«Capítulo 26»

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Milk

El tiempo ha pasado muy rápido. Demasiado para mi gusto. Estoy en el quinto mes de mi embarazo, y han sido los mejores meses de mi vida.

Sentir cómo mi pequeño patea dentro mío es una experiencia realmente hermosa. Será un niño según el Señor Piccolo, quien me frecuenta seguido para verificar mi estado. Es una gran persona aunque esté mal que yo lo diga. Los primeros meses fueron algo duro, soportar las náuseas y antojos. Es vivamente mitad saiyajin. Como demasiado y el hambre no me cesa. A veces me siento gorda. Tengo el vientre de ocho meses cuando apenas voy por el quinto.

No tenemos información de Vegeta y mucho menos de Kakarotto. El Gran Patriarca de Namek falleció a los pocos días dejando en sucesión a otro namekiano. Dentro de un mes las esferas estarán disponibles y podrán irse a otro planeta. Dende se irá con ellos y le dejará a Bulma pedir que Vegeta regrese. Ese es su deseo.

—¡Milk! Acabo de sentirlo —Grita Krillin a mi lado.

Había colocado una mano en mi vientre hace poco y no había sentido nada.
Río.
Me levanto pesadamente del pasto con su ayuda y me siento.

—Dime, Milk. ¿Ya tienes un nombre? —Pregunta.

Me muerdo los labios. Jamás había pensado en eso.

—Ya llegará el día. Realmente no sé —Digo mientras me encojo de  hombros.

—¿Y dejarás que se dedique a las artes marciales? —Escucho al Señor Piccolo acercarse. Acaba de volver de su entrenamiento.

Lo saludo con una sonrisa. Me pongo de pie para quedar a su altura.
No quisiera que se dedique por completo a eso, es decir, yo crecí con las artes marciales pero es un tema muy complicado de manejar. No le deparará nada bueno obsesionarse, al menos eso pienso.
No. Haré que viva una vida normal, como debe ser.

—Señor Piccolo —Le hablo en un tono que suena un tanto meloso. Incluso con su piel verde noto que palidece— Mi padre hará una fiesta en honor a su nieto cuando nazca. Lo presentará al reino entero. ¿Le gustaría ser el padrino?

Ambos casi caen de espaldas. No puedo evitar a carcajadas con esto.

****

No he dejado de pensar en Kakarotto todo este tiempo. Intento olvidarlo y no puedo, todos y cada uno de los momentos que estuvimos juntos aparecen en mi mente de una forma tan vívida, que cuando se trata de sueños, despierto agitada y sudando frío.
No puedo hacer nada para desahogarme, no sé qué pasa referente a él.

Tengo miedo.

Miedo a que quizá mi hijo me pregunte quién es su padre. No sé qué respondería. ¿Decir que era un mercenario asesino de otro planeta? En realidad nunca había experimentado este temor. ¿Seré una buena madre?

Sacudo la cabeza ante estos pensamientos, muevo mi silla mecedora y sigo tejiendo. Un pequeño gorro de lana de colores rojo y amarillo.
Ahora mismo todos deben estar en CC pues el momento de pedir los deseos a Shenlong ha llegado. No fui porque por un lado me siento cansada y por el otro está Bulma. No sé qué pensar. Desde que llegamos de regreso a La Tierra no me ha visitado, yo tampoco. Sé que tiene algo en contra mía, pero bueno, no veo por qué culparla.

La puerta suena. Una sirvienta del castillo entra y me dice que una joven me está buscando. Le digo que pase.

Bajo mis manos e intento levantarme bruscamente en cuanto veo que es Bulma quien entra.
Creo que la invoqué.

—No, Milk. No te levantes. Conozco tu estado —Dice con una sonrisa. Vuelvo a sentarme.

Lleva varias cajas medianas y grandes en sus brazos. ¿Qué trama?

—¿Qué te trae por aquí? —Pregunto.

—Vine a regalarle esto a mi futuro sobrinito —Exclama.

Palidezco.

Me enseña lo que hay dentro las cajas. Juguetes, peluches, artículos para bebé y otras cosas.

—No puedo aceptarte esto —Digo negando con la cabeza.

Se sienta en el filo de mi cama.

—Acéptalo —Casi habla a modo de regalo. Suspira— Quería hablar contigo, Milk. No había tenido la oportunidad.

Siento una patadita. Mis mejillas comienzan a arder. Acaricio mi vientre y le digo a Bulma que hable.

—Sé que desde pequeña estuviste enamorada de Vegeta. Lo sien...

—Olvida eso por favor —La interrumpo— Seré madre, Bulma. Y mi hijo no será de Vegeta, ahora únicamente lo veré cómo un amigo si regresa.

Y es la verdad.
Aquella noche ni Vegeta ni yo pudimos hacer algo más que abrazarnos, y la razón es principalmente porque ambos teníamos el corazón divido, y no precisamente en partes iguales. Ahora me siento como una tonta por aferrarme a una fantasía de niños y no ver la realidad del mundo.

Conocer a Kakarotto fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida. Desde que estuve con él por primera vez supe que Vegeta sería desplazado. Siendo honesta no me imagino ahora teniendo una vida matrimonial con él como soñaba. Sólo mírenlo, está quién sabe dónde, obsesionado con ser más fuerte.

Estoy mejor así.
Un Son no estaba en mi destino.
Lo sé.

Se lo digo a Bulma. No tal cual con estas palabras pero comprende y asiente.

—Pero al menos déjame disculparme por lo mal que te he tratado ——Comenta. Enarco una ceja. Se encoge de hombros— Siempre he tenido algo en contra tuya, Milk. Pero como han estado las cosas me doy cuenta de que eres lo más parecido a una amiga que he tenido. Ya no quiero seguir compitiendo contigo.

—Nunca te ví como una competencia —Explico.

—Pero yo sí. Y déjame admitirlo, pero ahora mismo te tengo envidia pues tendrás una familia. Algo que pude haber tenido si no hubiese sido tan vanidosa —Baja la mirada— ¿Qué dices, amigas?

Me extiende los brazos. Esto es repentino pero me siento a gusto. No veo por qué no intentarlo.
Le extiendo los brazos y se eleva, me envuelve con sus brazos con delicadeza. La escucho ¿Sollozar?
Se aleja después de un tiempo.

—¿Y ya pensaste un nombre? —Pregunta volviéndose a sentar.

Me ruborizo.

—Mi padre propuso el nombre de Gohan, en honor a su difunto mejor amigo y compañero de entrenamiento.

Es también el nombre del "abuelo" de Vegeta.
Bulma ríe.

—¡Es un excelente nombre! —Sonrío. Ya tengo un nombre. Mi pequeño y futuro Gohan— ¿Qué te parece si vamos a ver que Dende se vaya?

Me extiende su mano. La tomo. Será grandioso verlos irse. Al menos eso le debo a Dende.

En cuanto me levanto algo caliente desciende por mis piernas. Desde mis muslos hasta mis pies mojando el piso. Me estremezco al ver la mirada de pánico de Bulma. Me siento avergonzada y un tanto feliz.

Se coloca a mi lado y me ayuda a sostenerme apenas los dolores comienzan.

Sería diferente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora