Parte 6 "Quiltra lunera"

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  El cumpleaños del Ricacho Polvorín 

Si tengo que decir algo, me lo contaron, lo supe por allá en los 80, en los mejoresaños de la mordaza milica. Cuando un magnate chileno sembraba dólares como flores consu negocio armamentista. Como una fábrica de chocolates explosivos, fabricaba balas,tanques, bazucas y bombas racimo sin ninguna moral, sin culpa, el ricacho polvorín era unviejo pascuero que proporcionaba los petardos y juguetes bélicos con que el régimenasustaba a los ciudadanos. Y le fue bien a este platudo de la guerra, tan bien, que pasó aformar parte del jetset carretela que armaron las revistas de moda en esos años de alcurniafascista y rotaje apaleado.El cuento lo agarré una de esas noches de pisco y conversa en el Circo Timoteo.Aquel Circo travesti del cual ya hablé anteriormente, pero nunca se agota mi enamoradaadmiración por sus personajes. En este caso es la Rosita Show, la bomba latina que seabanicaba de aplausos en las funciones nocturnas de la carpa piojenta. Con su mano en elcuello, como si acariciara un valioso collar, me dijo: en la semana, cuando no hay función,nos entretenemos jugando a las cartas en la carpa de la Vanessa. Nunca falta un traguito oalguna loca amiga que cae de visita. Y ahí estamos hasta el amanecer, dale con el chiste, latalla y el conchazo; cuando apareció un cabro chico diciendo que un caballero quería hablarconmigo, que me estaba esperando en un auto, en la calle. Y qué auto niña, casi me caigode culo al ver el medio Mercedes con chofer buscando a esta princesa. Y yo en esa facha,pero igual me acerqué a la ventanilla del auto y les dije: ¿Ustedes buscan a Rosa Show? Yosoy, qué se les ofrece. Entonces los reconocí al tiro, era ese locutor de la tele que daba lasnoticias, andaba con otro, un cómico medio pelao que se rió y me dijo: pero usted no es laRosita Show. Claro que sí. Lo que pasa es que ando de civil. Bueno, sucede que nosotros laqueremos contratar para el cumpleaños de un amigo. Le pagamos 20 mil pesos y usted lecanta cumpleaños feliz, le menea un poco el queque y eso es todo. ¿Y dónde queda esto?No se preocupe, la llevamos y la traemos cuando usted quiera. Y sin pensarlo dos ni tresveces les dije que bueno, porque uno anda a patas con el águila en el negocio del circo. Loque sí, van a tener que esperarme una media hora para armar a la Rosa. Ningún problema,tenemos tiempo. En una hora estamos aquí. Y el auto salió soplao en una nube de tierra, yyo corrí a la carpa a maquillar, peinar y vestir a la Rosa. Cuando volvieron ya estaba lista.Se quedaron con la boca abierta los huevones. No lo podían creer. ¿Cómo estoy?, lespregunté mostrándoles el bikini de lentejuelas negras, los tacos, la boa de plumas, la pelucay un abrigo que me puse encima porque hacía frío. Diez puntos me dijo el cómicoabriéndome la puerta del auto. Yo no tenía miedo porque eran personajes de la tele y en elcamino me fueron explicando lo que tenía que hacer en la fiesta. El auto cruzó el centro,subió por Alameda, Providencia, Apoquindo, Las Condes y siguió subiendo. Por lomisteriosos me parecía estar en una película de gángsters porque el pelao jalaba un polvoblanco como loco, con el otro, el locutor. ¿Quiere un poquito para los nervios?, me dijeron.No, muchas gracias, les contesté tiritando, entumida en el abrigo. ¿Tiene frío? Ya vamos allegar, allá se toma un traguito para que entre en calor. Cuando llegamos se abrió una rejacomo de cementerio y un guardia se asomó adentro del Mercedes y nos dio la pasá. Hastaese momento yo no sabía dónde estaba, porque había árboles y más árboles que iban pasandomientras el auto seguía por el camino. Entonces oí la música y ví las luces, y meacordé del circo al ver esas carpas blancas y toda esa gente fina copeteándose y riéndose,tan feliz. Vamos a entrar por la cocina para que sea una sorpresa, me dijo en la oreja elpelao y me metieron por un pasillo hasta una cocina que era enorme, como un salón debaile. ¿Cómo será el resto de la casa?, pensé entre los curados que me aplaudían cuando yopasaba. De ahí me dejaron en una pieza y me trajeron whisky y una bandeja con tragos ycanapés, jamones, quesos y pavos. Y a mí con lo que me gusta el pavo. Claro que estaba unpoco desabrido, pero encontré un platillo con sal en polvo, y justo cuando le estaba echandoentró el pelao y se puso a reír y me dijo que eso no era sal. Pero que no me preocupara,porque podían traerme los pavos que yo quisiera. Y me dejó sola en esa pieza donde mequedé escuchando la música y al locutor de la tele que anunció a una cantante, después alhumorista y luego dijo que había un regalo sorpresa para el cumpleañero. Y me sacaroncorriendo, sin el abrigo, por los pasillos alfombrados de la casa hasta donde estaba reunidatoda la gente. "Aquí todos son famosos menos yo", le dije al pelao que me empujó almicrófono para que cantara el cumpleaños feliz. Pero no sé el nombre del festejado le dije.Se llama Carlos y es ése de terno azul. Pero no fue un buen dato porque casi todos andabande temo azul, y ni supe a quién le dediqué la canción, y por eso los saludé uno por uno, ytodos me decían cochinadas, y todos me daban agarrones, y todos me desarmaban laesponja de las tetas, y todos me metían la mano por ahí y la sacaban mirando pal lado, ytodos andaban amasando re cufifos cuando me encuentro al pelao que andaba repartiendosu bandeja de sal. Y con ese frío, y con ese romadizo de mierda que me dio, atchís, que leestornudo encima y adiós a esa hueva blanca que todos chupaban por la nariz, a la chuchaese polvo que los tenía a todos tiesos y hablando babosos, habiendo tan buena música. Putaqué cagada, decían los famosos en cuatro patas, olfateando como perros el suelo.Y parece que de ese talco no había más, porque casi me tiraron las veinte lucassuper enojados, y me envolvieron los pavos, los jamones, los quesos y una botella dewhisky. Y a empujones me subieron al auto que se vino hecho un peo por la Alameda, yluego por el centro hasta llegar a estos tierrales abajo, hasta el circo, donde la Rosita Show,ebria, de noche se ríe contando la aventura, diciéndole a las locas que coman y tomen nomás, que el whisky es de primera, que los quesos son super finos y el pavo está rico rico,claro que le falta un poquito de sal.   

De perlas y cicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora