Divididas (COMPLETA)

Capítulo 33

Ciudad de México, 2017

Con una dificultad que recordó haber vivido sólo un par de veces antes, Lauren abrió con lentitud los ojos, esperando que su cabeza no hubiera sido partida durante la noche, porque esa era exactamente la sensación que tenía en ella. Pensó que no iba a lograr que su cuerpo se relajara, que dejara de dolerle la mano derecha que tenía doblada debajo de su mejilla, y que lo último que fuera que había comido se quedara dentro de su estómago, y no saliera expulsado como las náuseas y el sabor salado de su boca se lo estaban indicando. Se juró a sí misma que nunca volvería a excederse de esa manera en el consumo del alcohol, pero todas las molestias físicas pasaron a último término cuando notó que una mano apiñonada y terriblemente familiar envolvía su cintura, por encima de las sábanas. Su temor incrementó cuando se dio cuenta de que un cuerpo estaba tras ella, amoldándose de una forma prácticamente perfecta a su trasero y a su espalda, y que su propia piel blanca era totalmente visible debajo de la sábana; totalmente.

Sobresaltada con el descubrimiento y sin pensar demasiado su movimiento, se zafó con habilidad del abrazo y se levantó rápidamente del colchón, sin querer comprobar si su temor era cierto. Miró por un momento hacia las persianas que por fortuna permanecían cerradas, y luego paseó la vista por el piso de la habitación, hasta encontrarse con su ropa, amontonada de forma desordenada al pie del colchón. Teniendo claras sus prioridades, buscó su teléfono celular, mismo que encontró metido en el bolsillo trasero de sus jeans. Sin pensarlo demasiado, marcó el número telefónico de Normani, mientras hábilmente se colocaba poco a poco sus prendas al ritmo del timbre que indicaba que la llamada estaba siendo enlazada. Fue hasta que escuchó la voz de su mejor amiga que se sintió realmente aliviada, al menos en comparación a como se encontraba unos segundos antes.

- Lauren, ¿estás bien?...- preguntó de manera preocupada, con la voz notoriamente adormilada.

- Mani, creo que acabo de cometer una estupidez...

- Espero que haya sido matar a Camila, sino no te perdonaré por despertarme a las 03:50 de la mañana...- respondió sarcásticamente, proyectando conscientemente su desagrado por la latina. Lauren sonrió sabiendo que se trataba de una broma, pero de inmediato recuperó su humor preocupado.

- No, pero creo que tiene que ver con ella... No estoy segura.

- ¿Cómo que no estás segura? – preguntó, ya más despierta.

- Anoche salí al bar del hotel, y me acuerdo que conocí a una chica, pero no recuerdo cuáles son sus características físicas... El punto es que acabo de despertar con alguien, y no estoy segura si es ella o Camila, porque tengo la certeza de que no estoy en mi habitación, y me sentía tan jodida que la parte estúpida de mi cerebro seguramente quiso buscar a Cabello- dijo rápidamente en el mismo tono de susurro que había mantenido toda la conversación.

- ¿Y por qué no sabes si es ella?...

- Desperté a su lado, pero estaba dándole la espalda. No he querido comprobarlo, sabes que me prometí a mí misma que no me volvería a involucrar con ella, Mani. Tengo miedo de haberme equivocado otra vez...- aseguró.

- Te entiendo. Pero no seas cobarde, simplemente comprueba la información y sal de ahí.

- Mani, pero no quiero...- dijo con un tono infantil.

- Amor, ¿quién es?- se escuchó una voz masculina al otro lado de la línea.

- Duerme, Val, es Lauren y sus líos de faldas de siempre- dijo Normani, perfectamente consciente de que Lauren todavía la alcanzaba a escuchar.