Capítulo 18

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Miami, Florida, 2013.

El beso se prolongó durante algunos segundos, pero Verónica deshizo el contacto, aun contra su voluntad. Miró de manera triste a Camila, quien a su vez parecía sorprendida por la interrupción.

Vero tenía pocas cosas claras en su vida, pero su amistad con Lauren sin duda era una de ellas. Ni siquiera podía comenzar a contar todos los momentos que había compartido con la de ojos verdes, todas las palabras salvadoras que ella tenía para decirle aun cuando las cosas parecían ir peor que nunca, o todos los detalles que estaban destinados a ella cuando se trataba de una fecha especial, de una celebración o incluso de un mal resultado en algo.

Lo que sentía por Lauren era tan intenso que Vero podía jurar sin problemas que sería para siempre. Nadie podía compartir su complicidad o su aceptación. Nadie captaba de manera tan elocuente su ácido sentido del humor, ni la soportaba incluso en las peores borracheras. Nadie más la escucharía por horas hablar de cualquier tema, o le diría las palabras exactas para salir de cualquier apuro.

Por primera vez en su vida, tenía miedo de cómo resultarían las cosas. Lo que le había dicho a Camila era completamente cierto, aunque aquella fuera la primera vez que lo admitiera tanto ante la latina como ante ella misma. Ni siquiera se había dado cuenta de cómo había pasado, pero lo que encontró dentro de esos oscuros ojos cafés no tenía precedentes, más que, quizás, lo que en algún momento había sentido por Lucy, pero esta vez se incrementaba debido a la química sexual innegable que había entre Karla y ella.

Era cierto que no habían llegado al grado de mantener relaciones sexuales. Vero lo atribuía al inicio a que la latina era demasiado inhibida, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que más bien se debía a inexperiencia. La idea de que Karla estuviera viviendo tantas cosas por primera vez y de que esto fuera con ella, lograba maquinar grandes cosas en la cabeza de Verónica. Le complacía notar el cambio en la forma de besar que tenía Karla, quien al inicio lo hacía con suavidad y timidez, y después era perfectamente capaz de corresponder cualquier ritmo que Verónica impusiera.

De cualquier modo, y lejos de todo, sabía que aquello estaba mal. La única virtud de la que sentía que podía presumir era ser leal, y aquello estaba siendo una mala pasada para Lauren, en todos los aspectos posibles. Por eso estaba dispuesta a dejar las cosas de lado, a no ser egoísta, y a por primera vez en su vida, pensar en alguien más antes que en ella misma. Por eso deshizo el contacto recién comenzado, aunque cada parte de su cuerpo le exigía que permaneciera ahí.

- Me gustas, Camila. No puedes imaginarte cuanto...Pero hay cosas que simplemente no se sienten correctas, ¿verdad?... Puedo parecerte una cínica, y sé que tengo cierta desfachatez, pero Lauren es mi mejor amiga desde hace tanto tiempo, y hemos pasado tantas cosas...


- Lo siento- se disculpó Camila. – Sé que debe ser difícil para ti, y créeme que para mí también lo es. Cuando comencé a conocerlas me sentí tan agradecida, tan feliz... Llegaron a mi vida en un momento en el que estaba planteándome tantas cosas... No pensé que esto se fuera a complicar.


- Tranquila- interrumpió Vero.- Yo sé que ni siquiera pensaste que estaba tomando esto en serio, y lo sé porque tengo una facilidad sorprendente para ser una idiota con las personas que verdaderamente me gustan. No es tu culpa el no haberme tomado en serio, porque no me comporté de la forma en que pudieras hacerlo, y creo que merezco un poco que no me hayas dicho que estabas saliendo con alguien más, porque nunca te lo pregunté directamente.

Divididas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora