Mi dignidad grito basta.

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No es dolor, ni tristeza, es cansancio, una vez más cansada de ti, por eso esta vez no diré más nada, solo escuchare la voz que me dice basta, y me amaré más, porque no puedo ser más buena que Dios y mi amor por ti ya se excedió, y como me retribuyes no es el problema, el problema es que yo lo acepto como muestra de amor, pero mi dignidad me grito y me dijo que me detuviera, que recibir humillaciones no cuenta como amor y me reclamó tantas cosas mientras me pedía que la recogiera del suelo.. Y es que no lo había notado cuánto me ignorabas, tanto que empecé a dudar de mi existencia, de si valía la pena, no existir, no, sino vivir a tu lado y me di cuanta que no. No merezco tantas humillaciones, yo valgo demasiado, tú no tienes derecho de hacerme esto, de hablarme de ese modo, no tienes derecho de quererme pisar, porque la única persona que está sobre mí se llama Dios, de ahí para abajo todos somos iguales y merecemos el mismo respeto, mi voz también tiene que ser escuchada, no tengo porque andar con la cabeza mirando hacia abajo he pagado un alto precio para estar donde estoy hoy y esto no lo voy a hacer por ti, lo voy a hacer por mí porque me amo y me respeto, a partir de hoy no voy a estar más para ti, voy a actuar egoístamente y cuando me necesites, cuando me quieras hablar, cuando de tus migajas de amor me quieras dar, te voy a ignorar, me vas a ver pero para ti no voy a estar; no soy cualquier cosa, no soy tu plato de segunda mesa, no te vuelvo a creer más, en tu juego no vuelvo a caer jamás.. Aprendí de ti y le hice caso a mi dignidad y te digo algo, descubrí que tiene razón. Bye.

Aprendiendo a vivir. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora