Capítulo 29

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Ciudad de México, 

2017

Transcurría ya el tercer día del viaje, y las cosas parecían haber sido un total éxito. Al menos en cuanto a la cuestión laboral, Lauren y Camila podían asegurar que no tenían inconveniente alguno con la forma en que se había desarrollado todo. El primer día lo utilizaron para recorrer las nuevas oficinas, verificar las remodelaciones que estaban programadas y listas, y conocer de manera presencial a las personas que estarían a cargo del proyecto en México; ninguno de los aspectos a tratar generaron inconvenientes, por lo que cerca de las 16:00 ya tenían prácticamente todo resuelto. Un par de inversionistas ofrecieron llevarlas a conocer la ciudad, pero sólo Camila había aceptado, pues Lauren se excusó en una migraña que todos le creyeron, a juzgar por su palidez, las ojeras tremendamente marcadas que eran notorias a pesar del maquillaje, y el semblante excesivamente serio que tuvo durante todo el recorrido en las instalaciones. Camila la conocía un poco mejor, y sabía perfectamente que la cefalea no era lo único que la estaba haciendo sentir así, pero consciente de que no era la persona adecuada para acercarse a ella, simplemente propuso que mejor durmiera y se ofreció para avisarle en caso de que fuera necesario que se presentara en algún lugar.

Para el segundo día, destinado a conocer un poco los alrededores de la empresa, ver las presentaciones de la misión, visión, valores y objetivos de la misma, y analizar el aspecto financiero (que correspondía más bien a Lauren), las cosas no fueron demasiado diferentes; de nuevo a las 16:00 tenían todos los temas terminados, y una oferta de conocer "el mejor restaurante de comida mexicana" se extendió a través de uno de los socios mayoritarios. Camila nuevamente aceptó, pero el teléfono de Lauren interrumpió aquellas palabras, y luego la de ojos verdes se excusó, indicando que la llamada recibida era de Clara y que necesitaba hacer una reunión urgente con ella. La realidad era que la voz al otro lado de la línea era Normani, atendiendo al mensaje que Lauren le había enviado donde le suplicaba que le marcara en cuanto terminara la última reunión, para fingir que le indicaba acerca de la junta ficticia. Normani accedió sin dudarlo, sabiendo que era por un motivo poderoso, aunque no ahondó en el mismo, consciente de que para Lauren no era sencillo compartir cuando algo verdaderamente le afectaba y mucho menos si era un tema que ya habían tratado con anterioridad, y que en todo caso, no era lo mejor hacerlo mientras estaban a cientos de kilómetros y sin la posibilidad de compartir una copa de buen whisky.

En ese momento, en el tercer día, las cosas no parecían ser diferentes mientras aquella sala de juntas se encontraba completamente abarrotada de personas que ocuparían distintos puestos de trabajo para aquel proyecto: desde gente que se encargaría del área de atención telefónica a clientes, Psicólogos y psicólogas que brindarían sus servicios profesionales para las consultas que fueran necesarias, abogados y abogadas que llevarían los casos que llegaran hasta el área correspondiente, Pedagogas que se encargarían de la planeación y realización de capacitaciones para prevenir los problemas lejos de resolverlos, y contadores que se encargarían de mantener todo en orden para que aquello funcionara con perfecto orden.

El hombre que había sido designado para la presidencia de aquella planta dejó claro que estaba agradecido con las empresas Jauregui por la oportunidad que representaba el haber realizado aquel proyecto en el país. Mencionó de manera significativa la cantidad de empleos que representaba aquello, y el impacto que tendría en la vida de cientos de familias mexicanas. Por supuesto, resaltó el hecho de que Lauren y Camila hubiesen cedido a asistir, indicando el compromiso que eso reflejaba. Por último, les pidió que dijeran algunas palabras a las personas presentes. Ambas, previendo que eso sucedería, simplemente expusieron el discurso previamente elaborado que habían preparado por su cuenta.

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