Capítulo 35

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Allie sale más temprano de lo usual del interior de la casa, Tom la espera como siempre a un lado del coche, abre la puerta trasera para que suba al coche, al parecer a un sigue de mal humor, puesto que no le ha saludado como de costumbre.

—Es bastante temprano para salir de casa—comenta Tom, al ver que Allie está con los ojos cerrados.

—Simplemente no las soporto—murmura aun con los ojos cerrados

— ¿Tan mal es que tu tía este aquí? —pregunta curioso, sin despegar la vista de la carretera

—si—abre los ojos y se acerca al asiento de Tom —será mejor que te cuides, mi tía no se anda por las ramas, cuando de proteger a su pequeña zorra se trata— dice seria Tom traga hondo al escuchar sus las palabras.

—Hace semanas que termine mi relación con ella.

—Como sea —murmura aliviada por sus palabras—pero aun así te advierto, si mi tía te ve cerca de ella, no vas a salir bien librado—retoma su posición en el asiento y ninguno de los dos vuelve a decir palabra alguna.

— ¿Dónde está Alison? —pregunta Odette a una de las chicas del servicio, que se encuentra poniendo la mesa para el desayuno.

—Allie se fue temprano—responde Maggie quien en ese momento entra al comedor revisando unas cartas.

— ¿Se salto el desayuno? —Comenta de mal humor—tú hermana en verdad que no tiene modales.

—Tía—sonríe—tú eres la menos indicada para hablar de modales—espeta—mira que auto invitarte a venir a nuestra casa, no habla precisamente de tus buenos modales—da un sorbo a su taza de café, la mujer la mira con rabia. Kim también hace su aparición y el desayuno transcurren en un silencio sepulcral de no sé por el ruido provocado por los cubiertos— Bueno si me disculpas Tía tengo una clase en la universidad, así que cualquier cosa que necesites se lo pides a la señora Baizen—se despide la chica dejando ambas mujeres en el lugar.

— ¿No se supone que tendrías que estar en clases  en este preciso momento? —cuestiona Tom, caminando tras Allie

—Sí, pero no estoy de humor para las clases—responde sentándose bajo la sombra de un enorme árbol, frente a ellos esta un pequeño estanque, con algunos patos en el, Tom se sienta a su lado y deja entre medio de ellos, la bolsa con el desayuno que consiguieran en una cafetería cerca del lugar. — ¿y que tiene este lugar de especial? —pregunta mientras revuelve en el interior de la bolsa para sacar el baguette que comprara para ella

—Pues a mí me gusta— responde Tom y ella simplemente lo mira esperando mas respuestas—cuando era niño mi madre solía traernos a este mismo lugar— se encoge de hombros—supongo que me hace recordarla—sonríe triste.

—Perdón no quería que tuvieras un mal recuerdo— Tom sonríe —supongo que al igual que para mi, para ti también debe ser difícil hablar de tu mamá cuando ella ya no está.

—Mi madre, no está muerta Allie—responde al entender las palabras de la chica y porque se disculpaba— ella se fue cuando Bill y Yo teníamos ocho años.

— ¡Los abandono! —Exclama sorprendida— ¿Qué clase de madre hace eso?

— ¡La mía! —responde con rencor— nos dejo con mi padre y el pobre imbécil no hacia otra cosa mas que emborracharse y maldecirnos— observa fijamente el estanque mientras sus manos arrancan trozos de hierva a su lado—cuando estaba borracho nos daba palizas a Bill y a mi y cuando estaba sobrio nos decía que por culpa nuestra, mi madre se había marchado—sus manos se cierran en puño sobre la hierba al recordar parte de su infancia—cuando murió fue lo mejor que nos paso—observa el rostro pálido de Allie al escuchar sus palabras—después las cosas mejoraron—sonríe—fuimos a vivir con mi abuela, no teníamos mucho dinero, pero alcanzo lo bastante como para que mi hermano y yo estudiáramos, por desgracia mi abuela enfermo cuando Bill y Yo cursábamos el primer año de universidad, así que tuvimos que dejar la escuela y buscar un trabajo para pagar el hospital y las medicinas.

— ¿Tu abuela? —pregunta temerosa de la respuesta de Tom

—Murió—baja la cabeza, justo en el momento que una lagrima rueda por su mejilla— después intentamos retomar la escuela, pero no pudimos tuvimos que ayudar a un amigo que también murió y ahora pagamos la deuda que dejó.

—Tom, en verdad lamento mucho lo de abuela— le toma de la mano y entrelazan sus dedos—supongo que…— se calla por no saber que mas decir.

—Así es la vida Allie—acarician su mano— no todos tenemos la suerte que tú tienes de nacer en cuna de oro—responde mientras le da un sorbo al café.

— ¿Cuna de oro? —pregunta con sarcasmo—mi padre era un maestro de arte en una escuela para niños,  y por las tardes trabajaba en una galería, para poder mantenernos  a mi madre, mi hermana y a mí, nací en un barrio de clase media de Bristol—sonríe—mi madre se quedaba en casa a cuidarnos mientras mi padre trabajaba, mi vida no era esto que ves ahora, en aquellos años jamás me hubiera imaginado que mi vida cambiara de tal forma— hace una mueca—mi padre murió en un accidente cuando yo era una niña  y mi madre jamás se pudo recuperar de la perdida de mi padre.

—Yo creí que tú— murmura

—Tu creíste, que yo nací siendo una niña rica—ríe— pero no, mi abuelo nos acogió, al enterarse de la precaria situación  en la que nos encontrábamos, perdono a mi madre por haber sido feliz con mi padre, irónico ¿no? y nos dio todo lo que tenemos ahora, una maldita vida llena de lujos, vacía y frívola, la misma vida de la que mi madre huyo, esta misma vida que ella no quería para nosotras.

That BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora