Cap.18

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-¿Novios?-Preguntó Caperucita extrañada- No cariño, Kendall y yo no somos novios.-Le sonrió a la pequeña y no pudo evitar soltar una risita.-Somos amigos, de toda la vida.

-Pues parecéis novios...-Dijo vergonzosa y Caperucita me miró tiernamente. Negué con la cabeza riendo mientras me agachaba para estar a la altura de Mel.-¿No le quieres?-Le preguntó a la pelirroja. Yo sólo esperé su respuesta.

-Yo... Ahm...-¿Qué iba a responder?-Claro que le quiero, sólo que no somos novios.-Reí en mi interior. Caperucita estaba pasando vergüenza en estos instantes.-¿Y si te preparo un zumo, Mel?-Cambió de tema y la pequeña asintió. Me senté en el sofá y ella se sentó a mi lado,

-Kendall...-Susurró y volví a verla- ¿Te gusta esa chica, verdad?-Suspiré. No podía mentirle a mi prima, pero tampoco quería que se enterara.

-Sí, Mel.-Accedí y ella se sonrojó.-Pero hay que mantenerlo en secreto... ¿Lo sabes, no?-Asintió- Si tú lo dijeras a alguien, todas mis fans se revolucionarían y... bueno, sería el fin de mi carrera de cantante.-Besé su mejilla- Prométeme que no lo dirás, ¿Sí?

-Lo prometo.-Levantó su dedo meñique y junto al mío lo estrechamos, creando así una promesa bastante difícil de romper.

 -Qué, ya bastará de cuchicheos por ahí, ¿No?-Dijo Caperucita riendo mientras nos interrumpía- Necesito dormir a los bebés, tienen que hacer la siesta.-Asentí y cogí de la mano a Mel para que ella también probara a menear la cuna hasta que los gemelos cerraran los ojos.-Listo.-Dijo ahora refiriéndose a Andy- Vaya, qué rápido se duermen los niños.-Sonreí y volví a ver a Evelyn, la cual también dormía plácidamente.

...

-¿Y papá?-Preguntó Mel con lágrimas en sus ojos. 

En realidad, me había dicho su padre que no volvería hasta mañana, así que Mel tendría que dormir en nuestra casa. Pero era lo que peor se le daba, en realidad, detestaba dormirse. Nunca fue buena dormidora.

-Mel... acércate, pequeña.-Le dije dulcemente y caminó unos cuantos pasos hasta llegar a mí- Tu papá me dijo que no volvería hasta mañana, pero no te lo pude decir antes porque sabía que querrías irte con él.

-¿No volverá hasta mañana?-Noté su temblor en su voz. Negué con la cabeza.- ¿P-Por qué?

-Tiene mucho trabajo...-Suspiré- Para que tu lo entiendas, tiene muchos deberes y si no los termina para mañana lo va a castigar.-Me inventé una excusa. En realidad no sabía por qué esta noche no volvería a por su hija.-Anda, ponte el pijama y te acostaré al cuarto de invitados, ¿De acuerdo?-Le dije sonriente.

-No.-Se negó con un tono de voz duro.-Tengo miedo, Kendall... ¿Puedo dormir contigo?-Preguntó ahora atrapando a un conejito de peluche en sus manos.- Por favor...- ¿Cómo le podría decir que no?

-Está bien.-Sonrió y saltó escalón por escalón hasta llegar a la segunda planta, donde pude oír un "Wiiii" proveniente de ella.

...

-Buenos días.-Bostecé mientras desordenaba el cabello de mi prima, la cual estaba sentada en el sofá. Me di media vuelta y ahí estaban ellos, desayunando tan tranquilos, como si mi presencia que apenas me habían visto en los últimos días, no importara.

-¡Buenos días, Kendall!-Exclamó ella feliz. Había estado toda la noche dándome patadas, por lo que no pude dormir con facilidad. Pero bueno, era una simple niña de cuatro años de edad.-Mira, Kevin y Kenneth me ayudaron a prepararme el desayuno.

-¿De verdad?-Dije con sarcasmo refiriéndome a mis hermanos.-Genial...-El mismo sarcasmo de antes. Saqué tarta de la nevera y cogí plato y cuchara, comencé a comer.Ellos ni siquiera me habían saludado.

-No nos dijiste que estaba Mel ayer.-Una voz fría, nació de la boca de Kevin. ¿Por qué me trataba así?- Eres un imbécil, ¿Lo sabías?

-Menos que tú, idiota.-Se la devolví. Le susurré a la pequeña que fuera a cambiarse de ropa para que no oyera nuestra conversación. Conociéndolos, probablemente habría demasidados tacos para Mel.-¿Por qué me odíais tanto?-Los dos exclataron en carcajadas.

-Tal vez algún día te lo digamos.-Respondió Kenneth sin parar de reír.- No es culpa tuya haber nacido de nuestra madre, sinceramente...-Ambos ríeron.

En realidad, era verdad. Yo no tenía ninguna culpa de haber nacido de mi madre, por lo que no tenían razones para odiarme, yo no elegí nada, y aunque sea muy feliz con mi família, no tienen derecho a tratarme así.

No es fácil ser famoso (Kendall Schmidt & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora