Divididas (COMPLETA)

Capítulo 27

Miami, Florida

2017

Las dos semanas restantes para el viaje que debían hacer, transcurrieron con rapidez, entre preparativos, reuniones para consumar los detalles faltantes, y una excesiva carga de trabajo a la cual había tenido que someterse para lograr su objetivo de poder despegarse del empleo sin sentir que se quedaba algo pendiente por hacer en la oficina.

Su humor no había sido del todo bueno durante aquellos días, gracias a todos los factores estresantes a los que se había sometido sin darse cuenta, pero por encima de cualquier exceso en sus labores dentro de la empresa, dormir hasta tarde o no tener rutinas constantes de alimentación, había un tema que detonaba especialmente el odio que parecía tenerle a la vida; el regreso de Sarah.

Lauren trataba de mantenerse con serenidad respecto a la presencia de aquella chica, pero sabía que hubiera sido prácticamente imposible ignorar el hecho de que su prometida ahora pasaba algunas horas de su tiempo en compañía de una atractiva mujer de sexualidad libre, sin prejuicios, belleza física, atractivo sexual, y muy por encima de todo, con una mente tan extraordinaria como la que la propia Lucy poseía.

Sin embargo, eran precisamente esos factores los que le indicaban que no hubiera sido correcto que realizara todo lo que sus instintos le indicaban en determinados momentos; gritar, comenzar discusiones, e incluso tratar de prohibirle algo a la latina se convertiría en la mayor falta de respeto y madurez que podía cometer respecto a su relación.

En ese momento, Lauren se replanteó si verdaderamente alguna vez perteneció a esa pequeña parte de las personas que no veían el amor como pertenencia, tal cual lo hacían Lucy y Sarah. Pero la de ojos verdes estaba segura que nada de lo que estaba haciendo su prometida era de manera intencional; simplemente se encontraba viviendo congruente con las ideas de libertad que había tenido desde que eran unas niñas. Eso ponía a Lauren en una posición todavía más incómoda, y sabía que estaba llegando al límite, aunque pensó que lograría controlarlo.

Habían sido demasiadas las pláticas bebiendo un café con Normani, o las consultas telefónicas con Ally, quien pacientemente la escuchaba sin decir más palabras que cuando Lauren se lo solicitaba; Ally sabía que para su amiga era un tema difícil, y no porque anteriormente hubiera lidiado con algo así, sino porque en todo el tiempo que llevaba conociéndola, nunca la vio tan afectada por algo.

Durante la madrugada, no conciliaron el sueño, despidiéndose de aquella forma que ambas disfrutaban tanto; las cómodas sábanas de su cama estaban envueltas de manera desordenada en sus cuerpos, mientras Lauren trataba de regularizar su respiración, y Lucy limpiaba la comisura de sus propios labios, saliendo de entre las piernas de la de ojos verdes.

- Lucy, eso fue...-iba a decir, pero un suspiro de satisfacción la interrumpió. Lucy sonrió ampliamente, y tras quitarse los últimos rastros del sabor de Lauren, se acercó a besarla lenta y suavemente.

- Lo sé...- respondió con fingida arrogancia, y luego colocó un beso en la frente pálida de su prometida. – Te amo, Lo...-dijo para luego acostarse junto a ella, y abrazarla por la cintura.

- Yo también te amo- respondió sonriéndole y haciendo más fuerte el agarre. Se quedaron en silencio durante unos minutos, hasta que la alarma de Lauren comenzó a sonar, colocando en la pantalla del móvil que era momento de levantarse y estar lista para ir rumbo al aeropuerto.

- Tienes que ducharte, Lauren...- recordó, levantándose. Los ojos verdes se clavaron en el cuerpo desnudo y torneado de su novia.

- ¿Y si cancelo el viaje y simplemente me quedo contigo en la cama todo el día?...- preguntó, sonriendo.