Capítulo 34

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Las hermanas  se encontraban divirtiéndose en grande en Berlín, aprovechado los días feriados para desaparecer por unos días de Leipzig, en sus pequeñas vacaciones habían recorrido tiendas en la actividad preferida de ambas chicas las compras, se habían marchado solas, dejando a la señora Baizen a cargo de todos los empleados y  Kim había decidido regresar por unos días a Londres, Maggie sabía que regresaría pues como había dicho antes de marcharse, solo iba hacer unos trámites estaba pensando seriamente matricularse en la misma universidad a la que asistía, idea que no le agradaba, aunque claro en áreas completamente diferentes pero el simple hecho de tenerla no solo en casa sino también en la universidad era algo que le revolvía el estomago. Mientras Allie seguía viviendo en su pequeño mundo de color no rosa, tenia ahora una actitud completamente indiferente para con Kim ya no había nada que la molestara y aunque lo hiciera, prefería no darle importancia a los berrinches o comentarios mal intencionados de la otra. Su relación con Tom estaba tranquila ya no se insultaban o cuando lo hacían era en tono de broma, él seguía llevándola a clases, durante ambos trayectos Allie, solía preguntar a cerca de su vida, detalles que para él no parecían tener relevancia pero si para ella, quien a un seguía debatiéndose entre lo que sentía por él y lo que tenía que hacer, pero se conformaba con la amistad que ambos comenzaban a tener.

— ¡Menos mal que hemos venido en tren! —Allie se sienta frente a Maggie

—Casi nos llevamos las tiendas— mira las bolsas esparcidas a ambos lados, lo que provoca las risas de ambas. — muchos de tus vestidos son bastantes sencillo— comenta—por no decir inelegantes.

— ¿Estás criticando mi buen gusto?

—Nunca—se defiende—Allie tienes muy buen gusto es solo que los vestidos son algo ­—mira detalladamente la bolsa donde se encuentran aquellas prendas— sencillos.

— ¿sencillos? — Dice confundida — mis vestidos no son sencillos, son demasiado bonitos como para que los uses tu.

—No lo tomes a mal, es solo que son algo aburridos— intenta componer la situación —tu jamás usarías vestidos que se vean de tan.

—Para ti tal vez sean grises — dice imaginando que esa es la palabra que Maggie estaría buscando — son lindos.

—Sí, pero no para alguien como tu— dice mirando la carta —más bien como para Lucy­— levanta la mirada— ¿son para ella?

—Si– sonríe— y no me sermonees los he comprado con mi dinero.

—No, voy a sermonearte me parece un lindo gesto—sonríe— ¿en verdad te agrada mucho?

—Mucho, se ha convertido en una gran amiga.

—Te he visto hablar con Tom.

—Bueno tu lo pusiste como mi chofer— se defiende—tengo que hablar con él.

—Me refería  a que ya no eres tan cruel con él, ¿comienza agradarte?

—Es un grosero eso no lo niego—Maggie rueda los ojos— pero al menos me cuenta cosas entretenidas en el trayecto de casa al colegio y viceversa.

—Es un buen chico — dice finalmente y Allie asiente.

Había pasado una semana desde las pequeñas vacaciones de ambas hermanas, la casa había vuelto a sus actividades normales, los chicos no habían vuelto a comentar el tema de la pelea, pero Bill seguía firme en la idea de marcharse de Alemania y los chicos pensaban igual, el único que se reservaba su opinión es Tom, es el único que nunca abre la boca cuando los chicos sacan el tema a relucir, incluso Lucy se ilusiona con la idea de comenzar en un lugar nuevo aunque no fuera de Alemania, esa idea no le agradaba. Esa misma tarde Kim regresa de Londres, Allie está molesta por el regreso y para nadie pasa desapercibido su mal humor. Maggie ha pedido que la disculparan.

