La comuna de Lavín (o "el pueblito se llamaba Los Condes")
Como un merengue enrejado, Las Condes es la comuna que da el ejemplo de unvivir pirulo, económicamente relax, modelo de organización y virtud con sus jardincitosrecortados y sus veredas limpias donde pasean el ocio los habitantes de este sector deSantiago, el vergel clasista dirigido por su alcalde que lleva el pandero en la organizaciónfeudal del condominio chileno.Así, desde "el pueblito llamado Las Condes, que está junto a los cerros y lo baña unestero", la postal musical que hizo famosa Chito Faró, la canción turística que mostraba unacapital de tonadas y gente sencilla, poco queda que comparar con la actual comuna de LasCondes. El emperifollado Barrio Alto, sembrado de torres y experimentos arquitectónicos,edificios cuadrados y piramidales, como maquetas de espejos para saciar la imagen narcisay garantizada del Chile actual.Entonces este idilio de comuna, donde todo el mundo es feliz, recuerda un lindopaís de cuentos, tal vez el reino de Oz donde el mago es su alcalde, un derechista consonrisa eucarística que hizo la primera comunión en el Opus Dei. Un alcalde con cara dehostia, el colmo de santurrón, el colmo de buena gente, preocupado de regular el canto delos pájaros para que no molesten la modorra ensiestada de los ricos que apoyaron sucandidatura, los vecinos pitucos que besan las manos al edil por la lluvia milagrosa quehizo caer solamente en Las Condes, para limpiar el cielo, cuando Santiago era un pantanoespeso de smog, por allá en el invierno seco que mató tanta guagua pobre con su aireirrespirable. Entonces Don Lavín, con su optimismo de boy scout de plaza, se asomó a laventana y cayó en depresión porque la nube rancia del smog no lo dejaba ver laescenografía Walt Disney de su gloriosa comuna. Hay que hacer algo, le dijo a su secretariapreocupada en retocarse la sonrisa que, por orden del jefe, todos llevaban en lamunicipalidad. Es el colmo que esta cochinada de aire ensucie hasta la cara del Señor.Porque el cielo es el rostro de Dios, le repitió Don Lavín a su secretaria que lo miraba conla boca abierta como quien contempla una santa aparición. Por supuesto Señor Alcalde,pero la solución está en su mano, ya que usted habla con Dios por teléfono le puede pediruna lluvia con detergente. Cómo se le ocurre que voy a molestar a Dios por una lluvia, paraeso está el dinero que en esta comuna sobra. Todo se puede comprar con plata, hasta unasimple lluvia. No faltaba más. Comuníqueme rápido con mis amigos de la Fuerza Aéreapara pedirles que nos bombardeen el cielo con lluvia deshidratada.Y así los vecinos de Las Condes vieron caer la lluvia por metro cuadrado que lesregaló su alcalde, la vieron caer con los ojos húmedos, como un maná para el puebloelegido, y reiteraron su apoyo a la gestión edilicia que en las siguientes elecciones setradujo en la votación más alta de la historia. Pero no fue sólo por eso que lo reeligieroncon honores y retretas de triunfo, también por la organización del tránsito que le pusosemáforos hasta a los coches de guaguas, también por la seguridad antidelictual que lespuso alarmas a las flores de los jardines. Por contar en la comuna con un paco porhabitante, por las misas de matiné, vermut y noche realizadas en colegios, parques ysupermercados para agradecer al altísimo el poder vivir en este cielo de comuna. Lovolvieron a elegir porque sólo los ricos se merecen tener un santo de alcalde, un hombre tanbueno que perfectamente podría ser el próximo Papa, declaró un general que lo conocía deniño. Además por la gran fiesta que preparó para el año nuevo, los miles de fuegosartificiales que encendieron el cielo comunal como una gran noche de gala para la nobleza.Así, la fruncida comuna de Las Condes es una reina rubia que mira por sobre elhombro a otras comunas piojosas de Santiago, la estirada y palo grueso comuna de LasCondes, prima hermana de Providencia y compañera de curso en las monjas con Vitacura yLa Dehesa, marca un alto rating en el firulí del status urbano. Es el ejemplo de un sistemaeconómico que se pasa por el ano la justicia social, es la evidencia vergonzosa de un nuevofeudalismo de castillos, condominios y poblaciones humildes que hierven de faltas ymiserias, de habitantes tristes y habitantes frivolos y cómodos que lucen el esplendor de susperlas cultivadas por el exceso neoliberal.