Las Amazonas de la Colectiva Lésbica Feminista Ayuquelén
Y fue tan sorpresivo ver en esos años de dictadura el rayado lésbico moroso delgrupo Ayuquelén. Casi impensable imaginarlas bravas, feministas y combativas dando lapelea, en ese tiempo de concentraciones en el Parque O'Higgins, donde sus graffitis teníanel leve desenfado de la militancia sexual que dibujaba corazones partidos de mujer a mujer.Era raro pensarlas pioneras de un movimiento libertario de minorías sexuales, a la Su y a laLily, dos jóvenes puntudas que habían Iniciado este peregrinar de macorinas, a partir delasesinato de Mónica Triones, la bella Mónica, como recordaba la Su entre cervezas y fotografíasde mujeres y la voz incansable de Chabela Vargas que timbraba de boleros eltestimonio horroroso de aquel asesinato.La Mónica era una artista, sobreviviente del hippismo, el Parque Forestal y de tantoscafés utópicos que humeaban las tardes de la Unctad, en la lejana Unidad Popular. Y apesar del golpe, del toque de queda y la rnilica represión, todavía le quedaban ganas parasoñar noches en ese Santiago amordazado por el toque de queda. Aún le quedaba pasión,esa fecha del setenta y algo para brindar por la esperanza en el Bar Jaque Mate de la PlazaItalia. Y la Mónica hablaba tan fuerte, no tenía pelos en la lengua para manifestar su rabiafrente al machismo, la repre, y todas las fobias que alambraban de púas su prohibido amor.La Mónica era así, voluptuosa, desenfrenada, cuando escuchó risas de machos en otramesa, burlas de macho al ver mujeres bebiendo en la noche sólo para hombres. Y no sepudo contener, y algo les dijo, y los dos tipos se pararon desafiantes, y la Mónica desde supequeña estatura no se quedó chica, y vino un puñetazo y otro, y a patadas la sacaron a lacalle, a ia vereda, donde la siguieron golpeando, donde le partieron el cráneo y la sangre dela pequeña Mónica les manchó los puños, y ese color aumentó la brutalidad de la golpiza. Yellos no se cansaban de golpearla, como en éxtasis le rebotaban su cabeza en el cemento. Ycuando se fueron, caminando tranquilos por la oscuridad macabra de la dictadura, laMónica quedó hecha un guiñapo estampado en el suelo. Y cuando llegó la policía, nadiehabía visto nada, nadie se atrevía a dar informaciones sobre esos monstruos, seguramenteCNI, que se desplazaban libremente en el Santiago de las botas.Este horrendo crimen sigue impune hasta el momento, y solamente sus amigaslesbianas lo reflotan políticamente como bandera de lucha. Así, la Colectiva LésbicaFeminista Ayuquelén, por muchos años llevó el estandarte menstrual de Mónica Brionescomo punto de partida por la justicia de sus demandas. Especialmente la Su, y también laLily, mis viejas amigas militantes, extraviadas hoy en el calendario de los acontecimientos.De aquel grupo, sólo quedó el nombre araucano tizado en la memoria de un muro. Sóloquedó el recuerdo valeroso de aquellas amazonas, que intentaron dignificar su mundo raroen la intolerancia de este país.Tal vez esta agrupación, doblemente segregada por ser mujeres y además lesbianas,no sólo recibió la agresión del patriarcado, también fueron expulsadas del feminismo de laCasa de la mujer La Morada, en aquellos años, cuando no convenía mezclar las cosas, yque se confundiera feminismo con lesbianismo. Ahora casi no importa, ya que las doscausas están igualmente estigmatizadas.El amor sexuado entre mujeres es más reprimido en estos sistemas donde a veces logay hace de florero en la fiesta eufórica neoliberal, pero en fin, de aquellas amazonas de laColectiva Ayuquelén casi no tengo noticias, solamente alguna viajera lesbiana me dice quedivisó la cabellera flotante de la Su "yirando" sin prisa en algún mercado de Tailandia, oposando con una copa en la mano junto a la sirena de Copenhague; por ahí, por allá, irálibre la hermosa Su, donde su corazón divagante anide lésbico en el ala de otra mujer.