Tom tiene prohibido por indicaciones de Allie o más bien por exigencia de ella que sea él quien vaya a buscar a Kim, Maggie ha ordenado a Gustav que sea él quien busque a su prima, mientras los demás se ocupan de todos sus deberes, cerca de las siete el coche que ha ido a buscar a la chica, hace su aparición por la entrada principal de la casa, ninguna de las dos chicas, ha bajado a recibir a Kim, Maggie le ha dicho a la señora Baizen que lo hiciera ella, puesto que para ninguna de las dos es grato la presencia impuesta de la chica ahí, por voluntad propia.

—Buenas noches señorita Kim.

—Buenas noches —saluda la chica. —Mi madre, la Condesa Odette viuda de Kaiser — presenta la chica orgullos a su madre.

—Buenas noches— saluda la mujer— ¿usted debe de ser la señora Baizen?

–sí señora.

— ¿Mis sobrinas? —Pregunta — ¿Dónde están?

—En sus habitaciones, ahora mismo pido que las llamen— responde y la mujer asiente—permiso—dice antes de abandonar la sala, dejando ambas mujeres sentadas.

— ¿Y bien que te parece?

—Demasiado para ese par de chiquillas— responde molesta.

—Eso mismo pienso Yo­— responde— Madre y si el abuelo planea dejarles todo para redimir su culpa para con la tía Renata.

—Tranquila mi cielo—la Odette le acaricia la cabellera— yo me encargare de que reciban exactamente lo que se merecen— sonríe—y tu tendrás toda la herencia de tu abuelo para ti solita y un  buen matrimonio—deposita un cariñoso beso en la mejilla de su hija, quien sonríe complacida por las palabras de su madre.

— ¿Con quién planeas casarme? —Pregunta inquieta— no será con algún hombre mayor— la idea le aterra.

—Paciencia amor— responde la mujer— yo jamás te haría eso a ti—se sienta a su lado—te casaras con un Conde y también serás una condesa—sonríe—ahora solo espera aun es muy pronto para que sepas quien es, te lo diré en su momento.

—Solo espero dejar de ser Lady Kimberley Kaiser— dice sonriendo, escuchan los pasos de las chicas por las escaleras, cuando ambas han entrado en la sala sus caras no son para nada de una total alegría.

—Tía Odette—Saluda sorprendida Maggie, puesto que Allie es incapaz de pronunciar palabra alguna por la rabia— ¿Qué haces aquí?

— ¡Pero qué modales Margaret! —Reprende la mujer a la chica ante sus palabras—al menos podrías saludarme como corresponde— Maggie se acerca a la mujer y le da un abrazo bastante frio— Alison—Le llama en tono apremiante— ¿que tu no piensas saludarme?

—Discúlpame Tía, pero  no puedo fingir alegría porque te encuentras aquí–responde haciendo una reverencia ante la mujer– ¿Qué haces aquí?– pregunta en tono borde, dejando al descubierto su total desagrado por la presencia de su prima y su tía en su casa.

—Tú no cambias Alison.

— ¡Es Allie! —dice en tono altanero—no, Alison—detesta que la llamen de ese modo, para ella es como si se estuvieran refiriendo a alguien ajeno a ella y no a la niña que había crecido en Bristol con su hermana, habían comenzado a llamarla por su nombre completo cuando llegaron a Londres, una vez que su padre falleciera, cuando su abuelo las reconoció.

— ¡Allie— responde la mujer— no cambias y el motivo de mi visita es porque tu abuelo me ha pedido que venga a verlas—responde a la pregunta hecha por ambas chicas.

— ¿Cómo se encuentra mi abuelo? — pregunta Maggie

—Bien—responde Odette, dando un sorbo al café, que la señora Baizen acabara de dejar sobre una mesa— les manda sus afectos ambas y espera estar aquí pronto para detallar asuntos de tu boda Allie— dice esperando la reacción de la chica, pero Allie se abstiene de comentarios en lugar de eso, se retira de la sala dejando a su hermana con su Tía y su prima.

That BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora