Sería diferente

«Capítulo 13»

Milk

Miro por la pequeña ventana de mi habitación.

A lo lejos se ven las estrellas, mucho más grandes y brillantes que verlas desde mi balcón en el castillo. Grandes esferas de aire y piedra que me hacen sentir que no soy nada en el universo. Cierro los ojos. Los abro al notar un brillo.

Un cometa, no, una estrella fugaz cruza lo suficientemente cerca para iluminar mi recámara obscura. Vuelvo a cerrar los ojos, pido un deseo.

La estrella se aleja hacia otra dirección, muy lejos de la nave.

—Kakarotto...— Lo llamo. Tomo asiento en el filo de la cama. Él está sentado en una pequeña silla  frente a una mesa redonda que colinda con la cama.

Lo convencí de jugar una partida con el ajedrez que encontré en mi viejo estuche. Es ya muy tarde y ninguno de los dos tenemos ganas de hacer algo más.

Ya sólo nos quedan dos semana para llegar a Vejîta según Bulma.
Le enseñé las técnicas de Ki a Kakarotto. Y él dice que ya sé lo suficiente para seguir entrenando, sólo necesito practicar. Incluso he llegado a creer que podríamos ser amigos.

Me mira a los ojos en silencio.

—Tú eh... —Me muerdo los labios, pocas veces intercambios largas pláticas. En la mayoría del tiempo que pasamos juntos no decimos nada, sin embargo, quiero saber un poco más de él, tengo la sensación de que ya sabe mucho de mi— ¿Alguna vez te has enamorado? —Pregunto al momento que muevo dos casillas mi alfil.

Sostiene su reina y limita mis movimientos. Yo le enseñé a jugar.

—Nosotros no conocemos qué es eso.

Lo miro sorprendida. Nos quedamos en silencio una vez más, nada se oye aparte de nuestras respiraciones.

—Es decir, ¿no conocen el amor?

—Como Saiyajines sólo sabemos destruir, conquistar planetas para Freezer y entrenar para pelear, ninguno soporta ser más débil que otros. Así nos crían desde que nacemos —Dice. Tomo uno de sus peones.

—¿Y la familia? ¿No significa nada? —Pregunto mientras recuerdo a su hermano, el saiyajin que él asesinó.

—Nuestras madres dan a luz y vuelven a sus escuadrones para seguir peleando. Nuestros padres no se preocupan si no alcanzamos sus expectativas. Nos entrenan para ser mercenarios. A los débiles los mandan al exilio como acto de piedad. Si las cosas eran diferentes antes del reinado de Freezer, no lo sé y no me interesa.

Me congelo ante sus palabras. No me imagino vivir en un mundo así.
Un mundo de mata o muere.
¿Es por eso que él y Vegeta se comportan así?

Toma mi reina. Lo maldigo, juega bien para su primera vez.
Me sonrojo ante la pregunta siguiente que quiero hacerle.

—¿Y cómo eligen a sus parejas?

Se queda callado. Vuelve a mirarme.

—Si tiene potencial para pelear, tiene potencial para criar. Pero una vez que tenga crío de alguien no puede meterse con otro a menos que el macho lo permita, nos gusta sentir que tenemos el poder y dominio sobre ellas. Antes de eso pueden acostarse con cuantos quieran.