«Capítulo 12»

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Milk

Aún siento en mi boca la espesa y suave textura del semen, su agrio y cálido sabor. Jamás había probado algo igual.

Cierro los ojos, me siento volar. No se compara a la primera vez, esta vez yo lo quise, lo deseaba. Por eso se lo he pedido. Es la mejor sensación del mundo, un dolor delicioso.

Me dice que abra más las piernas, me es imposible, coloca sus manos en mis rodillas y él mismo las separa sin dejar de lamer mi cuello. Suspiro. Mis caderas se mueven a la velocidad que él desea, entra y sale, entra y sale. Siento la punta tocar hasta el fondo, mi espalda hace una curva y me apego a su cuerpo. Me es inevitable repetir su nombre.

De pronto mis energías se agotan, abro los ojos y lo encuentro gruñiendo, mordiendo sus labios, con una capa de sudor cubriéndole los hombros y el pecho. Siendo sincera se ve fantástico desde este ángulo. Empuja todo lo que puede y me siento desfallecer. Sujeta detrás de mi cabeza y me hace besarlo, nuestras lenguas pelean, muerde mis labios, luego se separa y hace lo mismo con mi cuello.

El aire se me va de los pulmones y él sale, se derrama fuera.

Sujeto el kimono a mi lado que siempre traigo y me cubro el pecho. Miro hacia el techo intentando recuperar el aliento. Él cae a mi lado, igual mirando hacia arriba. Se ríe.

—¿Tan rápido te agotaste? Ayer duraste más —Dice.

—Ayer no entrenamos tanto —Suspiro.

Me pongo de pie. Nada me cubre ahora, me mira desnuda desde el suelo. Aunque parezca increíble con estas semanas la vergüenza se ha esfumado, ya no siento nada cuando me observa de esta forma. Yo también lo veo, sus manos detrás de la cabeza, su cola moviéndose de un lado a otro, su formado pecho, se muerde los labios, tiene otra erección, evito mirarlo, sino jamás saldremos de este lugar.

Me dirijo hasta mi armadura y la recojo del suelo. Comienzo a vestirme y él imita mi acción. Sonrío, esto se ha vuelto un juego. Uno divertido.

—¿Tienes hambre, Kakarotto? —Pregunto mientras sujeto mi cabello en una coleta.

Se aproxima hacia mi con paso lento, me sujeta de la cintura con su cola y sumerge su rostro en mi cuello— No hagas preguntas cuyas respuestas ya sabes.

Besa mis labios y me hace dar media vuelta en dirección a la salida. Me dispongo a salir, siento que aprieta mi trasero. La sangre sube a mis mejillas pero no volteo.

Quito el seguro y al salir noto a Vegeta. Quedo boquiabierta.

—Eh, ah...

—¿Ya terminaron? —Pregunta con los brazos cruzados.

Asiento, él igual y entra a la cámara de entrenamiento.

Bien. La quizá relación de amistad que supongo tenía con Vegeta se ha ido al caño desde lo que sucedió aquella vez. No cabe duda sobre lo que dicen de enamorarse de tu mejor amigo... Arruinan las amistades.

Pero no quiero hablarle.
Quiero que él lo haga, si lo hace al menos significa que le importo.

Ingreso a mi habitación y decido darme una ducha, es obvia la razón. Termino y salgo hacia la cocina, ayer preparé un platillo con los ingredientes de ahí y parece ser que le encantó a Kakarotto.

Vegeta

Al momento de entrar encuentro a Kakarotto mirándome fíjamente.

Sería diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora