Camila estaba tumbada sobre su cama, mirando hacia el techo de su habitación sin algún pensamiento predominante sobre el resto de los otros. Sabía lo mucho que se había equivocado en esa ocasión, pero no encontraba la forma de arreglarlo. Para ella, las cosas debían ser menos complicadas ahora que tenía gran parte de lo que siempre había querido.
Estaba cercana a comenzar con la universidad, luego de los apuros económicos que habían hecho complicado el asistir al colegio al que había conseguido entrar con una beca parcial del 70% que debía mantener con un promedio mínimo de 9. Gracias a un par de favores que había pedido su papá, la habían aceptado para trabajar en aquel club en el que su sueldo y las generosas propinas le facilitaban poder comprarse cosas por sí misma y contribuir a los gastos de su casa. Después de haberlo pensado durante unos días, también había decidido sincerarse con sus papás acerca de su gusto por las mujeres, y contrario a lo que cualquiera hubiera esperado, ellos reaccionaron de manera positiva, asegurándole que lo único que importaba era su felicidad. ¿Entonces por qué se había complicado tantas las cosas?...
Camila nunca se había sentido bonita. A pesar de lo mucho que sus padres insistían en lo hermosa que era, cuando ella se miraba al espejo sólo lograba distinguir sus labios demasiado gruesos, o sus ojos sin un color claro especial que pudiera siquiera competir con el resto de sus compañeras del colegio, la mayoría de origen étnico caucásico, o latinas con genes que ella encontraba más favorecidos que los propios. Tampoco su cabello le parecía especialmente lindo, por lo que la mayoría del tiempo lo tenía amarrado en una coleta. Trataba de sonreírse todas las mañanas para convencerse de que era una persona hermosa, pero aunque odiara admitirlo, el hecho de haber llegado a aquel país sin un peso en la bolsa, de pertenecer a una minoría étnica y no ser parte de la heteronormatividad, la hacían sentir menos, como si no se mereciera lo bueno que pudiera pasarle, sin importar que de hecho todo eso la hiciera incluso más interesante.
Ella se sentía una persona que nunca encontraría alguien que la quisiera, alguien que pudiera fijarse en ella, y sin planearlo, había dos chicas atractivas que hacían todo por estar cerca de su lado. ¿Cómo se suponía que debía manejar la situación?...
Sólo Dinah tenía conocimiento de todo aquello. Le había contado las cosas que llevaba haciendo durante algunas semanas y aunque la chica reaccionó positivamente al hecho de que su amiga era gay, lo que no le causaba tanta comodidad era el hecho de que prácticamente estuviera saliendo con dos personas a la vez.
Cuando conoció a Lauren, aquellos ojos verdes la atraparon al instante. No podía negar que las cosas con ella resultaban especialmente gratas, sobre todo cuando le llevaba alguna golosina, la consideraba para elegir una película o le insistía en llevarla cerca de casa al menos para tener la tranquilidad de que todo iría bien. Lauren se reía de sus chistes por muy malos que estos fueran, la tomaba de la mano de una forma tímida y bajo sus abrazos se sentía protegida de todas las cosas que estuvieran a su alrededor. Lauren no lo sabía, pero había sido el primer beso de Camila aquella noche en que la invitó al concierto de uno de sus grupos favoritos, y eso le daba un lugar tan especial en la vida de la latina, que incluso la asustaba un poco. No había mañana en que no despertara con un mensaje de "buenos días", o con una canción que fuera acompañada con un "Cada que la escucho pienso en ti". Un par de veces habían salido a hacer cosas que ella nunca imaginó, y comenzó a verle la magia incluso al hecho de poder ver las estrellas en silencio mientras Lauren le besaba castamente las mejillas o le hacía cosquillas. Camila había notado en un par de ocasiones que los ojos verdes de Lauren se oscurecían luego de una sesión larga de besos, y se preguntaba si era cierta su suposición de que aquella chica estaba deseosa de tener sexo con ella, peor cuando las cosas comenzaban a ponerse realmente calientes, la de piel blanca paraba, controlaba su respiración y le decía que lo mejor era parar en ese momento. Camila sabía que aquello era más bien por consideración a ella, pero no podía negar que también se sentía un tanto frustrada ante esto. A veces imaginaba que la primera vez tendría que ser con alguien tan dulce como Lauren, con alguien que la quisiera, que la respetara, y que la hiciera sentir tantas mariposas en el estómago como cuando pensaba en ella. Lauren era la indicada, pero supuso que no quería acelerar las cosas y en el fondo lo agradecía, pues estaba completamente confundida respecto a sus sentimientos.
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Divididas (COMPLETA)
FanfikceHay amistades eternas , amores para siempre y todo lo que suceda entre ambos. Dividir: Establecer una separación o servir de separación entre dos o más personas o cosas. NO SE PERMITEN ADAPTACIONES/MODIFICACIONES/COPIAS