—Tom si te quedas quieto puedo curarte mejor—pide Lucy con su dulce y exasperada voz.
—Tom ya deja de moverte, la pobre de Lucy no tiene tiempo para perderlo así contigo— le reclama Bill recargado en la puerta de la pequeña habitación.
—Te recuerdo que no estaría así, si tú y los chicos no me hubieran convencido de pelear anoche— dice con la voz molesta y aguantándose el dolor. Su hermano solo rola los ojos y hace como si no hubiera escuchado.
— ¡Los cuatro son iguales de idiotas! —grita exasperada, mientras termina de acomodar la venda en torno a las costillas de Tom —no entiendo a que se debió a que hicieran lo de anoche por dios chicos arriesgarse los cuatro en una pelea clandestina en el bar de Larss.
Los cuatro chicos se miran y ninguno dice nada, Lucy se pone de pie mirándolos a cada uno cada vez más furiosa. Tom corre la mirada hacia la pared, Bill se encoje de hombros, Georg se levanta del sillón y se encamina hacia la pequeña cocina del lugar, mientras Gustav toma entre sus manos la mochila que aun tiene el dinero que ganaron en la pelea.
— ¿Bien estoy esperando que alguno me diga algo? — exclama llena de rabia y los brazos en jarras
—Le debemos dinero a Peter — dice Gustav rompiendo el silencio.
— ¡Están locos, Peter es un matón! y ustedes metiéndose en problemas con él, por el amor de dios —los mira con incredulidad a los cuatro.
—El dinero fue para salvar a Andy —dice Bill mirando hacia la ventana.
—¿De qué les sirvió chicos? —Murmura tristemente— Andreas —Lucy no termina la frase un par de lagrimas corren por su rostro y un sollozo ahogado escapa de su garganta, Georg que está más cerca de ella la encierra en sus brazos y deja un beso en su cabello, Bill toma su mano y la aprieta con cariño
—Creímos que era la mejor forma de salvar a tu hermano y a nuestro amigo.
—Muchas gracias chicos, pero Andy no quería ser salvado—dice separándose de Georg y limpiando el resto de lagrimas que aun corren por su rostro. — Pero si la deuda es por culpa de Andy dejen que yo les ayude a pagarla pero no se expongan de esta forma por favor— pide mirándolos con cariño a cada uno.
—Por supuesto que no, es que tú estás loca Lucy—Tom se sienta con gran dificultad en la cama— esta deuda es nuestra y nosotros la pagaremos.
—Claro logrando que un día de estos te maten en el bar de Larss, en verdad comienzo a dudarlo — dice decidida—si no quieren que les ayude a pagarla por lo menos déjenme ayudarlos a encontrar un trabajo donde puedan conseguir ese dinero sin arriesgarse a que un día de esto uno de ustedes acabe muerto.
Un golpe seco en la puerta de la pequeña casa hace que todos se giren, Gustav camina hacia la ventana y corre un poco la cortina y se fija en el porche esta parada la señora Cecyl, una mujer regordeta de mal carácter y para mala suerte su casera.
— ¡Sé muy bien que están los cuatro! — grita la mujer del otro lado de la puerta.
Georg camina hacia la puerta y exhala antes de abrir la puerta. Mira a los chicos y estos suspiran, Lucy ayuda a Tom a ponerse una camiseta y después toma asiento a su lado. El castaño abre la puerta y la mujer se introduce en el interior de la pequeña casa.
—Hoy es primero — sonríe — estoy esperando el dinero así que más vale que lo tengan.
—señora Cecyl, ¡Buenos días! —Gustav saluda, llamando la atención de la mujer quien no responde a su saludo.
—No quiero niñerías mi dinero o la callen lo saben muy bien.
Los cuatro chicos se miran, tiene dinero pero no para pagar la renta ese dinero es para su deuda con Peter no pueden gastar más de lo que les queda, 30 euros para sobrevivir el resto del mes. Además tiene que comprar comida y algún remedio para calmar el dolor de Tom.
—Lo sabemos señora Cecyl— responde Bill—es solo que no tenemos el dinero.
—Siempre es lo mismo con ustedes— dice molesta—pero esta vez se acabaron las consideraciones tienen menos de una hora para pagar o la calle—dicho eso sale del lugar azotando la puerta.
Los cinco chicos se quedan en silencio meditando que van hacer, pueden tocar parte de los 1000 euros, pero eso significaría que se retrasarían con el pago.
— ¡De donde rayos sacaremos 900 euros para la renta!—exclama, Georg quien por primera vez habla.
—Si tocamos el dinero estamos como al principio y de nada servirá la paliza que me dieron anoche—se queja Tom.
—Bien nos iremos a la calle— dice Gustav
—¡Con un demonio! —Bill golpea la pared — es que esta mujer cobra altísimo la renta por este basurero, siempre nos da prorroga y ahora porque no ha de hacerlo.
— ¡Porque debemos casi dos meses! — Georg se encoje de hombros y Tom se golpea la frente contra el hombro de Lucy
—Tengo algo de dinero, no es mucho pero servirá— Ofrece Lucy mirándolos a cada uno.
—Muchas gracias Lucy pero no podemos aceptarlo. Tú también tienes que pagar tu renta—dice Tom tomando su mano.
—De hecho ya no— dice sonriendo de lado— viviré en la mansión Lefevre.