿Estás bien? -Pregunto al acercarme.

Me mira extraño, yo igual lo haría en su lugar. Nunca me he comportado demasiado bien que digamos con ella.

-Sí, Bulma -Asiente y ríe- Por un momento me sentí fuerte pero ahora, siento que mi energía se va pero no desaparece -Cierra los puños.

¿A que se refiere con eso?
Si tan sólo hubiese hecho caso a los asuntos del ki y eso.

El Namekiano nos empuja hacia atrás de él, se planta frente a nosotros. Me coloco detrás de Milk y la sujeto por los hombros, no soy abusiva -al menos no tanto- pero tengo que salvar mi pellejo.

Son varios soldados, pero éstos son diferentes, usan otra armadura y andan en grupo. Son 5. Tienen diferentes colores y de varios tamaños. Hacen una presentación tipo bailarinas de ballet y un sujeto alto púrpura de cuernos dice que se llama Ginyu. Su equipo, La Fuerza Ginyu. Son feos comparados con ese hombre guapo de nombre Zarbon.

Nos piden, no, nos exigen las esferas del dragón. El que se parece a Piccolo les busca pelea.

Le clavan energía en el pecho y cae casi muerto.
Mis piernas tiemblan, estoy petrificada, no quiero que Milk muera, no quiero morir yo.
¡Estos sujetos nos van a matar Kami-sama!

Dende sale con la última esfera y pide que no asesinen al Gran Patriarca. Dice que si él muere las esferas no funcionarán, supongo que usa el mismo principio que con el dios de La Tierra. Pero ¿Por qué se los dijo?
Lo hubieran matado y así nadie tiene deseos que nos dañen.

-¡No nos maten! Si lo hacen no sabrán dónde tenemos ocultada la esfera -Dice Milk mientras el capitán Ginyu la sujeta del cabello.

Me quedo sorprendida.

-¡Sí! -Grito mientras otro sujeto corpulento de cabello rojo me toma por el cuello- Sólo nosotras sabemos.

Me mira sorprendida.

Suspiro, nos sueltan y nos dicen que los guiemos. Milk asiente.
Confío en ella, si piensa que guiarlos a las esferas es la mejor opción no me opongo.

-----------------------------

Comentarios?
No :'v

Bueh, actualicé 7u7r
Perdonad si esto queda más como relleno que Gochi -o Kachi- pero ya verán 7v7🙅

Sería diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora